Tras una época en la que llegó a ser catalogado como la entidad más rentable del mundo, el Banco Popular se convertía en el primer banco intervenido por la Unión Europea. El 7 de junio de 2017 Banco Santander lo compraba en subasta por el precio de un euro integrándose así en el Grupo Santander. Entre todos los activos con los que se hacía el imperio de los Botín en aquella operación había otro banco, el Banco Pastor, que formaba parte del Popular desde 2012. El Banco Pastor fue durante años uno de los grandes motores y promotores de la industria gallega. Prácticamente toda actividad económica en la Galicia del siglo XX llevaba impresa la huella del Pastor. No importaba de que se tratase: alimentación, pesca, construcción naval, química, textil o turismo. El Pastor seguro que estaba allí. Y todo ello le permitió llegar a tener una cuota de mercado del 63% en Galicia. Pero la historia del Pastor no había comenzado en este siglo, ni siquiera en el anterior, su origen se iniciaba hace ya dos siglos, gracias a uno de los personajes más fascinantes, emprendedores y audaces de la historia reciente de nuestro país: José Pastor Horta.
José Pastor Horta nacía el 21 de noviembre de 1820 en el número 12 de la calle Real, en A Coruña. Era hijo de José Pastor Taxonera, un empresario catalán que se había establecido en la ciudad en el siglo XVIII, y de Gertrudis Horta Galcerán.
Comenzó a recibir formación desde muy joven en francés, latín, música y dibujo. Más adelante se formó en matemáticas y dibujo lineal y, terminada su formación reglada, se embarcó en un bergantín con destino a Alemania para continuar su proceso educativo, siguiendo la tradición familiar, común entre las clases más pudientes, de completar los estudios en el extranjero cuando aún no había cumplido catorce años.
En Alemania adquiere conocimientos de historia, geografía, inglés, alemán y música, entre otros, y regresa a A Coruña en agosto de 1836, tras estar un par de días de paso en Londres.
Su padre consideraba que la mejor manera de formarse en los negocios era trabajar en uno ajeno, así que lo envió a La Habana para trabajar en la casa de comercio de Nicolás Galcerán, que era tío suyo. Llegaba a Cuba el 21 de diciembre de 1836 y se ponía a trabajar sin sueldo a las órdenes de su tío.
Pero el joven José demostró sus buenas dotes mercantiles, por lo que Nicolás le asignó tan solo un año después su primera asignación, así como una serie de comisiones por las operaciones que fuera capaz de llevar a buen puerto. Pero José no estaba solo, uno de sus hermanos, Francisco, llegado a Cuba en 1841, comenzó a ayudarle en una asociación que tan solo la muerte fue capaz de deshacer.
Hasta 1848, año en el que fallecía su tío, José adquirió una gran experiencia en actividades mercantiles relacionadas con el comercio exterior y todo lo que tenía que ver con la economía cubana e incluso pudo reunir un pequeño capital con el que emprender algún negocio por su cuenta.
Tras la petición de la viuda de su tío, se pone al frente de la empresa para liquidar y disolver la sociedad tras lo cual decide que es el momento de dar el paso y crear su propia compañía. Pero antes necesita dar una nueva perspectiva a su futuro realizando un gran viaje por América y Europa durante un año. Visita Estados Unidos, Inglaterra y las ciudades más importantes de la España mediterránea, descansa en A Coruña vía Madrid y parte rumbo a Hamburgo y Liverpool, desde donde embarca a Nueva York. Finalmente, el 4 de mayo de 1849 llega de nuevo a La Habana.
En este viaje José conoció diferentes procesos de producción y visitaría algunas de las fábricas más importantes del mundo textil, fundiciones o arsenales, lo que le permite adquirir una serie de experiencias, conocimientos y contactos que serían de gran provecho en sus negocios venideros.
Con toda la experiencia acumulada se establece en La Habana como comerciante junto a su hermano, dedicándose fundamentalmente a la exportación de tabaco, cacao y azúcar y a la importación desde el puerto de A Coruña de velas, salazón y chocolate que fabrica su hermanastro en la misma ciudad herculina. Adquiere participaciones en la propiedad de varios barcos de carga cubanos y en una corbeta española que se dedicaba al comercio de azúcar entre La Habana y A coruña. También el negocio bancario comienza a tomar mayor fuerza entre sus operaciones.
A José le iba maravillosamente bien coincidiendo con la buena coyuntura de la economía cubana gracias, sobre todo, al impulso de la industria tabaquera. Pero la bonanza no podía durar siempre. A mediados de la década de 1850, la burbuja estalló, lo que provocó que, en agosto de 1858 José y Francisco decidieran liquidar su compañía y volver a casa con el gran capital adquirido durante sus años en la isla.
