No existen testimonios arqueológicos que permitan certificar la existencia histórica del rey y caballero más legendario de todos los tiempos: Arturo. La idea de Arturo como una figura histórica real proviene principalmente de dos documentos medievales, Historia Brittonum y Annales Cambriae, que datan de los siglos IX y X respectivamente, por lo que son fuentes considerablemente tardías, ya que, si Arturo realmente hubiese existido, habría vivido en el siglo VI. Pero a pesar de que nadie ha podido probar su existencia y de que lo que sabemos sobre él nace de unos textos que, probablemente, sean simples cuentos, el rey Arturo ha pasado a la historia como sinónimo de inteligencia, honor y lealtad. Su espada Excalibur es un símbolo del poder legítimo. Su capital, Camelot, un lugar idílico de igualdad, justicia y paz y el hecho de que se reuniese junto a sus caballeros en torno a una Mesa Redonda, confiere a Arturo la cualidad de ser el primero entre iguales, sin distinciones con los que le rodean. Sea como sea, parece que las leyendas de Arturo se basaron en la extraordinaria vida de un emperador gallego que fue uno de los primeros reyes de Britannia y es considerado un héroe nacional en Gales. Otra leyenda, creada para ensalzar el linaje de una familia de la alta nobleza francesa, nos habla de otro gallego, que vivía en A Coruña, y que acabó siendo rey de Galicia y de Bretaña: Ponthus.

La historia del legendario Ponthus es una novela de caballería escrita en francés antiguo a finales del siglo XIV: Ponthus y la bella Sidoine. Parece ser que no es una obra original, ya que se inspira en un trabajo anterior, “Horn et Rimehild”, un poema del siglo XIII de origen anglonormando.

La historia de Ponthus sigue la tradición de la literatura de caballería, pero incide en las enseñanzas y los ideales morales y políticos, por lo que hay en ella un cierto estilo didáctico.

Hablamos de una leyenda, un cuento creado por la familia La Tour para ensalzar y realzar su linaje y dotarle de más antigüedad de la que tenía. Para ello buscaban dotar a su linaje, establecido en tierras de Bretaña, con orígenes heroicos, motivo para el cual crearon a un legendario héroe gallego: Ponthus.

Esta historia comienza en A Coruña, lugar donde residía el rey de Galicia, Tiber, un hombre inteligente, cabal y bondadoso. Con su esposa, hermana del rey de Aragón, había tenido un hijo al que llamaron Ponthus. 

A la ciudad de A Coruña llegó Brodás, uno de los hijos del sultán de Babilonia, quien había sido enviado por su padre para luchar contra la cristiandad. Los musulmanes llegaron a la ciudad en 12 barcos camuflados como vendedores de especias para, al día siguiente, arrasar la plaza y acabar con la vida del rey Tiber.

Durante los enfrentamientos, la reina logró escapar y el heredero se escondió junto a otros trece niños durante tres días, hasta que decidió salir a luchar y fueron detenidos por el nuevo rey Brodás, quien los desterró, tras negarse a convertirse al islam, en un barco abandonado a la deriva.

Pero la fortuna quiso que llegaran al puerto de Vannes, en la Bretaña francesa, donde fue recibido y acogido en el palacio del rey bretón Huguel, donde crece bajo su protección y desarrolla una estrecha relación con Sidoine, la hija del rey. 

Ambos jóvenes se enamoran, pero su amor enfrenta a numerosos obstáculos debido a las responsabilidades y deberes que ambos tienen hacia sus respectivos reinos. Ponthus se convierte en un destacado caballero fiel a sus principios y valores, guiado por un fuerte sentido de justicia y honor, que se tiene que enfrentar a múltiples desafíos y aventuras que prueban su valentía y determinación. Debe defender Bretaña de multitud de enemigos, demostrar su honor en duelos y torneos, y proteger a Sidoine de pretendientes no deseados y conspiraciones palaciegas.

Uno de los incidentes clave de su historia es el secuestro de Sidoine por un grupo de enemigos que buscaban desestabilizar el reino bretón y utilizarla como moneda de cambio para obtener beneficios políticos y territoriales. Los secuestradores son un grupo de caballeros renegados y mercenarios liderados por Guenelet, un traidor que anteriormente había servido en la corte bretona. 

Al enterarse del secuestro, Ponthus jura rescatarla, reúne a un pequeño grupo de leales caballeros y emprende una misión de rescate. La búsqueda los lleva a través de peligrosas tierras repletas de trampas y emboscadas preparadas por Guenelet y sus hombres, que van superando con determinación y astucia hasta llegar al campamento enemigo y enfrentarse directamente con el traidor, que es vencido en duelo.

Tras rescatar a Sidoine, Ponthus decide regresar a Galicia para liberarla de los invasores musulmanes. Con el apoyo del rey bretón, organiza una expedición para reconquistar Galicia en una campaña llena de batallas estratégicas y enfrentamientos durante los cuales logra expulsar a los invasores musulmanes, restaurando el orden. 

Tras la victoria, Ponthus se casa con Sidoine en una ceremonia que simboliza la unión de Galicia y Bretaña y que refuerza la alianza política y cultural entre ambos reinos. Y si esto fuera poco, Polido, primo de Ponthus, asciende al trono de Inglaterra, fortaleciendo los lazos familiares y políticos con Galicia y Bretaña, esenciales para mantener la paz y la cooperación en una Europa medieval plagada de conflictos.

La obra fue un éxito en su época, fue traducida a numerosos idiomas y se realizaron multitud de ediciones y copias manuscritas, pero lo que puede parecer sorprendente es que una familia como los de La Tour, para ensalzar y realzar a su linaje, ubicasen en Galicia el origen del mismo. ¿Por qué Galicia?

Pues porque Galicia, durante la Edad Media, era una región muy conocida que ya aparecía en obras de algunos de los autores más importantes de su época: la Divina Comedia de Dante, las poesías de Ruteubeuf, los Cuentos de Canterbury… Galicia era un país propio e independiente del resto de reinos ibéricos y considerado como uno de los primeros reinos de Europa.

Además, en Galicia se encontraba el punto final del Camino de Santiago, una de las rutas de peregrinación más importantes de la cristiandad medieval, por lo que situar la historia aquí, una región con un significativo intercambio cultural y religioso, les daba todavía más prestigio.

Por eso, aunque hoy en día pueda sorprendernos, parece lógico que una familia de la alta nobleza francesa creara esta enorme y maravillosa leyenda para hacerse pasar por descendientes de reyes gallegos, dando mayor legitimidad y atractivo a la historia, pero, sobre todo, a la suya.

Aunque no podemos olvidar, al fin y al cabo, que todo es un cuento. ¿O no?

Iván Fernández Amil. Historias de la Historia.

Referencias:

es.wikipedia.orgelespanol.com

lavozdegalicia.es

astures.es

diariodepontevedra.es

dbpedia.org

arlima.net

digital.nls.uk

digi.ub.uni-heidelberg.de

e-codices.unifr.ch