Houdini. Una de esas escasas personas en la historia de la Humanidad que tan solo necesitan de su apellido para ser reconocidas. El considerado como mejor mago de todos los tiempos fue también la primera gran estrella global, uno de los grandes maestros del ilusionismo, del escapismo, de la autopromoción y de la publicidad. Un genio adelantado a su tiempo que hacía moverse a los medios a su ritmo. En Galicia tuvimos a nuestro propio Houdini, una de esas figuras míticas que todos deberíamos conocer y reconocer. Un mago nacido en una aldea de Lugo que actuó en los teatros de todo el planeta, un mago tan extraordinario que llegó a ser acusado de tener un pacto con el Diablo, un mago al que gobernantes, reyes y emperadores pedían ver en sus palacios. Esta es la historia de Manuel Rodríguez Saa, el legendario Conde de Waldemar, rey de magos y mago de reyes.

Houdini en Boston. https://es.wikipedia.org

En el año 2012, Xosé Díaz Díaz y Belén Fernández Guzmán publicaban un libro que llamó mi atención, “O misterioso Dr. Saa”. En esta fantástica obra cuentan la increíble historia de un hombre que fue uno de los mejores magos, ilusionistas y telépatas del mundo pero que, como muchos otros, necesitaba reconocimiento. Ellos fueron mi guía e inspiración para escribir este pequeño artículo en homenaje y recuerdo al misterioso Dr. Saa. Igualmente, mi agradecimiento se extiende a la familia de Manuel, en especial a Óscar y a su esposa que, en la actualidad, siguen manteniendo viva su memoria. Varias de las imágenes utilizadas en este artículo fueron cedidas por ellos.

Portada de “O misterioso Dr. Saa 

Manuel nacía el 4 de mayo de 1885 en Bagude, una pequeña parroquia del municipio de Portomarín, en la provincia de Lugo. Debido al autoritarismo de su padrastro, su madre y él decidieron que debía abandonar su casa para buscarse la vida. De muy joven solía decir a sus vecinos: “Saldré por el mundo y volveré rico. Y cuando vuelva lo haré tirando bombas para que sepáis que soy yo el que llega”. Así fue como dejó atrás su casa para acabar, en 1905, tras pasar por varios trabajos en Galicia, en Madrid.

Trabajando en la capital como camarero se propone un nuevo objetivo: París, ciudad que a principios del siglo XX era el epicentro mundial de la magia, y donde actuaban los mejores magos de la época. Estaba en el lugar y en el momento adecuado. Allí surgió su vocación. Allí comenzaba su leyenda. 

Cartel de una actuación de Robert Houdin en París. https://en.wikipedia.org

Manuel asistía a pequeños y grandes espectáculos de magos, observando, aprendiendo, preguntando e investigando todo lo que veía y, lo más complicado, sin haber sido aprendiz, sin asistir a ninguna escuela de magia, sin mentor, sin maestro. Más adelante se presentaría como profesor en ciencias físicas de la Escuela Mágica de París y Miembro de la Academia de Hipnotizadores de Francia, títulos considerados auténticos pero utilizados más como reclamo publicitario que como prueba de sus habilidades.

Cartel del Conde de Waldermar. Cortesía de la familia. 

En 1910 Manuel aún no había debutado, pero ya dominaba gran parte del arte de la magia. Pero llegó el amor, ese poderoso sentimiento que inicia guerras, mueve fronteras y forja leyendas, que le llevó a Buenos Aires, donde se había enterado que vivía una vecina de su pueblo de la que había estado enamorado. La jovencita le dio calabazas así que, despechado, partió de Buenos Aires rumbo a la provincia de Mendoza donde, en el Casino de Maipú, debutó como mago. Al finalizar la función, y ante la extraordinaria respuesta del público, la dirección del Casino le ofreció un jugoso contrato.

