Emiliano Aguirre, el gallego que fue uno de los científicos más brillantes del siglo XX
La historia del ferrolano que impulsó la investigación del yacimiento de Atapuerca, que tanta luz ha arrojado sobre los orígenes de la humanidad
24 octubre, 2021 06:00En 1872 el arqueólogo Heinrich Schliemann escribía en una carta al Rey de Grecia: “Majestad, he encontrado a sus antepasados”. Había descubierto un lugar que el mundo consideraba un cuento de hadas, la ciudad de Troya. En un viaje a Pompeya, de la que también se creía que era una simple fantasía, pensó que podría encontrar la ciudad de Troya. Pero nadie creyó en él. Pero el incansable Schliemann partió en 1868 a la isla de Ítaca donde descubriría la legendaria, y real, ciudad. A lo largo de nuestra historia se han producido, y se siguen produciendo, hallazgos que nos han obligado a reescribir lo que sabemos de nuestros ancestros gracias a grandes aventureros, exploradores o científicos que nunca desfallecieron en su búsqueda de respuestas. Uno de esos extraordinarios descubridores fue un gallego de Ferrol, que no solo redescubrió un yacimiento arqueológico olvidado, si no que se encargó personalmente de hacer entender al mundo la importancia que tenía este hallazgo. Este gallego recibió el Premio Príncipe de Asturias, fue uno de los científicos más brillantes del Siglo XX y es considerado el padre del Sitio Arqueológico de Atapuerca: Emiliano Aguirre Enríquez.
Emiliano Aguirre Enríquez nacía en Ferrol el 5 de octubre de 1925. Tras acabar el Bachillerato ingresó en 1942 el Seminario de la Compañía de Jesús, en Aranjuez, donde estudia Filosofía, disciplina en la que se licenciaría en 1950 en la Facultad Complutensis de la Iglesia en Chamartín. En 1955 se licenciaría en Ciencias Naturales por la Universidad de Madrid con Premio Nacional Fin de Carrera, y en Teología por la Universidad de Granada en 1959. Además, se doctoró en Ciencias Biológicas en 1966.
Desde 1961 comenzó a colaborar en yacimientos paleolíticos en Soria, Porriño y Sudán y desarrolla una actividad frenética a nivel nacional e internacional como profesor, catedrático, ponente, formador, investigador y divulgador, y colabora a lo largo y ancho del planeta con instituciones y publicaciones sobre Paleontología.
Pero sería con Atapuerca cuando su figura se volvería legendaria.
El Sitio arqueológico de Atapuerca se encuentra en la sierra de Atapuerca, en Burgos. Desde el Siglo X ya existe documentación escrita sobre este yacimiento, pero no sería hasta 1976 que alcanzaría su fama actual.
En esta sierra se había construido a principios del Siglo XX una antigua línea de ferrocarril que iba de Burgos hasta Santander. Esa línea dejó al descubierto la que se conoce como “Trinchera del Ferrocarril”, donde se descubrió el yacimiento y las pinturas de la Cueva Mayor, y que despertarían el interés de los arqueólogos más importantes de la época. Pero con el tiempo ese interés se fue enfriando.
Hasta que llegamos a 1976. Ese año Emiliano Aguirre dirigía la tesis del Ingeniero de Minas Trinidad Torres, que trataba sobre osos fósiles. Torres descubrió lo que parecían restos humanos en una cueva de Atapuerca conocida como “Sima de los Huesos”, y se los mostró a Emiliano que, entusiasmado, se hizo el propósito de ver en persona qué había allí.
Y empezó a excavar. Y lo que allí encontró fue maravilloso: Restos fósiles y evidencias de la presencia de cinco especies de homínidos distintos, algunos con una antigüedad de más de un millón de años.
