El sábado 27 de abril de 1521, 61 hombres desembarcaban de tres pequeñas lanchas en una playa de la isla de Mactán, en la provincia filipina de Cebú. Aquellos extranjeros habían quemado cincuenta casas y robado en otras tantas como castigo a los habitantes locales por no haber aceptado su autoridad. Los nativos, enfurecidos, decidieron plantar cara a los invasores con 1.500 guerreros en aquella playa. Al amanecer, comenzó una desigual lucha en la que los extranjeros portaban armaduras y armas de fuego contra flechas, lanzas y piedras de los indígenas. Durante media hora se sostuvo un duro combate en el que los proyectiles de los mosquetes y de las ballestas no surtían la efectividad esperada, ya que penetraban en los escudos enemigos, pero no dañaban a sus portadores. Durante la refriega, una flecha envenenada atravesó la pierna del líder extranjero, quien ordenó una lenta retirada mientras él se replegaba junto a ocho hombres. Los indígenas concentraron en ellos su ataque, combatiendo durante una hora sin descanso, hasta que los invasores fueron superados y eliminados. Aquel líder se llamaba Fernando de Magallanes y entre los valientes que lo defendieron estaba dos gallegos, y no eran los únicos. A bordo de los barcos que integraban su legendaria expedición había otros 11, de los cuales parte sobrevivieron a aquel viaje, aunque solo dos consiguieron terminarlo. Esta es la historia de los olvidados gallegos que dieron la primera vuelta al mundo.
El 10 de agosto de 1519, una flota de cinco naves: Victoria, Trinidad, Concepción, San Antonio y Santiago, bajo el mando de Fernando de Magallanes, partían del puerto de Las Muelas de Sevilla. Su propósito era el de abrir una ruta comercial con las islas de las especias por occidente buscando un paso entre el océano Atlántico y el océano Pacífico, con el que cumplir el sueño del almirante Cristóbal Colón. Pero aquellos héroes no solo cumplirían aquel sueño, sino que acabarían superándolo en la mayor aventura marítima de todos los tiempos.
Tras abastecerse, el 20 de septiembre de 1519, zarpaban de Sanlúcar de Barrameda. En la dotación había italianos, portugueses, griegos, belgas, alemanes, españoles… y entre ellos 12 gallegos olvidados por la historia.
La expedición llega a Brasil dos meses después y se dirigen hacia el sur en busca del paso hacia el mar que los llevaría a las islas de la especiería. Deciden resguardarse del invierno en la desconocida Patagonia, donde naufraga la nao Santiago en un reconocimiento rutinario de la costa. En octubre de 1520, la San Antonio deserta y regresa a Sevilla con su tripulación, entre ellos uno de los gallegos de la expedición, el grumete Luis de Avendaño.
Las naves que quedaban, la Victoria, la Trinidad y la Concepción, encuentran el deseado paso que los lleva a un sosegado y calmado océano al que bautizan como océano Pacífico. Durante 100 días se enfrentan a la escasez y el escorbuto, produciéndose varias muertes, entre ellas, la de otros dos gallegos: el grumete coruñés Rodrigo Gallego y el piloto de la Victoria, Vasco Gallego.
Tras llegar a las islas Filipinas, durante el enfrentamiento entre Magallanes y los indígenas el 27 de abril de 1521, fallecen otros dos gallegos que formaban parte de los ocho hombres que defendían al portugués. Se trataba de Antón de Noya, natural de Noia, y Rodrigo Nieto, de Ourense.
Tan solo unos días después, el 1 de mayo, otro gallego, Ximón de la Rochela, natural de Ribadeo, muere durante una emboscada tendida por indígenas, en la isla de Cebú, contigua a la de Mactán.
En ese momento quedaban 118 tripulantes, insuficientes para gobernar tres barcos, por lo que se decide destruir la nao en peor estado, la Concepción, y se reorganiza la expedición en la Trinidad y la Victoria, las cuales tardan seis meses en llegar a Brunei, en la isla de Borneo, desde donde Juan Sebastián Elcano toma el mando y consigue alcanzar su destino, las islas de las especias, la isla de Tidore, en las Molucas. Allí cargan sus barcos y parten rumbo a España el 18 de diciembre de 1521.
Pero antes de salir, la Trinidad debe ser reparada, por lo que deciden que sea la Victoria la que retome el viaje en solitario a Castilla rumbo oeste, con 53 tripulantes a bordo. Cuando la Trinidad quedó reparada, su capitán decidió retornar por el este, atravesando el Pacífico, para evitar enfrentamientos con los portugueses en las costas africanas pero, tras un temporal, regresan bajo sus pasos llegando a la isla de Mao, donde otro gallego, Gonzalo de Vigo, deserta y se queda en tierra en agosto de 1522.
La Trinidad acabó llegando de nuevo a la Molucas, pero durante el viaje fallecieron 27 tripulantes, entre ellos otros dos gallegos, Juanes de Tuy y Juan Gallego. La nao llegó con 17 tripulantes y fue apresada por los portugueses. Solo cinco supervivientes conseguirían regresar a España años después.
Mientras tanto, la nao Victoria seguía su camino rumbo a España, tras atravesar el océano Índico y bordeando las costas de África. Hicieron una parada en Cabo Verde para aprovisionarse, pero los portugueses apresaron a 13 hombres, entre ellos al hijo del fallecido Vasco Gallego, Vasquito, quien se quedaría en Cabo Verde mientras Elcano ponía rumbo a España. Aunque no se olvidó de sus compañeros apresados y, tras su llegada a Castilla, pidió al rey, Carlos I, que intercediera ante ellos. En enero de 1523, todos eran liberados tras el pago de su rescate.
Finalmente, tras haber recorrido 42.000 millas, dos vueltas al mundo, el 6 de septiembre de 1522, una nave escorada y desarbolada, llegaba al puerto de Sanlúcar de Barrameda. A bordo tan solo 18 escuálidos hombres y 3 indios de las islas Molucas. El comandante de aquella extraña expedición, que decía llamarse Juan Sebastián Elcano, afirmaba que eran los supervivientes de la armada de Magallanes. Lo habían conseguido. Habían vuelto a casa tras consumar una de las mayores gestas de todos los tiempos, la circunnavegación de la Tierra. Y entre aquellos 18 héroes se encontraban dos gallegos, naturales ambos de Baiona, de los que no sabemos más: Diego Carmena Gallego y Vasco Gómez Gallego.
“Y más sabrá Vuestra Majestad de aquello que más debemos estimar y es que hemos descubierto y dado la vuelta a toda la redondez de la tierra” escribía Elcano tras su llegada a casa. Así fue como dos olvidados gallegos completaron la primera vuelta al mundo de la historia.
Por cierto, Gonzalo de Vigo, el desertor de la nao Trinidad, también daría la vuelta al mundo, aunque lo conseguiría tiempo después, en 1536. Ese año llegó a Lisboa junto a otros 23 hombres en un destartalado barco, la Santa María de la Victoria, que formaba parte de una flota de siete naves y 450 hombres que había partido de A Coruña el 24 de Julio de 1525, la Expedición de García Jofre de Loaísa. Sin su ayuda, aquella expedición, jamás lo habría conseguido.
Iván Fernández Amil. Historias de la Historia.
Referencias:
- es.wikipedia.org
- elespanol.com
- lavozdegalicia.es
- farodevigo.es
- elcorreogallego.es
- laregion.es
- diariodepontevedra.es
- gallegosporelmundo.wordpress.com