Waldemar en plena función. https://blog.xerais.gal

En 1915 era ya un mago reconocido que se hacía llamar “Conde de Waldemar”. Su estrategia para llamar la atención en todos los lugares a los que iba se basaba en acudir a la redacción de los periódicos locales para hacerles una demostración de sus poderes y que publicaran reseñas sobre sus aventuras, actuaciones previas y sus planes futuros. Manuel era, entre otras cosas, un genio del marketing y la publicidad. Y para muestra, este extracto de una entrevista que concedía al Diario de Cádiz:

  • “¿Es usted el mejor que existe en su arte?”
  • “Nunca digo que sea el mejor ni tampoco el peor; soy diferente. Aunque, que me llamen Rey de Magos y Mago de Reyes…”

Manuel ya había fijado su residencia en París y ya actuaba en los mejores teatros de Londres, Munich, Berlín o Hamburgo y decidió que debía regresar a su casa a contarle a su familia lo que había conseguido. Cuentan que en Bagude un día escucharon el ruido de las bombas y petardos típicos de las fiestas, pero no estaban en época de festejos. Alguien dijo: “A ver si va a ser Manueliño”. Salieron a la calle y, efectivamente “¡Es Manueliño, es Manueliño!”. Ese día Saa dejó de ser “Manueliño” para convertirse en el “Artista”.

Manuel caracterizado como el Conde de Waldemar. https://blog.xerais.gal 

Tras pasar por casa, parte de nuevo a América donde, desde 1921 hasta 1924 triunfa en todos los países en los que actúa, haciéndolo además ante las más altas esferas de la sociedad, la política o el ejército. Su público era el pueblo, pero también presidentes, generales o ministros. Y fue al inicio de su gira cuando el demonio se cruzó en su carrera. Tras un exitoso paso por La Habana recalaba en San José, capital de Costa Rica, en diciembre de 1921. Sus actuaciones eran tan extraordinarias que corrió el rumor de que la única forma de realizarlas era debido a que Waldemar había alcanzado un pacto con el Diablo. Esta acusación fue muy seria y obligó a Manuel a realizar actuaciones benéficas que un seguidor del demonio nunca realizaría. 

Programa de mano de una actuación en Lisboa. “O misterioso Dr. Saa” 

Tras la gira americana, pasó de nuevo por casa y buena parte de Europa hasta llegar a Barcelona donde actuaría el 15 de enero de 1925 en el Teatro Novedades. Fue tal el éxito que, en plena guerra con Marruecos, Primo de Rivera le pidió que actuase ante las tropas españolas en el Norte de África, petición que aceptó y, tras la cual fue invitado al Palacio Real de la Zarzuela para una actuación privada ante la Reina Maria Cristina y los Infantes. La Reina quedó tan encandilada del gallego que Waldemar comenzó a promocionarse también como el “Mago de la Casa Real Española”.

Caracterizado como mago oriental en los años 60. Cortesía de la familia

Tras actuar ante Reyes decidió de nuevo volver a casa y aprovechó para dar una gira por su querida Galicia, recorriéndola de punta a punta hasta el 9 de octubre de 1925 en el Teatro Rosalía de Castro de A Coruña, donde daba por finalizado el regalo a su tierra.

Precioso cartel de su actuación en Ferrol. https://blog.xerais.gal 

En 1927 Manuel decide que tiene que triunfar en Asia y parte al lejano Oriente, actuando en lugares como Manila, Singapur, Saigón, Borneo, Brunei, Hong Kong o Shanghái, de donde tuvo que huir debido a la invasión japonesa.

De turismo por Egipto tras su huida de Shanghái. “O misterioso Dr. Saa”

Tras finalizar la gira asiática volvió de nuevo a Sudamérica y una vez más a Bagude a ver a su familia. 

Cartel de su actuación en Manila el 1 de abril de 1927. http://bibliotecadeana.blogspot.com 

En 1935, tras pasar por casa, llega a Tokio, en donde es requerido por la Familia Imperial para una actuación privada en Kokyo, el Palacio Imperial. En aquella época el Emperador era considerado una deidad, un dios, la encarnación del espíritu nacional japonés. Actuar ante Hiro Hito era algo con lo que muchos soñaban, pero pocos habían logrado. En aquella sesión estaban presentes el Emperador, su esposa, los príncipes, varios ministros del gobierno y consejeros y generales del Ejército Imperial. 

