Durante la Edad Media, la Corte de Castilla tenía condición de itinerante, es decir, los reyes y todo su séquito y burocracia se desplazaban de una ciudad a otra para su celebración. La elección de los lugares que acogían las Cortes se realizaba en función de múltiples intereses políticos y económicos, pero a partir del reinado de Carlos I, esta itinerancia comienza a desaparecer, ya que el emperador situó la Corte en Toledo durante cuarenta y dos años. En 1561, su hijo Felipe II decidió trasladarla a Madrid, donde permanecería durante otros cuarenta años, hasta que, con Felipe III, se trasladó a Valladolid por un periodo de solo cinco años, tras los cuales regresó a Madrid, debido al mayor pelotazo de la historia, orquestado por el corrupto duque de Lerma. Lo que quizá no recordaban es que, hacía 200 años, otro duque, un inglés que reclamaba la corona de Castilla para su estirpe, no solo entró en guerra para conseguirlo, sino que instaló las Cortes de su reino en Ourense. Además, este enfrentamiento dio inicio a la tradición de los Príncipes de Asturias. Aquel inglés pasó a la historia como Juan de Gante, el todopoderoso duque de Lancaster. Ojo, que hoy la cosa va de Juanes…
Juan de Gante era el cuarto hijo del rey Eduardo III de Inglaterra, nacido en Gante, Bélgica, en 1340. En 1359 contrajo matrimonio con la hija de Enrique de Grosmont, que ostentaba el título de duque de Lancaster, que recibiría tras la muerte de su suegro en 1361.
Este título le sirvió para tener una excelente posición económica, con más de treinta castillos y otras posesiones, tanto en Inglaterra como en Francia, y para gozar de cierta independencia en la Corte.
Tras la muerte de su primera esposa, en 1369, contrajo un nuevo matrimonio el 21 de septiembre de 1371 con Constanza de Castilla, hija del derrotado monarca de Castilla, Pedro I el Cruel, asesinado por su propio hermano.
El 30 de enero de 1372, Juan y su esposa Constanza fueron reconocidos por el rey Eduardo de Inglaterra como reyes de la Corona de Castilla, y Juan toma la heráldica castellana para su propio sello, representado en una armadura y montado a caballo.
En 1385, con Castilla y Portugal enfrentadas por sus tronos, se produjo una aplastante derrota de los castellanos en Aljubarrota, lo que acabó desencadenando que, con el rey de Castilla, Juan I, en una posición muy débil, el inglés quisiese hacer efectivas sus reclamaciones al trono castellano.
Un año después, respaldado por una bula papal de Urbano VI que le concedía el derecho al trono de Castilla y un acuerdo firmado con Portugal en el Tratado de Windsor, Juan de Gante daba inicio a su campaña.
Una flota de más de cien barcos partió desde Inglaterra con los duques, que llegaron a A Coruña durante el verano de 1386, que fue defendida por sus propios habitantes del asedio inglés, pero la defensa resultó insuficiente y la ciudad cayó en manos del de Lancaster.
Tras la conquista, continuaron hacia el sur de manera pacífica, hasta llegar a Santiago de Compostela, donde fueron recibidos por el cabildo de la ciudad, que les entregó las llaves. En la catedral se hizo proclamar, en una solemne ceremonia, rey de Castilla, tras lo cual partió hacia el sur, conquistando ciudades como Vigo, Baiona, Pontevedra y Ourense, donde estableció su Corte.
Pasado el invierno, Juan de Gante invadió el Reino de León junto al rey de Portugal, pero fueron incapaces de derrotar a las tropas de Juan I de Castilla en los distintos enfrentamientos que tuvieron.
Además de la habilidad de los asesores militares castellanos y del abandono de apoyos en Galicia, Juan de Gante se encontró con otro enemigo con el que no contaba: la peste. Debido a sucesivos brotes, sus tropas se fueron diezmando y su ejército pasó de casi 20.000 soldados a la mitad, lo que acabó provocando que decidiese llegar a un acuerdo diplomático a espaldas de Portugal.
En el tratado de Bayona, el inglés renunció a los derechos sucesorios castellanos y se comprometió el matrimonio de los herederos de ambos linajes: Enrique, hijo de Juan I y futuro rey Enrique III de Castilla; y Catalina de Lancaster, hija de Juan de Gante y Constanza de Castilla. Ambos recibirían el título de príncipes de Asturias y sucederían a Juan I en la Corona castellana. Además, Juan de Gante recibió una importante indemnización de 600.000 francos de oro.
La boda tuvo lugar en septiembre de 1388 y, tras ella, los duques de Lancaster regresaron a Inglaterra por mar desde Oporto.
Constanza de Castilla murió en el castillo de Leicester el 24 de marzo de 1394. Dos años después, Juan de Gante se casaría con su amante, Catalina Swynford. El 3 de febrero de 1399, el duque de Lancaster falleció por causas naturales, también en Leicester, con 58 años de edad. Fue enterrado, por su expreso deseo, en la catedral de San Pablo en Londres, junto a su primera esposa. Allí se encuentran todavía sepultados.
Iván Fernández Amil. Historias de la Historia.
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Referencias:
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