El 7 de agosto de 1959, la NASA lanzaba al espacio desde Cabo Cañaveral el satélite Explorer 6. Su misión principal era la de monitorizar la radiación de la atmósfera terrestre, pero tenía otros objetivos, entre ellos, tratar de obtener la primera fotografía de la Tierra desde el espacio exterior. El 14 de agosto obtuvo una instantánea de una estación de la NASA en Hawái mientras se encontraba a unos 27.000 kilómetros de altura sobre México, en uno de los grandes hitos en la historia de la exploración espacial. Aquella fotografía, que tardó 40 minutos en llegar a la Tierra, sería la primera de muchas que se necesitarían para cartografiar casi todos los rincones del planeta con una exactitud milimétrica. 125 años antes, un gallego junto a un caballo, un cuaderno, unos cuantos instrumentos y 17 años de su vida, logró realizar el primer mapa topográfico científico de la historia de España utilizando métodos y mediciones matemáticas. Este gallego dibujó un mapa con una precisión que no conseguiría superarse hasta que el ser humano comenzó a enviar satélites al espacio como el Explorer 6. Esta es la historia de Domingo Fontán, el matemático que logró redactar, hace casi 200 años, una obra adelantada a su tiempo: la Carta Geométrica de Galicia.
Domingo Fontán Rodríguez nacía el 17 de abril de 1788 en Porta do Conde, un lugar de la parroquia de Santa María de Portas, en el municipio pontevedrés de Portas. De su educación se ocupó un tío materno, sacerdote en la villa de Noia, donde aprendió inglés y francés gracias a un grupo de religiosos franceses que habían huido de la Revolución y que fueron acogidos en aquella parroquia.
Con 12 años, en el año 1800, inicia los estudios de Filosofía en la Universidad de Santiago de Compostela, obteniendo el título tan solo dos años después. Con tan solo 24 años ya era catedrático, titulado en Teología, doctor en Artes y en Ciencias Exactas.
Uno de sus profesores fue José Rodríguez González, más conocido como Matemático Rodríguez, un genio que en 1808 había solicitado al gobierno la creación de un mapa general de España que no vio la luz debido a la inestabilidad política de la época.
Fontán era conocedor de esta idea y de las palabras que su maestro había dejado escritas en el proyecto presentado: “Toda nación civilizada que desea la prosperidad de su país debe tener a la vista un diseño exacto de éste”, así que decidió ponerlas en práctica y situar a su tierra, Galicia, en el mapa.
Todo comenzó en un legendario pazo de Cambre, en la provincia de A Coruña, el Pazo de Sobrecarreira, lugar donde se habían alojado los mariscales franceses Soult y Ney durante la persecución del general Sir John Moore mientras intentaba reembarcar sus tropas en A Coruña. Más concretamente, todo comenzaba en el palomar del pazo. Allí, el 13 de noviembre de 1816, Fontán elaboró sus primeros dibujos y anotaciones con los accidentes geográficos, ángulos y medidas que veía en el horizonte y medía con su rudimentario y escaso instrumental. Además, decidió utilizar el sistema métrico decimal, algo inédito en España en aquel momento.
Para ello fue esencial el papel de su maestro, Matemático Rodríguez, quien durante sus viajes adquiría algunas de las herramientas cartográficas más modernas y precisas de toda Europa para el Gabinete de Instrumentos de Astronomía, Matemáticas y Física experimental de la Universidad de Santiago de Compostela.
Tras el éxito de las pruebas se necesitaba un punto cero, un lugar de referencia desde el que comenzar a elaborar todas las mediciones. Para ello escogió un simbólico lugar: la Torre del Reloj de la Catedral de Santiago, la Berenguela, de la cual calculó su latitud exacta tras 200 días de observaciones astronómicas, estableciendo el punto preciso desde donde se mediría Galicia.
En 1817 comenzó a elaborar la Carta con un trabajo que requería de una enorme precisión y que obligaba a Fontán a recorrer toda Galicia, subiendo a lo más alto de las montañas, campanarios, torres,… mientras iba anotando ríos, iglesias, puentes… en un área de más de 29.000 kilómetros cuadrados sin dejar ni un solo metro sin pisar, revisar, registrar y medir.
