Al igual que muchas frutas y verduras, como los tomates o las manzanas, las peras son un alimento que ha echado raíces (nunca mejor dicho) en toda cultura que ha sabido cultivarla. En el caso de la sociedad gallega, las peras han dado lugar a numerosas recetas, remedios naturales y, sobre todo, una serie de variedades autóctonas que numerosas personas intentan defender y comercializar.

El origen de una fruta que es la pera (literalmente)

A diferencia de otros cultivos cuyo origen se sitúa exclusivamente en Asia, el cultivo y consumo de la pera se lleva realizando desde épocas muy remotas tanto en Asia como en Europa, principalmente en el sudeste, en pleno contacto con el Mediterráneo.

Serían, eso sí, los griegos y los romanos lo que desarrollarían la creación de diferentes variedades a través de injertos, difundiendo y perfeccionando las técnicas de cultivo por toda Europa. La pera, muy apreciada por las culturas antiguas, se menciona en numerosas ocasiones en textos como los del filósofo griego Teofrasto y en las indicaciones de cultivo de los romanos Caton y Plinio. En aquella época el cultivo de la pera se diversificó tanto que ya existían más de 40 variedades diferentes.

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Desde Europa la pera llegó a la costa americana, que no tuvo problemas en convertir a la pera en una de sus frutas más cultivadas. En la actualidad, China es el mayor productor de peras del mundo con más de dieciséis millones de toneladas al año. Otros países le siguen con cantidades mucho más modestas, como es el caso de Estados Unidos, Italia y Argentina. En el caso de España, se mantiene en el top 10 de productores de esta fruta con más de 330 mil toneladas de peras anuales. 

La mayor producción se concentra en Lleida, La Rioja y Zaragoza, que ocupan más del 60% de la producción española. Sin embargo, comunidades como Galicia, que cuenta con una producción mucho menor, cuentan con una de las mayores variedades de especies autóctonas.

Las peras gallegas, un producto por descubrir

A comienzos de verano, con los primeros latigazos del sol de junio, los perales gallegos ya comienzan a dar sus frutos (algo que se hace notar con la espectacular variación en la exportación nacional de esta fruta, que alcanza sus picos en julio, agosto y septiembre). De hecho, dentro de las peras gallegas, las primeras en aparecer son las peras magallón o de San Juan, ya suelen aparecer en torno a la festividad de finales de junio.

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Sin embargo, la pera de San Juan no es la única variedad que se encuentra en campos gallegos: la pera Arburiña, la de Campana, la de Collón, la Fidalga, la Migueliña, la Pinguela, la Rabuda de Cedo o la de Zoncho. Sin embargo, la que gobierna todos los campos gallegos es la pera Urraca, en todas sus pseudovariaciones (Urraca francesa, Urraca verde, Urraca lexítima, Urraca grande o Urraca de Xermade).

Son tantísimas las variedades que resulta complicado hacer el seguimiento adecuado para clasificar y documentar todas las diferentes acepciones del peral gallego. De hecho, no son pocas las investigaciones que se realizan desde las Universidades y asociaciones de agricultores que quieren poner la importancia de las variedades autóctonas sobre la mesa. Especialmente porque con el paso de los años son cada vez mas las variedades susceptibles de desaparecer del campo gallego.

En una época como la actual, donde el producto local ha ganado tanta relevancia (desde el punto de vista de la calidad gastronómica, del compromiso medioambiental y de la defensa cultural); resulta imperativo el reconocimiento de todas aquellas variedades gallegas que nacen fruto de unas condiciones climatológicas únicas. Además, el espectro comercial de la pera es muy amplio, desde mermeladas y confituras hasta sidras de pera como la Maeloc de Hijos de Rivera

Cómo conservar y disfrutar al máximo de la pera

Aunque podemos disfrutar de las peras durante casi todo el año (las conocidas como peras de invierno tienen otra temporada donde el frío ayuda a llegar al punto óptimo de maduración), en el caso de las peras de verano, cuya temporada comienza ahora, debemos tener en cuenta varios detalles para conservar y disfrutar al máximo de esta fruta.

Hay que tener en cuenta es que las peras de verano son bastante más delicadas que las de invierno, por lo que lo primero que tenemos que hacer al llegar a casa es liberarlas de cualquier bolsa o envoltorio, para que puedan ‘respirar’ sin problema.

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A la hora de guardarlas, debemos buscar un lugar fresco, seco y sin contacto directo con la luz. Si vemos que el calor sofocante de estos días puede hacer mella en nuestras peras, lo mejor es guardarlas en la nevera, siempre en la parte menos fría y consumirlas lo antes posible para que no se pasen. ¿Cómo saber si una pera está en su momento óptimo de consumo? Si apretamos su superficie con el dedo, este debe ceder sin problemas. Eso sí, si la fruta cede muy rápido o incluso si suelta parte de sus jugos, es que ya está comenzando a pasarse.

Propiedades y beneficios de las peras

La pera es un alimento ideal para consumir si estamos en medio de una dieta de adelgazamiento, ya que es una fruta muy rica en agua, aunque esto provoca que se trate de un alimento pobre en lípidos y proteínas (aunque es cierto que esto es fácilmente corregible en nuestra dieta).

Se trata de una fruta que además contiene más de un 10% de carbohidratos, especialmente en forma de fructosa, por lo que es una forma ideal de refrescarse de una manera dulce y deliciosa mientras estamos realizando ejercicio.

También tiene un alto contenido en potasio, haciendo que sea una fruta ideal para las personas que toman diuréticos.