Tras pasar un tiempo con la familia, los dos hermanos deciden realizar una nueva gira con la que actualizar sus contactos y conocimientos visitando ciudades de España y de toda Europa: Madrid, Hamburgo, Berlín, Ámsterdam, Bruselas Estrasburgo, París o Marsella fueron algunos de los lugares elegidos por los Pastor para conocer de primera mano los avances industriales que estaban ocurriendo en el mundo.
El 1 de enero de 1861 se crea en A Coruña la sociedad Pastor Hermanos, compuesta por José, Francisco y su hermanastro Juan. La nueva empresa utilizará la extraordinaria red de contactos de José labrada a lo largo de su estancia en La Habana y sus viajes por media Europa para crear un negocio colosal. Pastor Hermanos se dedica a la importación de cacao, café y azúcar y a la exportación de cebollas, jamón, chocolate o harina, y aumentan su radio de acción a Montevideo y Buenos Aires, desde donde importan el legendario cuero de indias.
No dejan de lado los negocios marítimos, haciéndose con la propiedad de varios vapores y goletas de transporte de emigrantes a América, un lucrativo negocio que comenzaba a estar en auge y que además impulsó la división bancaria a través de las letras de cambio con las que los emigrantes enviaban divisas desde sus países.
Entre 1866 y 1868 fallecen Francisco y Juan, por lo que José incorpora a la empresa a su sobrino Pedro Barrié Pastor, cambiando la razón social de “Pastor Hermanos” a “José Pastor y Compañía” en 1868.
José Pastor Horta participó activamente en la actividad económica y social de A Coruña, donde ocupó numerosos cargos de instituciones locales. Fue además cónsul y vicecónsul de Alemania y Rusia, diputado provincial y Caballero de la Real Orden de Carlos III, título que le fue otorgado por la reina Isabel II.
A partir de 1873 José comienza a sufrir problemas de salud hasta que en 1877 viaja al balneario de Vichy para ser atendido por uno de los médicos más reputados de su época, Sigismond Jaccoud. Pero, desgraciadamente, fallece el 28 de mayo de 1877 en esa ciudad francesa, dejando a su sobrino Pedro como heredero único. Su cadáver fue embalsamado y trasladado en un vapor inglés a A Coruña, donde fue enterrado el 5 de junio.
Pero José todavía tenía muchas cosas que decir, aunque ya no estuviera entre nosotros. En sus últimas voluntades le hablaba a su sobrino sobre la importancia de la familia y la misión de ésta en la empresa, le aconsejaba sobre otros muchos asuntos y expresaba algunas de las ideas que le habían permitido crear un imperio en una apartada esquinita de la Península Ibérica.
Pedro Barrié Pastor cumplió religiosamente la última voluntad de su tío y no solo mantuvo la empresa, sino que la convirtió en la principal sociedad de la ciudad hasta su fallecimiento, en el que sus herederos deciden disgregar las actividades, dando lugar a dos empresas: Banco Pastor, que se hizo cargo de la división bancaria; y Sobrinos de José Pastor que pasó a gestionar la actividad marítima.
En 1912 se incorporaría al Banco Pastor, tras continuar con la tradición familiar de formarse en el extranjero, Pedro Barrié de la Maza. El resto es historia.
José Pastor Horta fue otro de esos gallegos adelantados a su tiempo, audaz, ilustrado, defensor de la educación y de la formación para todos, un firme creyente en la familia y un pionero que llegó a dar protagonismo a la mujer, denostada en aquellos oscuros tiempos. En una de las cartas póstumas que escribió a su sobrino, José reflexionaba: “¿Por qué no ha de haber licenciados y doctores en medicina, cirugía, leyes o ciencias pertenecientes al sexo femenino? Ya los hay en Estados Unidos, Rusia, Francia, Alemania y alguna otra nación y pronto los habrá también legalmente en la recalcitrante Inglaterra”.
Siguiendo los consejos de José, Banco Pastor se convirtió, ya en pleno siglo XX, en el primer banco español en admitir personal femenino para sus plazas de perito mercantil.
Iván Fernández Amil. Historias de la Historia.
Referencias:
- es.wikipedia.org
- lavozdegalicia.es
- elpais.com
- farodevigo.es
- dbe.rah.es
- finanzasparamortales.es
- fundacionbarrie.org
- coruna.gal
- laopinioncoruna.es
- expansion.com
- aehe.es