A día de hoy el hecho de no entrar en la Universidad no es realmente algo que deba preocupar. Hay otros métodos formativos para lograr alcanzar tus objetivos profesionales. Sobre todo, hay que tener en cuenta que las empresas ya no buscan perfiles en base a los títulos, sino que buscan personas válidas que sepan desempeñar el trabajo al que están postulando y que cuenten con una serie de competencias blandas que hagan que esa persona esté realmente preparada para trabajar en una empresa desarrollando proyectos y trabajando en equipo.
Gracias al avance de la sociedad a nivel tecnológico y educativo hoy tenemos a nuestro alcance diversos canales mediante los cuales convertirnos en esas personas válidas y poder desarrollarnos profesionalmente en el ámbito que nos interesa.
Personajes de éxito como Steve Jobs o Bill Gates abandonaron sus estudios superiores y aún así lograron convertirse en profesionales reconocidos. Por otro lado, pensando en las empresas del sector tecnológico, nos encontramos con Google que, a día de hoy, ya no valida las cualidades y conocimientos de sus candidatos o candidatas en base a sus expedientes académicos.
Sabiendo esto, lo normal es plantearse: entonces, ¿qué hago para evolucionar profesionalmente si no voy a la universidad?
Pues, si bien es cierto que existen diferentes fórmulas para conseguirlo, hay una que destaca entre todas las demás y que ahora está de moda: los bootcamps.
La metodología de aprendizaje por la que se rigen los bootcamps es muy exigente, intensiva y eminentemente práctica. El truco de la formación en formato bootcamp es la concentración máxima de esfuerzos durante una media de tres-cuatro meses pudiendo, de esta forma, convertirte un o una profesional del sector en menos de medio año. Probablemente no seas el mayor experto o experta en la materia, pero sí tendrás las herramientas para comenzar a trabajar en una empresa como junior. Hay que tener en cuenta que un estudiante recién graduado tampoco es un experto, por lo que la barrera de la experiencia laboral hay que saltarla en ambos casos.
Además de la reducción considerable de tiempo invertido en formarte (4 años en la universidad frente a los 4 meses en el bootcamp), estudiar un bootcamp tiene más beneficios. Por ejemplo, como estudiante, te ves expuesto a una toma de decisiones constante, lo que permite desarrollar habilidades como la autonomía, la confianza y la responsabilidad. Como consecuencia, cada logro profesional que consigas habrá dependido prácticamente al 100% de ti.
En la actualidad existen diversas escuelas tecnológicas que ofrecen este tipo de formación tanto en formato presencial como en remoto. Cada formato tiene unas ventajas particulares dependiendo de lo que cada persona está buscando. La formación presencial da la sensación de estar más enriquecida por el contacto directo con el profesor y las compañeras y los compañeros de clase. Se crean lazos y contactos de forma más directa. Por otro lado, los bootcamps en remoto ofrecen la posibilidad de aprender a trabajar en remoto y formar parte de ese sector de la sociedad que hace del smart working su estilo de vida. Una vez que te acostumbras a trabajar y a relacionarte de esta manera descubres que hay muy pocas barreras. Puedes tener todo lo que quieras a tu alcance, solo tienes que ir a buscarlo.
Tanto si estudias un bootcamp en presencial como si lo haces en remoto, hay que ser consciente de que el esfuerzo y aporte personal es imprescindible para alcanzar metas.
Al tratarse de formaciones que duran relativamente poco, las escuelas suelen ofrecer más de un bootcamp al año y, por lo tanto, hay más de una fecha para poder matricularse y comenzar a prepararse para el futuro.
En Galicia, la escuela tecnológica pionera en este tipo de formación es HACK A BOSS. Centra sus bootcamps en formar a la próxima generación de programadores Full Stack tanto en formato presencial como en remoto. Gracias al contenido del programa y a los lazos que la escuela mantiene con el tejido empresarial tecnológico gallego y nacional se ha convertido en un trampolín para que sus estudiantes tengan más oportunidades de acceder al mundo laboral una vez finalizada su formación pudiendo presentar sus proyectos ante estas empresas en el Recruiting Day.
También, gracias a ese contacto con el tejido empresarial que mencionaba, la escuela recibe feedback periódicamente sobre las necesidades y características de los puestos que demandan. Y se puede ver una analogía bastante clara del ritmo de trabajo y la exigencia entre un bootcamp y trabajar en una empresa tecnológica.
Estamos viviendo la era del cambio. Cada día surgen nuevas tecnologías o las que ya existen presentan mejoras que requieren formación y adaptación constante por parte de los programadores para atender a las necesidades del mercado. Es un sector que avanza con mucha rapidez y los bootcamps son el primer contacto con ese ritmo, a veces, frenético, pero muchas veces necesario para lograr objetivos.
Esto reporta una serie de beneficios como aprender a trabajar bajo presión con resultados muy buenos, solucionar problemas con mayor rapidez, prestar más atención al detalle o aprender a decidir con qué herramienta trabajar para ser más eficiente y eficaz a la hora de desarrollar software.
Parece un recorrido bastante intenso, pero más que eso es reconfortante saber que puedes dedicarte a lo que te gusta invirtiendo el mínimo tiempo posible y alcanzar tus metas profesionales y personales. El tiempo nunca espera y nuestro momento siempre es ahora.
Verónica Rey Souto | Marketing and communication WARRIOR at HACK A BOSS | https://www.linkedin.com/in/veronica-rey-souto/