En la década de 1860, tras la incorporación a los Estados Unidos de los nuevos territorios del Sudoeste (Texas, Arizona y Nuevo México), surgió la necesidad de enlazarlos con el resto del país. Era imprescindible mejorar las comunicaciones, el transporte de personas y de mercancías, y establecer una rápida comunicación postal entre las costas pacífica y atlántica. Y por ello surgió la diligencia. Uno de las mayores servicios de diligencias fue la “Wells Fargo Express” que, en 1880 ya contaba con 573 delegaciones por todo Estados Unidos. Estos carruajes vertebraron el país durante décadas hasta la llegada del ferrocarril, aunque se continuaron utilizando hasta la popularización del automóvil a principios del siglo XX. En Galicia también existían diligencias que unían las poblaciones que el deficiente servicio de ferrocarril no era capaz de hacer. Viendo las carencias que existían un joven gallego decidió utilizar su talento para crear una red de líneas de transporte con vehículos a motor que pudiera acercar los pueblos del rural a las grandes ciudades. Su importancia e influencia fue tan extraordinaria que varias generaciones de gallegos siguen llamando a los autobuses de línea con su nombre: Castromil.

Diligencia estadounidense. https://www.legendsofamerica.com

A finales del siglo XIX, comenzaron a surgir en Galicia pequeñas empresas de transporte de personas y mercancías por carretera para responder a las carencias del ferrocarril. Galicia siempre ha tenido una población muy dispersa que, debido a la alta proliferación de ferias y mercados, generaba unas grandes necesidades de transporte público deficientemente atendidas.

Aquellas pequeñas empresas de transporte eran las llamadas “carrilanas”, simples carruajes tirados a caballo, tal y como las legendarias diligencias del Lejano Oeste americano. Pero en poco tiempo comenzaron a usarse automóviles para desplazar mercancías y pasajeros entre multitud de poblaciones. Por ello el uso de vehículos a motor para estas líneas de transporte se desarrolló a un ritmo muchísimo mayor que en el resto de España. En 1912 había en Galicia 19 de las 103 líneas de servicio público existentes en España, una proporción que duplicaba cualquier indicador económico de los gallegos.

Ómnibus a vapor similar a los usados en la línea Santiago-Coruña. https://es.wikipedia.org 

Y es en este contexto cuando surge nuestro protagonista: Evaristo Castromil Otero, un empresario nacido en Santiago de Compostela en 1876 y que tuvo un ojo extraordinario cuando decidió abandonar su trabajo en la banca para fundar en 1910, junto a su hermano, una empresa de representación de la marca Mitchell, un fabricante de coches estadounidense.

Evaristo Castromil. https://es.wikipedia.org

La venta de coches no funcionaba tan bien como querían (en 1910 había censados en toda la provincia de A Coruña 36 vehículos a motor), pero lo que sí funcionaba maravillosamente era el alquiler de coches, un servicio que prestaba con los Mitchell como si fueran taxis, un negocio que en aquel momento era el único de sus características en Santiago de Compostela. 

Mitchell de 1909. http://www.classiccarweekly.net 

Evaristo, consciente de las deficiencias del ferrocarril y del servicio que daban el resto de empresas, decidió entrar en el negocio de transporte de pasajeros, en 1917, con su propia empresa a la que llamó, como no: Castromil. Y comenzó yendo a por todas explotando la única línea en la que el ferrocarril sí que competía y en la que nadie más quería entrar: Santiago-Pontevedra.

Pero Evaristo acertó. El aumento en los precios del carbón y los problemas para importarlo a causa de la Primera Guerra Mundial provocaron que, tan solo un años después, se suprimieran varios trenes de esa línea. Los ayuntamientos afectados se organizaron para buscar alternativas y ahí estaba Castromil, que recibió el apoyo absoluto de las corporaciones municipales.

El 2 de julio de 1918 Castromil daba de alta un autocar de 14 asientos en la primera línea regular de autobuses de Galicia, la de Santiago-Pontevedra. Y 6 meses más tarde también comenzaba a dar servicio en la línea Santiago-Coruña.

Uno de los vehículos de la línea Santiago – Coruña. https://www.monbus.es

El ascenso de Castromil frente a las empresas más pequeñas fue meteórico, ya que no solo ofrecía recorridos más largos, sino que tenía buenos y modernos vehículos, vendía abonos y ofrecía la posibilidad de pagar suplementos para que los pasajeros pudiesen llevar también equipaje. Además, Evaristo intentó ya desde su inicio autofinanciarse sin recurrir a préstamos, lo que le daba una fuerza que el resto no tenían. 

