Si segundo de Bachillerato y la ABAU son momentos estresantes, tener que escoger carrera nada más acabar los exámenes lo hace todavía más complicado. Y es que una de las decisiones más difíciles para cualquier estudiante es la de elegir qué quiere estudiar y a qué quiere dedicarse "los próximos 45 años".
Aunque esa concepción de que lo que escojas marcará tu vida ha ido cambiando con los años, lo cierto es que el miedo a equivocarse y la presión de no saber si te gustará lo que vas a estudiar siguen muy presentes. Alex Pan, Sara Santalices, Raúl Barrial, Noelia Gallego y Sofía Jiménez, que ya lo han vivido, lo saben.
Alex o Raúl, ambos estudiantes de Medicina, sienten que estudian algo que les gusta. Noelia y Sofía, en cambio, han tenido que enamorarse de sus carreras (Doble Grado en Periodismo y Audiovisuales y Matemáticas) con el tiempo. Otras, como Sara, estudiante de Filología Hispánica, reconocen no estar nada contentas con su elección.
Pese a que ni lo que se encontraron en la carrera, ni tampoco en la universidad les sorprendieron, todos agradecerían haber tenido más información para tomar la decisión y para enfrentarse luego a ella.
Por ello, los cinco han querido contarnos su experiencia con el objetivo de que los actuales estudiantes de segundo de Bachillerato no se sientan solos y de que desde los centros escolares los escuchen y sigan trabajando en su servicio de orientación.
La escasa orientación en los institutos
Sofía estaba entre Ingeniería Informática y Matemáticas cuando llegó su momento de escoger carrera. Para ella, fue complicado, pues desde su colegio nadie la ayudó demasiado: "Me dieron una hoja con las ponderaciones y otra con la lista de carreras que hay en Galicia. Varias veces intenté hablar con la orientadora, sentía que me esquivaba por los pasillos. Por suerte, mi madre trabajaba con una compañera que era ingeniera informática y mi padre con un compañero que era matemático, por lo que pude preguntarles todas mis dudas".
Sin embargo, no todos tuvieron la misma suerte… Noelia explica que internet se convirtió en su mayor y única aliado: "Durante semanas non desapareceu do meu historial de búsquedas ‘dobre grao Xornalismo e Comunicación Audiovisual Santiago de Compostela programa’. Non coñecía a ninguén que estudara a carreira".
Igual que Sara, que se volvió toda una experta en planes de estudio: "Mis herramientas fueron meterme en internet y descargarme los listado de grados que ofrecían las universidades, coger las que me interesaban y entrar en las páginas para consultar la información sobre esas carreras".
El reto de escoger con 18 años
Alex, está contento con su carrera, aunque asegura que no todos sus compañeros lo están. "Creo que los 18 años son muy pronto para escoger, sobre todo si no lo tienes claro", explica el joven, que añade: "Siento que ahora podría haber escogido. Vivir con personas que estudian otras carreras te hace conocerlas mejor. En los planes de estudio lo pintan todo muy bonito, pero así ves la realidad".
"Escoger con 18 es prontísimo. Yo ahora echo la vista atrás y me doy cuenta de que ni el proceso que llevé a cabo, ni lo que pensaba entonces de la vida se corresponde lo más mínimo con lo que haría y pienso ahora", argumenta Sara.
Raúl, en cambio, echa la culpa a la orientación y no a la edad: "El problema no radica en cuándo escoger, sino en las herramientas para hacerlo. Si todo el mundo tuviera acceso a los orientadores escolares, que en muchos casos son una figura prácticamente irrelevante en los centros, gran parte de los problemas estarían solucionados".
Y Sofía, se pregunta cuál es la alternativa: "Yo creo que es muy pronto, pero ¿qué hacemos? ¿Meter más años de estudios generales por el medio? ¿Fomentar el año sabático como en otros países? Aún con 20 sigue siendo difícil. Yo ahora tendría más herramientas para escoger, pero porque ya he escogido y he pasado por la universidad. Escoger con 18 años también te hace crecer”.
El miedo a equivocarse
A la presión de tener que determinar tus gustos y aspiraciones tan pronto se une otra presión todavía mayor: la del miedo a equivocarse. "Por suposto que tiven medo de equivocarme. Con 18, pensei que esa decisión me marcaría de por vida. A medida que pasou o tempo, comprendín que a miña formación non tiña por que rematar con esta carreira", cuenta Noelia.
"Tuve miedo a equivocarme, y de hecho lo sigo teniendo. Me da miedo que llegue un momento en el que no me guste lo que estudio, porque no sé qué haría. No me veo trabajando de otra cosa", añade Alex.
Y es que todos los estudiantes reconocen haber tenido miedo alguna vez a no ver cumplidas sus expectativas o las de sus familias, que desean que sus hijos, sobrinos o nietos se gradúen y acaben encontrando un trabajo que los haga felices.
El error se repite
Tras experimentar la etapa universitaria, todos sienten que ahora tendrían muchas más herramientas para enfrentarse a esa decisión. Sin embargo, no piensan lo mismo de lo que les espera al acabar el grado. Para ellos, el error se repite, pues aseguran que en la universidad tampoco están recibiendo orientación.
"No recibo la más mínima información sobre el futuro en la universidad, nada que yo me haya enterado", cuenta Sara. "Vou usar as materias optativas para encamiñarme cara ós ámbitos que me interesan, pero é unha decisión que lle deixo á Noe do futuro", comenta Noelia.
Alex y Raúl sí ven su futuro encaminado, aunque "por ser medicina una carrera donde no hay muchas salidas distintas". "La verdad que el camino de la mayoría de los médicos está bastante dirigido y, aunque puedes optar por otros caminos como la investigación o hacer una tesis, la mayoría lo que vamos a hacer es el famoso examen MIR", explica Raúl.
Dirigidos o no, lo cierto es que tomar decisiones nunca es fácil, por lo que estos cinco estudiantes de la USC quieren que sus compañeros disfruten de otras facilidades.