A los pocos días de empezar el curso escolar saltaba la noticia: un grupo de menores de distintos colegios de Extremadura había cogido fotos de sus compañeras y habían utilizado una herramienta de inteligencia artificial para desnudarlas falsamente, difundiéndolas posteriormente por WhatsApp. El caso ha vuelto a poner el foco en el ciberacoso y los retos que conlleva el uso de estas tecnologías entre la gente joven. En Galicia está prohibido el uso de móviles en los centros pero los problemas relacionados con estos dispositivos son "frecuentes" y se dan en "edades tempranas".
Los conflictos derivados del uso de móviles entre menores no son nuevos y los casos de acoso más o menos mediáticos se han ido sucediendo a lo largo de los últimos 10 años. En 2013 un grupo de chicas jóvenes de A Coruña a las que se bautizó como "Palexqueras" sufrió el escrutinio de toda la ciudad después de que se difundieran imágenes de ellas desnudas. Este caso, al igual que el destapado en Extremadura, tuvo además un claro trasfondo machista.
Galicia es una de las pocas comunidades, junto a Madrid y Castilla-La Mancha, que veta el uso de móviles en las aulas. La Xunta aprobó en el año 2015 el decreto que desarrollaba la aplicación de la Lei de Convivencia e Participación da Comunidade Educativa, mediante el que se prohibía al alumnado usar estos dispositivos. Sin embargo, el texto daba cierto margen a los colegios e institutos y detallaba que cada uno podría establecer sus propias reglas, pudiendo permitir su uso "como ferramenta pedagóxica".
Pese a la norma, lo cierto es que los casos traspasan a menudo las fronteras físicas del aula, ya que las conversaciones y conflictos se dan en línea, a través de aplicaciones de mensajería y redes sociales, lo que dificulta a menudo su rastreo en el propio centro. Por su parte, aunque las propias redes sociales especifican una edad mínima para ingresar en ellas, que oscila entre los 14 y los 16 años dependiendo de la plataforma, muchos niños y niñas acceden a ellas antes.
"Todo el conflicto sucedió en WhatsApp"
Uno de los centros que regula estrictamente le uso de móviles es el IES Rafael Dieste de A Coruña, donde está prohibido el uso de estos aparatos durante todo el periodo lectivo, incluyendo el recreo. Mateo Torres, director de la institución, detalla que esa medida "ha aumentado la interacción del alumnado durante los descansos" y celebra que, aunque aún sean pocos, "cada vez hay más niños que no tienen móvil en 1º y 2º de ESO".
A pesar de ello, los teléfonos móviles han estado detrás de distintos problemas que se han vivido en el centro, algunos de ellos graves. "Hemos tenido faltas leves y problemas de convivencia en los que ha tenido que intervenir el equipo de mediación", detalla. Uno de ellos fue, por ejemplo, el caso de unas amigas que al llegar a secundaria se separaron, y "todo el conflicto sucedió en WhatsApp".
Además se han vivido casos graves de acoso a través del móvil. Uno de ellos fue el de una alumna que interactuó con otra compañera haciéndose pasar por alguien que no era durante una larga temporada. El otro terminó con la intervención de la Policía después de que un alumno recibiera insultos y amenazas por esta vía. Estos casos derivaron en la apertura de expedientes disciplinarios y uno de ellos con el cambio de centro de la persona que inició y sostuvo el acoso.
"Cada vez se da en mayor medida"
En el Colegio Liceo la Paz de A Coruña el uso de los teléfonos móviles durante la actividad lectiva también está "totalmente prohibido", ya que consideran que "cuanto más tarde tengan móvil y manejen redes sociales, mejor". A este respecto, señalan como ejemplo otros países donde se está regresando al libro de texto "por el peligro que conlleva el mal uso de las nuevas tecnologías".
En este centro se han registrado asimismo casos de acoso o bullying entre compañeros a través de redes sociales, y aseguran que se trata un problema que "cada vez es más frecuente", y que se da "en mayor medida y en edades más tempranas".
Por ello, señalan la importancia de seguir trabajando más "en la educación, en la formación y en la prevención, como en todo".
Desde el Liceo la Paz recuerdan asimismo que los móviles acarrean otros problemas, especialmente al aumentar su uso en edades tempranas, como "la disminución de la capacidad de comprensión lectora, la concentración y la capacidad de atención" que "suponen unas terribles consecuencias en las funciones ejecutivas de los niños para planificar, secuenciar, priorizar, organizarse…", algo que afecta "no sólo a la parte curricular, sino a la vida en general".
La familia debe "supervisar"
Una de las dificultades para abordar estos casos es precisamente que todo sucede online, y aunque los conflictos se produzcan entre compañeros de aula, el acoso se da y continúa fuera de las instalaciones. El director del IES Rafael Dieste detalla que esa es una de las razones de que estos conflictos sean a veces difíciles de detectar hasta que pasan a mayores.
En ese sentido que cree existe "una percepción equivocada de que la convivencia es una cuestión que compete al profesorado exclusivamente" cuando, recuerda, "compete a toda la comunidad educativa, incluyendo al personal del centro, pero también a madres y padres".
Por ello, además de realizar actividades formativas sobre internet y redes sociales, insisten a las familias en la necesidad de que estén a alerta y revisen el móvil de los menores, ya que lo más probable es que borren los mensajes, lo que dificulta aún más el rastreo de los casos cuando se dan. "Tienen que estar muy encima, supervisando, y es importante que si ven algo hagan capturas de pantalla", alerta.
Por su parte, desde el Liceo la Paz trabajan con el Plan de Acción Tutorial de ESO, que han ampliado a 5º y 6º de Primaria, donde se llevan acabo formaciones preventivas. Este trabajo se complementa con las acciones llevadas a cabo por agentes externos, como el Plan Director de la Policía Nacional o cursos de Cruz Roja Juventud, entre otros.
Además, desde este centro también subrayan la importancia de que las familias formen parte activa de la prevención. "Trasladamos a las familias de nuestros alumnos y alumnas la importancia de que se traten estos temas en casa", relatan.
Finalmente, la Confederación de Anpas galegas consideran que la vía de la prohibición "nunca funciona" y plantean la necesidad de encontrar alternativas para integrar el uso de estas tecnologías en el aula atajando los casos de mal uso.