El 19 de marzo de 1791, la Academia de Ciencias de París proponía al mundo la adopción de un patrón de medida procedente de la naturaleza: el metro. Una medida que sería la diezmillonésima parte del cuadrante del meridiano de París. Pero ante la imposibilidad de medir todo un cuarto de meridiano desde el polo Norte al Ecuador, utilizaron una ingeniosa solución: medir un trozo y calcular matemáticamente el valor del total. El arco elegido fue el comprendido entre Dunkerque y Barcelona. Tras obtener la aprobación del rey Luis XVI y de seis meses de duro trabajo, se definió que el metro mediría 3 pies de rey, 11 líneas y 296 milésimas de una línea. El 10 de diciembre de 1799, una ley de la República firmada por el primer cónsul, Napoleón Bonaparte, establecía el metro para siempre con el lema: “Para todos los pueblos y para todos los tiempos”. Entre todos los que participaron en aquellas mediciones se encontraba un genio de su tiempo, un científico gallego que no solo ayudó a definir el metro, sino que introdujo la cristalografía en España y demostró empíricamente que la tierra estaba achatada por los polos, desmintiendo a los grandes de su época y dándole la razón al legendario Isaac Newton. Este gallego, quizá uno de los primeros científicos modernos de nuestra historia, se llamaba José Rodríguez González, más conocido como Matemático Rodríguez.

Uno de los 16 patrones de metro que se instalaron por todo París. https://mateturismo.wordpress.com

José nacía en una aldea de la parroquia de Santa María de Bermés, en el ayuntamiento de Lalín, provincia de Pontevedra, el 25 de octubre de 1770, en el seno de una humilde familia de labradores. Era el séptimo hijo de Ambrosio Rodríguez y Francisca González, que vieron que José era, ya desde muy pequeño, un niño inteligente, inquieto y con gran ansía de conocimiento. Como su situación económica no les permitía dar al joven José la formación que necesitaba, recurrieron a su tío y a su padrino, ambos eclesiásticos, para que les ayudaran en su formación. 

Y así lo hicieron.

Iglesia de Santa María de Bermés. https://www.turismo.gal

Fue enviado a cursar sus primeros estudios en el Colegio de Humanidades de Monforte de Lemos bajo la tutela de su tío, que dirigía el Colegio del Cardenal. José completó los estudios de Gramática, Aritmética y latín y partió, con 17 años hacia Santiago de Compostela para continuar con los estudios eclesiásticos gracias a una beca conseguida en el Colegio de los Jerónimos. En octubre de 1787 comienza los estudios de Filosofía y obtiene, tres años después, el Bachiller. Cinco años más tarde obtiene también el Bachiller en Teología, mientras compagina de manera autodidacta los estudios de Matemáticas y Botánica, ya que sus inquietudes no pasaban por la iglesia.

En 1789 ejerce como catedrático suplente de Matemáticas de la Facultad de Medicina, ganando dicha cátedra por oposición en 1801. Al finalizar su exposición ante el tribunal, sus miembros se rindieron ante su genialidad afirmando: “es usted quien debiera estar examinándonos a nosotros”. Era tal su extraordinaria inteligencia que la mesa del tribunal envió un informe al rey Carlos IV calificándole de genio.

El rey Carlos IV. https://www.cervantesvirtual.com

En 1802 solicita a la universidad permiso para viajar a París para perfeccionar y ampliar sus conocimientos, ciudad a la que parte en junio de 1803 y donde estudia Astronomía y Matemáticas en el Observatorio y Colegio de Francia, lugar en el que entabla amistad con algunos de las mentes más brillantes de la época, como Pierre-Simon Laplace, uno de los más mayores científicos de todos los tiempos.

Pierre-Simon Laplace. https://es.wikipedia.org

De estos sabios partió la recomendación al gobierno español para que Rodríguez fuese nombrado Comisionado para la medida del arco meridiano entre Barcelona y Formentera, petición que fue aceptada en agosto de 1806. El objeto de estas operaciones era prolongar hasta la isla de Formentera la medida realizada entre Dunkerque y Barcelona. La importancia de la correcta medición del meridiano de París se debía a que sería la base para establecer el “metro”, la unidad de medida de longitud del futuro Sistema Métrico Decimal. 

El 3 de septiembre de 1806 sale de París para ponerse manos a la obra, pero la misión se complica a partir de 1808, debido a la guerra hispano-francesa. Que unos científicos en lo alto de las montañas lanzaran globos aerostáticos y señales luminosas como parte de sus trabajos de medición, provocó que fuesen considerados espías, más aún al descubrir que algunos de ellos eran franceses, por lo que tuvieron que finalizar abruptamente su trabajo y huir a Francia.

Uno de los 135 medallones de bronce que recorren París marcando el meridiano. https://www.teknoplof.com 

Un año después, Rodríguez recibía un nuevo encargo del gobierno español para que viajase a Inglaterra con el objeto de examinar los establecimientos científicos ingleses destinados a la práctica y enseñanza de la Astronomía y sus aplicaciones a la Geografía y la Navegación.

