En agosto de 1800, Napoleón Bonaparte alzó su copa y brindó "por los valientes ferrolanos", que acababan de vencer a los invasores ingleses en la conocida como Batalla de Brión. Toda Galicia festejaba aquella inesperada y sorprendente victoria sobre el mayor enemigo español de aquella época. Lo que el futuro emperador no se imaginaba era que aquellos mismos batallones de Marina que habían vencido a los británicos, y que formaban parte del Tercio Norte de Ferrol, le derrotarían en la Batalla de Toulouse catorce años después, poniendo fin a una larga guerra que había comenzado con la sublevación del pueblo de Madrid el 2 de mayo de 1808. El 28 de marzo de 1809, Vigo se convertía en el primer lugar de Europa en expulsar a los ejércitos napoleónicos de una plaza conquistada y desde la ciudad olívica se organizó parte de la ofensiva que expulsaría de Galicia al ejército imperial de Bonaparte. Lo que inicialmente había sido un paseo militar se transformó para Napoleón en uno de sus mayores infiernos, pero cuando se dio cuenta ya era demasiado tarde. Por toda Galicia, la población civil se enfrentó a los franceses con lo que tenían a mano, mostrándole a Napoleón que los gallegos jamás se rendirían. Uno de esos lugares era el puente de Cruzul.
El puente de Cruzul cruza el río Cruzul, en el municipio de Becerreá, en la provincia de Lugo. Está construido en piedra caliza, tiene una altura de 29 metros y una longitud de 93 metros, con una calzada de 8 metros de ancho sobre tres arcos semicirculares de 12 metros de diámetro.
Su origen parte del Real Decreto del 10 de junio de 1761, en el que Carlos III estableció la creación en España de una red radial de Caminos Reales sólidamente construidos y que comenzaron con los que llevaban desde Madrid a Valencia, Andalucía Cataluña y Galicia.
El secretario de Hacienda, Zenón de Somodevilla y Bengoechea, I Marqués de la Ensenada, optó por nombrar al ingeniero francés Carlos Lemaur, director de obras del camino de Astorga a Galicia, en 1763, y fue quien diseñó el puente.
Lemaur mantuvo fuertes discrepancias con los capitanes generales de Galicia durante el tiempo que duraron las obras, ya que decidió hacer el trazado del camino haciéndolo coincidir con el de una calzada romana recogida en el Itinerario de Antonino que acababa de ser descubierta y que abarataría los costes: la Vía XX.
Las obras del puente comenzaron entre 1776 y 1778 y, aunque no se sabe con exactitud cuándo terminaron, sí tenemos constancia de que lo hicieron a finales del siglo XVIII, siendo la primera infraestructura de ingeniería civil moderna que pretendía acabar con el aislamiento de Galicia con la Meseta.
Y su posición en el camino real que comunicaba Galicia con Castilla, le permitió ser testigo de algunos grandes episodios de la resistencia que salpicó la comarca de Os Ancares durante la guerra de la independencia. La oposición a la invasión francesa se mostró en esta región como una de las más activas y batalladoras de toda España y consiguió unir, en un hecho sin precedentes, al clero, la nobleza y el campesinado.
Realmente, en Cruzul no hubo una sola batalla, pero quizá la más legendaria fue la que ocurrió para cubrir la huida del comandante en jefe de las tropas británicas en la península ibérica: sir John Moore.
Moore había tomado el control de una fuerza de más de 25.000 hombres con el encargo de cruzar Portugal y auxiliar a los batallones españoles que combatían contra Napoleón. Pero al llegar se encontró con que no existía tal ejército español y que estaba rodeado, por lo que no tuvo más remedio que ordenar una retirada desesperada. “Continuar mi ataque a Soult en este momento, significaría la pérdida de mi ejército, no solo para España, sino también para Inglaterra”, reconoció en su diario.
La única salida era llegar a A Coruña, puerto más cercano para poder embarcar a la máxima cantidad de tropas posibles. La flota inglesa estaba resguardada en la bahía de Vigo, pero llegar hasta allí suponía tres días más de viaje.
