El verano es la época ideal para consumir gran variedad de frutas, ya que además de ser saciantes, refrescantes y saludables, nos encontramos en plena temporada de muchos ejemplares que no pueden disfrutarse en otros momentos del año. Es el caso de la sandía o el melón, que son ya un icono de la llegada del calor y del sol. Sin embargo, a finales de verano y a principios de otoño hay otros frutos que triunfan en nuestros desayunos, meriendas, comidas y cenas: las frutas del bosque.

Bajo el paraguas de “frutas del bosque” coexisten una grandísima variedad de bayas y frutos que se caracterizan por compartir una serie de características únicas: una piel frágil, tamaño reducido, colores vivos y, en la gran mayoría de ocasiones, sin hueso. Existen numerosos ejemplares en todo el mundo, con diferencia entre especies silvestres y domésticas. Desde arándanos, moras, frambuesas, fresas hasta algunos tipos de uvas, cerezas o grosellas. Toda una combinación de colores, sabores y texturas que convierten a las frutas del bosque en un alimento imprescindible a lo largo de agosto y septiembre. Entre ellas, existe una fruta que se cuela en desayunos, postres, entrantes, comidas y cenas: los arándanos. ¿Por qué tienen tanto éxito estas pequeñas bayas azules?

Una fruta exclusiva que hace la mudanza

Como la gran mayoría de frutos y bayas silvestres, los arándanos cuentan con un origen un tanto confuso. Al tratarse de un fruto de un arbusto, estamos ante una planta que crece espontáneamente en numerosos lugares alrededor del mundo. Se cree que su origen (y el de todas sus variedades, casi una treintena) se sitúa en Europa, el Cáucaso, el norte de África y Asia. Sin embargo, su producción actual la domina Estados Unidos, que exporta casi el 90% de los arándanos consumidos en el mundo.

A diferencia del arándano europeo, los arándanos norteamericanos suelen tener un tamaño más grande(Foto: Unplash)

Aunque en EE.UU gran parte de su producción se corresponden a los arándanos rojos (cranberries), en España solemos consumir los denominados arándanos azules (blueberries), por el simple hecho de que estos son los que mejor se adaptan a nuestras condiciones climatológicas (y son de un menor tamaño que sus parientes norteamericanos).

La historia detrás de estas pequeñas bayas azules (en su versión más exitosa) es bastante curiosa. Hasta hace unos años, se trataban de unas frutas muy exclusivas, ya que su precio era considerablemente alto (en parte, por culpa del precio de importación). Sin embargo, su éxito ha provocado que su cultivo se extienda a España, especialmente en lugares que ya se dedicaban al cultivo de frutos rojos como la fresa, las frambuesas o las cerezas. Tan buena ha sido su implementación en los cultivos españoles, que la facturación de las conocidas como berries ha aumentado de manera escandalosa, casi un 300%, según el Ministerio de Agricultura.

El grupo conocido como “berries” (es decir, fresas, moras, frambuesas y arándanos, entre otros) ha aumentado su facturación en un 300% en los últimos años, según el Ministerio de Agricultura(Foto: Unplash)

Aunque el máximo productor de arándanos en España es Huelva, en el norte del país han comenzando a expandirse varios productores de este fruto, especialmente en Asturias, Cantabria y Galicia; llegando a producir unas 53.000 toneladas en toda España durante el año 2019.

El arándano, una nueva potencia para Galicia

Una de las grandes ventajas del cultivo del arándano en el norte del país es que se trata de una forma natural de alargar su temporada de consumo. Aunque suele comenzar en julio, gracias a las condiciones climatológicas de la zona norte, los arándanos se pueden extender hasta mediados de otoño sin ningún problema. Estamos, por lo tanto, en la mejor época para comer arándanos, ya que serán más próximos y económicos que los arándanos que compremos en invierno, que tendrán que ser de importación (de países como Perú o Chile) y por lo tanto, más caros.