Sería en las islas británicas donde José Rodríguez se convertiría en una leyenda, una auténtica eminencia. En Inglaterra realizó estudios y cálculos sobre el meridiano de Greenwich, llegando a determinar un error en los cálculos de uno de los geógrafos más prestigiosos de su época, William Mudge, que afirmaba que la Tierra era achatada por el Ecuador y no por los polos. El gallego recalculó todas las observaciones y su trabajo fue presentado ante la Royal Society el 4 de junio de 1812, demostrando empíricamente y de una manera definitiva lo que Isaac Newton afirmaba en una de sus teorías, que la Tierra estaba achatada por los polos.

Sede de la Royal Society dede 1967 en Westminster, Londres. https://www.britannica.com

A mediados de 1812, Rodríguez regresa a Santiago, donde permanece hasta que es enviado por orden del gobierno, dos años después, para estudiar Ciencias Naturales y Mineralogía en Alemania, con A.G. Werner, uno de los pioneros de la Geología y Mineralogía modernas. Después marcha a la Universidad de Göttingen, donde conoce al legendario Friedrich Gauss, que daba clase en el Observatorio de aquella universidad.

En 1817 vuelve a París por encargo de la Universidad de Santiago para adquirir instrumentos y equipamiento para el nuevo gabinete de Física, donde conoce a René J. Hauy, padre de la Cristalografía, que le regala una extraordinaria colección de 1.024 modelos cristalográficos perfectamente catalogados y ordenados que hoy se pueden admirar en el Museo de Historia Natural de la universidad compostelana. 

Muestra de la colección de 1.024 modelos cristalográficos traídos por Rodríguez. https://www.usc.gal 

En la capital francesa le ofrecieron la cátedra de Astronomía del Ateneo de Ciencias, puesto que rechazó. Por aquella época, el Emperador de Rusia, el zar Alejandro I, también le hizo llegar una propuesta irrechazable: la dirección del Observatorio Astronómico de San Petersburgo. Pero Rodríguez no quiso aceptarla sin dar conocimiento al gobierno español de este ofrecimiento. Para evitar su marcha le nombraron director del Observatorio Astronómico de Madrid, cargo que aceptó en 1819 y que le hizo volver a España.

Real Observatorio de Madrid. https://es.wikipedia.org

En la capital defendió la creación de la Universidad Central de Madrid como centro aglutinador de la ciencia, participando en su fundación. Para ello abandonó su cátedra en Santiago y ocupó la de Astronomía en la recién fundada universidad madrileña, germen de la actual Universidad Complutense de Madrid.

Universidad Central de Madrid a finales del siglo XIX. https://archivoshistoria.com

José compaginó sus actividades académicas y científicas con la política ya que, entre julio de 1820 y febrero de 1822 es diputado por Galicia en las Cortes, lo que le valdrá para ser perseguido cuando el rey Fernando VII anula la Constitución de Cádiz y restaura, en 1823, el absolutismo en España. Su orientación política provoca que se le retire la cátedra, lo que le deja sin recursos, además de enfermo, por lo que decide viajar a Portugal para trabajar en las universidades de Coímbra y Lisboa, donde se reencuentra con compañeros y amigos exiliados.

Retrato de Fernando VII por Francisco de Goya. https://es.wikipedia.org

El 12 de septiembre de 1824 regresa enfermo y empobrecido a Santiago, donde fallecería el día 30 de ese mismo mes a las 07:30 de la mañana.

Pese al gran prestigio y reconocimiento internacional que obtuvo en vida, pese a haber sido una autoridad científica, pese a haber demostrado empíricamente y de manera definitiva la forma de la Tierra y pese a haber colaborado en la medición exacta que definió el metro y con ello el Sistema Métrico Decimal, en la actualidad, sigue siendo un gran desconocido y una figura perdida en el tiempo enterrada en la iglesia de San Agustín de Santiago de Compostela con una lápida sin inscripción ni nombre alguno. 

Desde hoy, Matemático Rodríguez, ya forma parte de nuestras Historias de la Historia.

Iglesia de San Agustín en Santiago de Compostela. https://www.santiagoturismo.com

A pesar de que la Academia de Ciencias francesa decretó que el metro sería una diezmilésima parte de la longitud del meridiano de París desde el Polo Norte hasta el Ecuador, la longitud de un metro ha ido cambiando, pasando por barras-patrón de platino e iridio, en 1889, por 1.650.763,73 veces la longitud de onda en el vacío de la radiación naranja de un átomo del criptón 86, en 1960, y la actual de 1983, la distancia recorrida por la luz en el vacío en 1/299.792.458 partes de un segundo.

El meridiano de París. https://www.teknoplof.com

Iván Fernández Amil. Historias de la Historia.

Referencias:

  • es.wikipedia.org
  • lavozdegalicia.es
  • elcorreogallego.es
  • elpais.com
  • mcnbiografias.com
  • historiadeza.wordpress.com
  • calanbike.blogspot.com
  • farodevigo.es
  • elconfidencial.com