Noticia en la prensa de la llegada a Tokio de Waldemar. “O misterioso Dr. Saa”

Era posiblemente la culminación de su carrera. Tras la función, Manuel asistió a una cena de gala en la que se retrató junto al Emperador, su esposa y el legendario general Hideki Tojo, que llegaría a ser Primer Ministro de Japón durante la Segunda Guerra Mundial.

El General Hideki Tojo. https://es.wikipedia.org

Establece su residencia en Manila en 1936 y se casa con la aristócrata Teodora Salgado. El vicepresidente de Filipinas ejerció como padrino del enlace. 

Teodora Salgado y Manuel Rodríguez Saa. Cortesía de la familia 

Durante esta etapa Manuel disminuye su actividad y se dedica a disfrutar de la vida hasta que el 7 de diciembre de 1941 Japón ataca Pearl Harbor y Estados Unidos entra en la Segunda Guerra Mundial. Filipinas se convierte también en objetivo de los japoneses y el país quedaba bajo su dominio.

Teodora y Manuel. “O misterioso Dr. Saa”

En 1942, tras un atentado a las tropas japonesas en la ciudad en la que residía el matrimonio Saa, los japoneses comenzaron a fusilar a sus residentes buscando a los “terroristas”. Cuando llegaron a casa de Manuel, éste ya tenía en su mano la fotografía que se había hecho en Japón con el Emperador y la enseñó a los militares. El oficial japonés que había ido a buscarle le hizo una reverencia y se marchó. Al día siguiente la Kenpeitai, la temida Policía militar japonesa, había colocado en la fachada de su casa un cartel en el que se informaba que allí vivía un “Intocable”. Desde aquel día Manuel y su familia gozaron de protección especial e incluso era temido por los japoneses como el elegido que había estrechado la mano al “Soberano Celestial”.

El Conde de Waldemar y el Emperador Hiro Hito. Cortesía de la familia 

El 28 de junio de 1944 Teodora fallecía y Manuel era obligado por la familia de ésta a abandonar Manila por lo que retomó de nuevo sus actuaciones entre las que se encontraría una gira en Hollywood y San Francisco que, de nuevo, se convirtió en un éxito.

Noticia en prensa. El Dr. Saa paraba el tráfico en Hollywood. http://portomarincidre.blogspot.com 

Tras varios años ya más tranquilos, pero sin dejar nunca de trabajar regresaba definitivamente, en 1980, a Portomarín. Finalmente, el 5 de noviembre de 1984, a punto de cumplir cien años, fallecía.

Manuel en una actuación para los niños de su localidad. Cortesía de la familia

Manuel en una actuación para los niños de su localidad. Cortesía de la familia

Y así fue como “Manueliño” se convirtió en el Dr. Saa, el Conde de Waldemar, el “Artista” Rey de los Magos y Mago de Reyes. Un lucense que asombró al mundo.

Manuel Rodríguez Saa, Conde de Waldemar. Cortesía de la familia

Historias de la Historia…

Iván Fernández Amil. Top Inspira LinkedIn. Storyteller. Jefe de Compras.

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Referencias:

  • DÍAZ DÍAZ, X., FERNÁNDEZ GUZMÁN, B. O misterioso Dr. Sa. Edición Xerais de Galicia, 2012
  • es.wikipedia.org
  • lavozdegalicia.es
  • blog.xerais.gal
  • elprogreso.es
  • elpais.com
  • farodevigo.es
  • culturagalega.gal
  • bretemas.gal
  • bibliotecadeana.blogspot.com
  • bitacoradecora.galiciae.com
  • elazoguedemidesespero.blogspot.com
  • armandorequeixo.wordpress.com