El 6 de febrero del año 1937 se iniciaba uno de los episodios más negros de la historia de España: “La Desbandá”. 300.000 refugiados formaron una caravana humana que se lanzó a la carretera con lo puesto para huir de una muerte segura. Tropas franquistas asediaban Málaga, mientras aviones alemanes e italianos y barcos españoles bombardeaban sin cesar aquella carretera y la marea humana que huía de la emboscada a la que les habían empujado. No parecía haber esperanza para ellos. Pero en los tiempos difíciles es cuando aparece el héroe que llevamos dentro. Los héroes suelen ser personas normales, anónimas, personas que luchan por su familia y por ayudar a los demás sin importarles las consecuencias. Y fue en ese terrible momento cuando un gallego se reveló como un héroe ante el mundo, realizando un acto de valor y de sacrificio que le costaría la vida: Apagar el faro que servía de referencia para atacar aquella carretera. Esta es la historia del farero gallego que apagó su luz para salvar a miles de personas de una matanza: Anselmo Antonio Vilar García.
Anselmo Antonio Vilar García nacía en la parroquia de Duancos, en Castro de Rei, Provincia de Lugo, en el año 1881. Su padre había servido en la Marina y también había sido farero en Ribadeo. En el año 1864 se convirtió en el primer farero de Torre del Mar, en Málaga.
Tras la retirada de su padre, Anselmo se convirtió en el tercer farero de Torre del Mar en el año 1920 y diez años después se hizo cargo del nuevo faro, el tercero que se construía en esa localidad malagueña.
Anselmo era muy querido y conocido en la zona ya que, gracias a su gran educación y cultura ayudaba a los vecinos a leer y a escribir sus cartas. Tenía una gran afición por el ajedrez, y le encantaba tallar piezas de este juego mientras estaba de guardia en su faro. Se dice que Anselmo siempre guardaba una torre de ajedrez, que había tallado el mismo, en su bolsillo. Además, frecuentaba durante sus ratos libres el Casino de Torre del Mar.
Pero en 1936 la vida de Anselmo y de todo un país cambió para siempre debido a la Guerra Civil española.
El 6 de febrero de 1937, mientras Anselmo se encontraba realizando su trabajo en el faro de Torre del Mar, daba inicio la conocida como “La Desbandá”, uno de los episodios más crueles y trágicos de esta guerra, cuando miles de personas (300.000 según algunas fuentes) huyeron por la carretera en dirección a Almería escapando de las tropas nacionales que tomarían Málaga al día siguiente.
Esta marea humana estaba siendo atacada desde el mar por tres cruceros: el “Canarias”, el “Baleares” y el “Almirante Cervera”, que llegaron a acercarse a tan solo 500 metros de la costa para “afinar” la puntería. Además de bombardear sin cesar la carretera Málaga-Almería, disparaban a las laderas de los montes para provocar derrumbamientos y avalanchas que atraparan a los refugiados durante su huida.
La masacre continuaba por el aire, perpetrada por aviones alemanes e italianos que realizaban bombardeos y pasadas a vuelo rasante ametrallando a quienes encontraban en su camino.
Y por tierra tropas franquistas y fascistas, vehículos, tanques, cañones,… proseguían con la persecución y el acoso a los refugiados.
Aunque fue una matanza peor que la de Guernica, los historiadores coinciden en señalar el interés de todos por olvidarla. Tanto por los sublevados, debido a la crueldad de su acción, como por los republicanos, que abandonaron la ciudad de Málaga y a sus refugiados a su suerte.
Pero cuando parecía no haber ya esperanza y que miles de niños, mujeres, ancianos y personas inocentes estaban condenadas, encontraron en Torre del Mar a un aliado inesperado. Encontraron a su héroe. Encontraron a su salvador.
Anselmo.
Cuando el gallego vio la marea de miles de personas indefensas que se acercaban, optó por realizar una acción de manera libre, moral y consciente. Anselmo entendió que si el faro seguía dando luz (tenía un alcance de más de 20 kilómetros), estaría ayudando a la marina del bando nacional y a la aviación fascista a seguir con la masacre así que, sabiendo que estaba firmando su pena de muerte, apagó la luz de su faro durante las noches del 6 y el 7 de febrero.
Los atacantes, confundidos por la desaparición del faro y ante la falta de referencia, utilizaron el faro de Torrox, a pocos kilómetros de Torre del Mar, desplazando sus ataques hacia esa zona, dejando vivir a miles de personas que se habían refugiado al cobijo de la oscuridad que Anselmo había provocado.
Se estima que el acto de heroicidad de Anselmo, convirtiendo a su faro en un “santuario”, ayudó a más de 180.000 personas a continuar con su huida a Almería.
Durante años los historiadores se preguntaron por qué en las zonas cercanas al faro de Torre del Mar se habían producido tan pocas víctimas durante “La Desbandá”, cuando en otros lugares cercanos había sido una masacre. Curiosamente en las zonas más afectadas sus faros habían seguido funcionando con normalidad. En cambio, la zona menos “perjudicada”, abarcaba el radio de alcance del faro de Torre del Mar que se apagó durante aquellas dos noches.
Cuando las tropas franquistas llegaron a Torre del Mar y levantaron su cuartel provisional en Vélez-Málaga, fueron informados de que el faro se había apagado sin motivo alguno, evitando el ataque contra los huidos. Antonio Vilar fue apresado y ejecutado la noche del 9 al 10 de febrero de 1937 en el cementerio de Vélez-Málaga, donde aún hay varias fosas comunes por abrir e identificar.
El periodista Jesús Hurtado, descubridor de esta extraordinaria historia, espera que, cuando se levanten los cuerpos de esas fosas, en el bolsillo de alguno de ellos se encuentre una torre de ajedrez tallada a mano. El día que eso ocurra, Anselmo Vilar podrá descansar en paz.
En la actualidad el antiguo faro de Torre del Mar está situado lejos del mar, entre varios edificios de la Avenida Toré Toré. Cuando lo veáis o cuando paséis por allí, recordad a este heroico gallego que apagó su luz durante dos noches para salvar miles de vidas a costa de la suya.
La heroicidad de Anselmo y su historia se fueron apagando con el tiempo, como la luz de aquel faro desde el que salvó a miles de personas de una muerte segura, y en la actualidad solo el Ayuntamiento de Vélez-Málaga está realizando los trámites para reconocer la importancia histórica y humanitaria de la decisión de Anselmo de sacrificar su vida para salvar la de los demás. Quizá ya va siendo hora de que el país entero le dé las gracias.
Hoy, ya forma parte de nuestras Historias de la Historia.
Iván Fernández Amil. Historias de la Historia.
Referencias:
- es.wikipedia.org
- lavozdegalicia.es
- correodelaaxarquia.com
- todoslosnombres.org
- miliciaydemocracia.org
- laopiniondemalaga.es
- diariosur.es
- diariodepontevedra.es
- axarquiahoy.es
- eldiario.es
- ondacero.es
- elplural.com
- malagahoy.es