Un año después, en 1977, en el Salón de Estrados de la Diputación de Burgos, el Doctor Emiliano Aguirre exponía a los presentes la importancia de aquel hallazgo, y que debía apostarse por su continuidad para seguir investigando, ya que estos restos podrían situarse entre los primeros pobladores de toda Europa. Los fósiles de Atapuerca venían a llenar un vació de información paleontológica que faltaba en la historia de la evolución del hombre moderno.
Los convenció a todos, y al año siguiente se convirtió en el Director de las excavaciones, cargo que ostentaría hasta su jubilación en 1991, año en que dejó el proyecto en manos de los tres codirectores actuales.
Atapuerca es el mayor y más antiguo conjunto de restos hallado en Europa, fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO el 30 de noviembre del año 2000 y los descubrimientos llevados a cabo allí han tenido gran repercusión científica, ya que es un yacimiento crucial en el mundo para entender la evolución humana.
El conjunto de los yacimientos está declarado como “Lugar de interés geológico español de relevancia internacional”. Gracias a Atapuerca y Emiliano, nuestras teorías sobre quién fue el primer poblador de Europa y cuándo la ocupó, de dónde procedía y cuáles eran sus características cambiaron radicalmente.
Su investigación en Atapuerca le valió para recibir, el 24 de octubre de 1997, el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, y situar a la Paleoantropología española en la élite mundial.
Entre mucho otros premios, méritos y honores, desde 1946 fue Académico de la Real Academia de Córdoba de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes, desde 1967 del Centro de Estudios Sorianos y de la Real Academia de las Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid, y desde el año 2000 era la Medalla número 14 de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas, Químicas y Naturales de Zaragoza.
En 1998 se le concedió el Premio de Castilla y León en Ciencias Sociales y Humanidades, y en 1999 se le otorgó la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo.
Además, era Doctor Honoris Causa por la Universidad de A Coruña, fue Director del Museo Nacional de Ciencias Naturales y profesor del Centro Superior de Investigaciones Científicas, CSIC.
Emiliano fue un hombre brillante que apostó por la ciencia en España cuando casi nadie lo hacía, abriendo caminos para que otros pudieran seguirlos.
Fue además un incansable y excelente maestro y un extraordinario creador de vocaciones científicas. Llegó a dirigir 30 tesis doctorales y a varias generaciones de científicos de casi todos los campos de la Ciencia. Cuando planteó iniciar las excavaciones en Atapuerca, sus colegas extranjeros le decían: “Emiliano, pero ¿quién va a ponerse a estudiar esto?”, y él siempre contestaba: “Yo me ocuparé de formarlos”. Y así lo hizo. Solía decir: “Los fósiles merecen cariño, pero también los jóvenes que llevan tantos años trabajando y excavando para sacarlos a la luz. Eso es lo más especial, de lo que me siento más orgulloso. Haber podido reunir a tantos profesionales de distintas disciplinas en torno a un proyecto común. Esa ha sido la clave para el éxito”.
Emiliano fallecía hace tan solo unos días, el 11 de octubre, con 96 años. Pero, aunque ya no esté entre nosotros le queda aún mucho por aportar, ya que cedió su archivo a la Fundación Atapuerca, que trabaja aún en la actualidad catalogando y clasificando tan valioso tesoro. Su labor y su legado han sido tan inmensos que perdurarán ya para toda la eternidad.
Emiliano Aguirre fue un explorador de la evolución humana que situó a la Paleontología española en la era de la modernidad. Fue además un hombre y científico brillante, un visionario, un referente y el “padre de Atapuerca”. Y desde hoy también forma parte de nuestras Historias de la Historia, como uno de los más brillantes científicos del siglo XX.
Historias de la Historia…
Iván Fernández Amil. Top Inspira LinkedIn. Storyteller. Jefe de Compras.
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Referencias:
- es.wikipedia.org
- lavozdegalicia.es
- diariodeburgos.es
- elpais.es
- atapuerca.org
- elcultural.com
- heraldo.es
- mncn.csic.es
- agenciasinc.es
- elcorreo.com
- elnortedecastilla.es
- efe.com
- historia.nationalgeographic.com.es