En 1922 compraba cuatro nuevos autocares Saurer, de los mejores del mundo en aquel momento, por lo que pudo ampliar el servicio desde Santiago con Ourense, Vigo y Betanzos. En 1924, tras ampliar con dos nuevas líneas a Muros y Noia, Santiago de Compostela se convirtió en la ciudad con el mayor número de líneas regulares de autobús de España.

Vehículo de alta ocupación de la línea Santiago-Coruña. https://www.monbus.es 

Ese mismo año se promulga la Real Orden por la que se regulaban los servicios de pasajeros y mensajería. Se establecía un mecanismo de concesión para cada línea a una única empresa que tenía que pagar un canon y que sería la encargada de ofrecer el servicio de línea regular. Evaristo, consciente de la trascendencia del cambio en la regulación, echó el resto y se fue a vivir a Madrid durante el proceso de adjudicación de las concesiones. Necesitaba estar cerca del lugar en el que se decidiría su futuro y el de su empresa. 

Finalmente, gracias a sus gestiones consigue la exclusividad sobre la línea A Coruña – Santiago – Pontecesures – Caldas – Pontevedra – Vigo, la más importante de toda Galicia. Esta concesión implicó la compra por parte de Castromil de las empresas que operaban en la misma línea, no les quedaba otra salida.

Cartel del expreso Castromil de la línea A Coruña-Vigo. http://compostela.blogspot.com 

En 1929 ya contaba con 110 empleados y 48 autobuses que recorrían cada día más de 95.000 kilómetros. Castromil había conseguido un hito extraordinario: crear una red de transporte que unía el norte y el sur de Galicia, una hazaña que ni siquiera el todo poderoso ferrocarril había logrado. Castromil era el referente, el espejo en el que todos se miraban y su importancia era tal que el resto modificaban sus recorridos para adaptarlos a los de Castromil.

“Castromiles” estacionados en Los Cantones de A Coruña. https://www.monbus.es

En la década de 1950, con el hijo de Evaristo a las riendas del negocio, se procedió a modernizar la flota de autobuses y a recuperar el material que había sido requisado durante la Guerra Civil. Gracias a ello, Castromil pudo resistir varios años de crisis económica sin despeinarse.

Sede central de Castromil en Santiago hasta 1973. https://www.farodevigo.es 

Y siguió creciendo y creciendo, ganando clientes de otros medios de transporte y aprovechando el crecimiento en la demanda. Pero, sobre todo, a partir de la década de 1970, Castromil supo construir una potente imagen de marca con extraordinarias campañas y estrategias de marketing, en las que se destacaban sus modernos autobuses Scania a los que se les ponía nombres de personajes gallegos ilustres (Rosalía de Castro, Álvaro Cunqueiro, Castelao…) mientras mantenían la calidad en su servicio y en el trato a sus clientes.

“Castromiles” estacionados. https://www.farodevigo.es

Finalmente, en el año 2002, la empresa Monbus compró Castromil cuando todavía contaba con una flota de 200 autobuses. Durante algún tiempo se mantuvo en las carreteras gallegas la marca hasta que la sede fue trasladada definitivamente a Lugo bajo el nombre de la nueva empresa. 

Castromil en A Coruña en 1940. https://www.monbus.es

Evaristo Castromil Otero fallecía el 29 de octubre de 1969, pero su legado no moría con él. Evaristo decía que las empresas estaban destinadas a ganar dinero pero de manera prudente, ya que buena parte de estos beneficios debían reinvertirse en mejorar calidad del servicio que se daba a los clientes. Hasta tal punto su servicio era extraordinario que el paso de sus autocares por el rural marcaba las horas, a modo de reloj, como consecuencia de su exquisita puntualidad.

Castromil de 1997. https://www.flickr.com

Con sus autobuses, Castromil consiguió acercar el rural a las ciudades, consiguió acortar distancias que parecían insalvables y ayudó a vertebrar el eje atlántico, A Coruña – Vigo. Su importancia en la historia de Galicia fue tal que varias generaciones de gallegos aún siguen llamando “Castromil” a los autobuses de línea en cualquier parte del planeta. Porque Castromil fue más que una empresa, fue un medio de transporte que revolucionó y cambió Galicia para siempre.

Iván Fernández Amil. Historias de la Historia.

Referencias:

  • CARMONA BADÍA, X. Empresarios de Galicia. Fundación Caixa Galicia, 2006
  • es.wikipedia.org
  • elespanol.com/quincemil
  • monbus.es
  • lavozdegalicia.es
  • farodevigo.es
  • elcorreogallego.es
  • historiadegalicia.gal
  • castromil69.blogspot.com
  • laopinioncoruna.es