Durante los 17 años que dedicó a recorrer todos los rincones de su tierra, Fontán era visto como una mezcla de peregrino, sacerdote y sabio del siglo XIX que, a pie o a caballo y siempre con su capa negra, era recibido con reverencia, respeto y mucho cariño en todos los lugares por los que pasaba. Su fama le precedía y todos sabían que aquel hombre estaba midiendo sus pueblos.
Como resultado en su Carta aparecen localizadas las 4.000 iglesias parroquiales de Galicia que, hasta su mapa, jamás habían sido catalogadas, además de registrar todos los accidentes geográficos de la comunidad, alcanzando un nivel de detalle que no sería igualado hasta la aparición de la cartografía por satélite 125 años más tarde. Su precisión fue tal que existieron zonas de Galicia que en 1950 todavía utilizaban como principal fuente de información cartográfica su mapa impreso 100 años antes.
Cuando terminó los trabajos de su Carta los presentó a la reina María Cristina, en diciembre de 1834, quien ordenó imprimirla. Sin embargo, hasta 1845 no fue posible su grabado debido a las dificultades económicas y a que era técnicamente complicado hacerlo debido a que tenía unas dimensiones considerables (3×4 metros), lo que obligó a Fontán a viajar a París para buscar impresor y supervisar su grabado.
Finalmente se grabó en doce secciones que llegaron a España en junio de 1847. 450 ejemplares fueron remitidos por Fontán al gobierno mientras que otros 50 se enviaron a Galicia y Madrid para senadores, diputados, gobernadores y otras autoridades. En la actualidad, algunas de estas copias presiden simbólicos lugares como el Parlamento de Galicia, la Facultad de Geografía de Santiago o la Real Academia Galega de la lengua.
En 1835, la reina María Cristina lo nombró director del Real Observatorio Astronómico de Madrid y en 1837 fue elegido diputado en las Cortes, donde defendía a Galicia con frases como “Si quieren, les nombro uno por uno todos los pueblos de Galicia”, “conozco las 3.600 parroquias y las cinco catedrales gallegas” o “he recorrido más de 10.000 pueblos escuchando sus quejas”.
Fontán además era empresario, ya que poseía una de las primeras fábricas de papel de Galicia, en Lousame, y dedicó buena parte de su vida a defender el ferrocarril utilizando su mapa como una herramienta para su trazado. La primera línea de lacomunidad, entre Santiago de Compostela y Carril, fue proyectada y diseñada en base a sus recomendaciones y a su Carta, aunque no pudo verla terminada, ya que falleció el 24 de octubre de 1866, siete años antes de su inauguración, en el balneario de Cuntis.
En 1988, tras más de un siglo olvidados en un cajón el cementerio de Santiago de Compostela, sus restos fueron trasladados al Panteón de Galegos Ilustres en San Domingos de Bonaval, donde fueron enterradas junto a las de Rosalía de Castro.
A pesar de que la Carta Geométrica de Fontán es considerada el primer mapa realizado con rigor científico en toda la historia de España, de su gran trascendencia para el desarrollo de Galicia y de que fue el modelo por el que se trazaron las que hoy en día son las principales vías de comunicación de Galicia, su figura ha pasado completamente desapercibida. Tan solo recibió un pequeño homenaje por parte de la Real Academia Galega de Ciencias en 2018, en el Día da Ciencia en Galicia.
Parece poco reconocimiento para el hombre que puso a Galicia en el mapa.
En la actualidad, su obra puede admirarse en un magnífico PDF en alta resolución disponible para su descarga en la Biblioteca virtual del patrimonio bibliográfico del Ministerio de Cultura aquí:
Iván Fernández Amil. Historias de la Historia.
Referencias:
- es.wikipedia.org
- lavozdegalicia.es
- farodevigo.es
- elpais.com
- consellodacultura.gal
- fundaciondomingofontan.es
- dbe.rah.es
- parlamentodegalicia.es
- geoinstitutos.org
- diariodepontevedra.es
- cuadernosdedomingofontan.com
- ragc.gal
- iegps.csic.es
- bvpb.mcu.es