En los últimos años, la producción de arándanos ha llegado a ocupar unas 120 hectáreas de cultivo en Galicia(Foto: Unplash)

Las condiciones climatológicas de Galicia o Asturias son ideales para variedades concretas, como los arándanos Duke, Ozarkblue, Aurora o Misty, entre otros, ya que se adaptan mejor a un mayor número de horas de frío. El uso de estas variedades hace que los arándanos gallegos sean de los pocos que se producen en Europa durante septiembre y octubre. Grandes empresas como Horticina en Ferrol o Superexport en Lugo; y gran cantidad de pequeños productores ecológicos, como Ananosberries, Arándanos Melide o Biofruit Galicia llevan ya un par de años trabajando con el arándano, llegando a ocupar unas 120 hectáreas plantadas por toda Galicia. De hecho, varias empresas ya están en búsqueda de nuevos temporeros para la recolección de este año.

Cómo comprarlos, conservarlos y aprovecharlos

Los arándanos, como todas las frutas del bosque, tienen fama de ser bastante perecederos, por lo que es ideal conocer las maneras más efectivas a la hora de mantenerlos en casa antes de que caigamos en la tentación de comerlos. A la hora de comprarlos, es habitual encontrarlos en bandejas de plástico que van desde los 120 hasta los 500 gramos, aunque hay quien intenta escapar al criticable uso del plástico con envases más sostenibles, como bandejas de cartón.

Al tratarse de un producto considerablemente caro (unos 20 euros el kilo), lo ideal es elegir bien a la hora de hacer la compra. Debemos buscar unos arándanos lisos y con la piel tersa, que no presenten ni arrugas ni cortes. Podemos mover la bandeja y comprobar que no pierde líquido (lo que indicaría que hay algún arándano pasado o abierto). Si los hemos comprado frescos, los arándanos podrán aguantar considerablemente bien durante una semana si los mantenemos refrigerados y sin lavar (como muchas otras frutas de temporada, los arándanos tienen la piel muy fina, por lo que lavarlos y no consumirlos puede hacer que se abran y se echen a perder).

A la hora de aprovechar los arándanos en la cocina no debemos cortarnos ni un pelo a la hora de innovar. Comerlos frescos y recién lavados es una delicia, pero tienen mucha versatilidad dentro de la cocina. Al ser tan pequeños pueden ser un añadido ideal, rápido y sano a cualquier yogur, bol de cereales o tostada (en forma de mermelada son otra genialidad). También funcionan increíblemente bien en batidos, zumos o smoothies (congelarlos es otra manera de conservarlos, y si los trituramos tendremos una deliciosa pasta para bowls de desayuno o postres más elaborados). 

Los arándanos tienen una gran versatilidad en la cocina: desde los dulces con tartas, yogures y batidos hasta lo salado, acompañando a quesos o formando salsas para carnes(Foto: Unplash)

Y ahí no acaba la cosa: si nos ponemos cocinillas, podemos incluir arándanos en pasteles, tartas, magdalenas, tortitas, crepes (o filloas), helados… Las combinaciones en dulce son ilimitadas, pero en salado tampoco nos quedamos cortos. El arándano combina con quesos cremosos al horno (probadlo con un buen San Simón y os sorprenderéis); y también marida muy bien con carnes, especialmente para crear salsas sirven para potenciar acompañantes, como verduras.

Minibombas de salud

Además de estar buenísimos, los arándanos son una buenísima elección de picoteo. A pesar de su tamaño, son frutas muy saciantes, y tienen un bajísimo contenido calórico. Contienen grandes cantidades de fibra y agua, por lo que también son una opción refrescante e hidratante. 

Como todas las frutas, aporta una gran cantidad de minerales y vitaminas, pero el arándano destaca sobre todo por su aportación de vitaminas antioxidantes. Por lo tanto, los arándanos pueden ser muy útiles a la hora de luchar contra el envejecimiento celular. Ayudan a prevenir enfermedades degenerativas y reducen la presión arterial. Por si fuera poco, se ha demostrado su capacidad para ayudar a mantener la agudeza mental y así reducir la pérdida de memoria, según un estudio publicado en Annals of Neurology, la revista de la Asociación Neurológica Estadounidense. Una razón más  para no “olvidarnos” de estas pequeñas frutas azules la próxima vez que vayamos a la compra.