El 19 de agosto de 1747, un grupo de marinos españoles embarcaban como prisioneros en barcos de la Royal Navy británica. Encabezados por su capitán, Pedro Mesía de la Zerda, fueron recibidos con admiración y casi como héroes. Habían librado una batalla que pasaría a la historia de la Armada española, al derrotar a 12 buques de guerra británicos y poner en jaque a su Marina con una sola fragata. Esta es la historia de un legendario viaje, conocido como la Carrera del Glorioso, y de cómo en Fisterra se libró una de las más épicas batallas navales de nuestra historia.
En enero de 1738, el Marqués de la Ensenada ordenaba construir, en los Reales Astilleros de La Habana, una fragata de 70 cañones, con capacidad para una tripulación de 644 personas, de nombre “San Ignacio de Loyola” y que sería más conocido como “Glorioso”. Su misión era el transporte de género desde Sudamérica a España, cometido que realiza de manera extraordinaria desde su botadura a finales de 1740.
El 28 de mayo de 1747, el Glorioso parte de Veracruz, México, con destino al puerto de Corcubión, en Galicia, con un cargamento de plata, oro, medicinas, vainilla, azúcar, cacao y un regalo del Virrey de Filipinas al Rey Fernando VI: un venado blanco con collares de oro bajo el cuidado de un indio filipino. Se estima que el cargamento que llevaba a bordo estaba valorado en unos 4.000 millones de euros actuales.
Ese día comenzaba un épico y legendario viaje, conocido como “la Carrera del Glorioso” que quedaría grabado para siempre en los anales de la historia naval.
El 25 de julio de 1747, en las Azores, se encuentra con su primer obstáculo. Tres buques de guerra, que escoltan a un convoy británico, inician su persecución. El Glorioso parece una presa fácil, así que el capitán John Crookshanks da orden de atacar a los españoles. Tras varias horas de batalla, Pedro Mesía hunde a uno de los británicos y destroza al resto. La vergüenza de la derrota de Crookshanks fue de tal magnitud que acabaría siendo expulsado de la Royal Navy tras un Consejo de Guerra por negligencia en el combate ante un rival con unas fuerzas considerablemente inferiores (en teoría).
El 14 de agosto, el Glorioso divisa Fisterra pero se interpone en su camino otra escuadra de buques de guerra británicos. Al igual que en las Azores, le superan en número, tripulantes y cañones. Los tres navíos ingleses se confiaron de nuevo y Pedro se alza con una nueva victoria y con sus enemigos en retirada y sus buques destrozados. Las maniobras y pericia demostradas por el capitán español en la conocida como Batalla de Fisterra le valieron el ascenso a Jefe de Escuadra. En cambio, el capitán inglés, Smith Callis, al igual que Crookshanks, sería sometido a un Consejo de Guerra.
Finalmente, el 18 de agosto, a punto de desfallecer, el Glorioso arriba a Corcubión, vacía su carga y se prepara para pasar casi dos meses reparando los daños y desperfectos sufridos en su viaje transatlántico. Cuentan las crónicas que el fabuloso tesoro que transportaba el Glorioso fue escondido varios días tras los muros de iglesias y casas de la zona de Fisterra mientras no se organizaba el transporte en carros a la Corte Real en Madrid.
El 5 de octubre zarpa rumbo a Ferrol para proceder a una reparación completa, con poca pólvora y municiones. El escritor Agustín Pacheco nos dice al respecto, en su libro “El Glorioso”, que el capitán Mesía había solicitado 1.475 balas de cañón, 370 sacos de metralla, 385 palanquetas, 1.750 cartuchos y 200 quintales de pólvora. Pero el único suministro que tuvieron fue el realizado por medio de algunas embarcaciones menores que llevaban soldados, víveres y otros pertrechos ya que, al tratarse de un trayecto tan corto, alguien en instancias superiores decidió que no sería necesario más armamento.
El 5 de octubre tienen que regresar a Corcubión al encontrarse en su camino con un nuevo convoy británico de 15 barcos. Días más tarde Mesía desiste de llegar a Ferrol por el mal estado del navío y de la mar, da media vuelta y se dirige a Cádiz.
El 17 de octubre, a la altura del Cabo San Vicente, en el sur de Portugal, es atacado por dos fragatas corsarias inglesas, que se retiran destrozadas tras tres horas de combate. Al día siguiente, más buques corsarios intentan de nuevo el ataque. Durante la batalla, el Glorioso hace estallar uno de ellos en mil pedazos, pero en mitad del combate, los españoles se quedan sin munición. 250 cañones contra 70 que aún seguían peleando. Pero ya no pueden seguir plantando cara, no tienen con qué.
Así que al amanecer del 19 de octubre de 1747, Pedro Mesía de la Zerda, arriaba la bandera y rendía la nave. La misión se había cumplido, con el tesoro ya a salvo en Corcubión y dejando una profunda huella en el enemigo inglés. Los heridos y supervivientes españoles fueron acogidos en los buques ingleses casi como héroes legendarios y serían puestos en libertad tiempo después. Al subir a los buques ingleses, Pedro fue consciente de lo cerca que había estado de la victoria. Estaban destrozados. Si le hubieran dado la munición que le negaron para realizar aquel corto viaje entre Corcubión y Ferrol, el final de la historia habría sido otro.
Todos los marineros del Glorioso fueron ascendidos a su regreso a España. Pedro Mesía de la Zerda fue promocionado a Teniente General de la Real Armada y llegó a ser Virrey de Nueva Granada. Moría en Madrid el 15 de abril de 1783 a los 83 años de edad.
El Comodoro Walker, al frente de la flota corsaria que atacó a los espoañoles en las costas portuguesas, asombrado de la obstinación de los españoles, diría sobre el Glorioso: “Y de nuevo comienzo la persecución y la conquista de este audaz y escurridizo enemigo; porque nunca los españoles, y nadie en realidad, han luchado mejor con un barco que lo hicieron ellos”.
Para hacernos una idea de la magnitud de las batallas que afrontó este navío, hay un dato escalofriante: En la batalla de las Azores, el Glorioso disparó 1.006 cañonazos y 4.400 cartuchos de fusil. Y fue la primera de varias.
Tras ser remolcado a Lisboa, por los ingleses, el Glorioso fue mínimamente reparado para poder llevarlo a Portsmouth y pasar a formar parte de la Royal Navy, pero finalmente fue subastado para reaprovechar su noble madera en otros menesteres.
Así fue como un solo barco puso en jaque a todo un Imperio, concretamente a más de una docena de sus mejores navíos de guerra. La Carrera del Glorioso, el viaje que se ganó un lugar de honor en la historia Naval y en la historia de Galicia y de Fisterra, como uno de los más grandes ejemplos de valentía y tesón de la Marina de nuestro país.
Historias de la Historia…
Iván Fernández Amil. Top Inspira en LinkedIn. Storyteller. Jefe de Compras.
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Referencias:
- PACHECO FERNANDEZ, A. El Glorioso. Galland Books, 2015.
- RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, A.R. Victorias por Mar de los Españoles. Grafite Ediciones, 2006.
- es.wikipedia.org
- lavozdegalicia.es
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