Por ello, a finales de diciembre de 1808, los británicos emprendieron una dura marcha durante la que fallecieron más 6.000 soldados. Cuando alcanzaron su destino descubrieron que el centenar de barcos de la Royal Navy que tenía que sacarlos de aquel infierno todavía no habían llegado a A Coruña.
Aquella espera dio origen a una de las batallas más legendarias de las guerras napoleónicas, en la que fallecería el propio Moore, la Batalla de Elviña, una dulce derrota inglesa gracias a la cual se salvaron miles de efectivos que, años más tarde, acabaron siendo decisivos en la expulsión de los franceses de España.
Pero antes de llegar a A Coruña, los ingleses pasaron durante su huida por el puente de Cruzul perseguidos por las tropas francesas. Para frenar la persecución del ejército de Napoleón decidieron volar el puente, pero los perseguidores se les echaron encima, momento en el que los guerrilleros locales, hartos de asistir al permanente saqueo de las tropas francesas que ya estaban en la zona, salieron con cualquier cosa que pudiese servir como arma, en ayuda de los ingleses.
Como no había dado tiempo a volar el puente, los vecinos de Becerreá tendieron una emboscada a los invasores, ganando un preciado tiempo para que los ingleses prosiguiesen su huida a A Coruña, combatiendo sobre el puente con azadas, cuchillos y palos frente a cañones, mosquetes y sables.
Llegaron incluso a robar más de 1.000 fusiles que los franceses habían escondido cerca del puente, en un episodio que se conserva en las tradiciones locales hasta nuestros días y que acabó provocando que muchos de los desagües de los fregaderos de las casas de Becerreá se hiciesen con los cañones de aquellos fusiles franceses.
Incluso durante años existió un bar donde se mostraban las evidencias del levantamiento popular contra Napoleón y cuyas paredes estaban decoradas con los sables anchos usados entonces por las tropas francesas y que se llamaba “Bar Chafarotes”. Hoy en día todavía pueden encontrarse algunas de esas armas en casas particulares y, hasta la década de 1980 era habitual ver durante el carnaval a los vecinos disfrazados de guerrilleros portándolas.
También está documentado el enfrentamiento de los vecinos, de nuevo en el puente, cuando el general Pedro Caro y Sureda llamó a la movilización cuando los franceses ya huían desde todas partes de Galicia.
En la actualidad, el puente de Cruzul está a la altura del kilómetro 465 de la antigua Nacional VI y mantuvo su uso principal hasta 1987, cuando se abrió el nuevo puente que supuso el desvío de la carretera nacional, por lo que hoy en día es utilizado solo por tráfico local. Napoleón ya no necesitaría pasar por él.
Debido a su importancia histórica y patrimonial, desde el año 2009 se lleva intentando que sea declarado BIC, Bien de interés cultural, sin éxito. Desde luego, si algún lugar se lo merece, es el puente de Cruzul.
La Batalla de Elviña, la Reconquista de Vigo, las batallas en el puente de Cruzul y otros muchos enfrentamientos llevados a cabo tanto en Galicia como en el Norte de Portugal revelaron al mundo una extraordinaria lección: el ejército francés no era invencible cuando se enfrentaba a un país en armas y dispuesto a morir. Todas estas acciones, llevadas a cabo en el primer semestre de 1809, expulsaron de España en solo cinco meses a los mariscales Soult y Ney para no volver jamás.
Y como no podía ser de otra forma estando en Galicia, todos estos episodios ocurridos en Becerreá se recrean desde el año 2022 en “A Batalla da Ponte de Cruzul”, un evento que se celebra durante 3 días del mes de mayo y en el que participa, como testigo de excepción, el puente que mostró a Napoleón que jamás nos rendiríamos…
Iván Fernández Amil. Historias de la Historia.
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Referencias:
es.wikipedia.org
elespanol.com
lavozdegalicia.es
farodevigo.es
elpais.com
eldebate.com
elprogreso.es
concellobecerrea.es