A las 14:50 del 1 de octubre de 1946 se iniciaba la última sesión de los Juicios de Núremberg, un proceso penal contra 24 altos cargos de la Alemania nazi acusados por los crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial en nombre del Tercer Reich. El Palacio de Justicia de Núremberg fue el elegido para albergar este proceso por razones simbólicas, ya que había sido el mismo lugar donde 10 años antes se habían promulgado las Leyes de Núremberg, una serie de normas antisemitas y racistas. Tras 314 días, en los que se escuchó a 240 testigos y se leyeron 300.000 declaraciones, el tribunal dictó varias condenas a muerte, de prisión y absoluciones. Más de 250 periodistas se desplazaron para cubrir la actuación del Tribunal Militar Internacional instalando su base de operaciones en el castillo de los condes Faber-Castell. Solo tres españoles cubrieron los juicios de Nuremberg, entre ellos un gallego que acabaría convirtiéndose en una de las figuras más importantes del periodismo del siglo XX. Un ourensano que conoció el nazismo, la Inglaterra de Churchill, los Estados Unidos de Eisenhower, que fue condecorado con la Orden del Imperio Británico, que se cree que trabajó para los servicios secretos engañando a Hitler y que fundó una granja cuya marca lleva el nombre de Galicia y su calidad por todo el mundo: Casa Grande Xanceda. Esta es la historia de Augusto Assía.
Su verdadero nombre era Felipe Fernández Armesto, natural de un pequeño pueblo de Ourense, A Mezquita, donde nació el 30 de abril de 1906. Pronto dio salida a su vocación periodística publicando sus primeros artículos en el diario vigués “El Pueblo Gallego”, en 1924.
Ese mismo año ingresó en la Facultad de Filosofía y Letras en Santiago de Compostela y se licenció tres años después. En 1928, Felipe logró una beca para acudir a la Universidad de Humboldt de Berlín, desde donde comenzó a trabajar para varios medios como “El Sol”, “La Libertad” o “ABC”.
Tras leer algunos de sus artículos, el diario “La Vanguardia” le propuso ser corresponsal permanente del periódico en Berlín, momento que eligió para comenzar a usar un seudónimo y evitar así perder su beca y las colaboraciones con otros medios: Augusto Assía.
Su nueva identidad marcaría el resto de su existencia, ya que nunca volvería a firmar con su verdadero nombre ni cambiaría de periódico a lo largo de su vida, trabajando de manera ininterrumpida para La Vanguardia hasta su jubilación en 1986.
En Alemania asistió al imparable ascenso de Hitler y a los cambios que experimentaba el país, hasta que fue expulsado en 1933 como represalia por sus crónicas contra los dirigentes nazis recién ascendidos al poder y por una incómoda e insistente pregunta que hizo al ministro de propaganda de Hitler, Joseph Goebbels, sobre la implicación de las SS en la muerte de tres sacerdotes católicos en la ciudad de Kiel.
Su último artículo en Alemania fue publicado el 20 de mayo de 1933. El 13 de junio se publicaba su primera crónica desde Inglaterra, adonde había sido destinado por La Vanguardia como corresponsal en Londres.
Cuando se inició la Guerra Civil española, Augusto se trasladó a España para cubrirla y en 1939 fue reenviado de nuevo a Londres, donde pasaría toda la Segunda Guerra Mundial despachando unas crónicas que se hicieron famosas y que le convirtieron en una de las pocas voces que defendían la posición de los aliados frente a los nazis, apoyados por la mayor parte de la prensa española de la época.
A pesar de que Londres era bombardeada cada noche, Augusto decidió permanecer allí, siendo el único periodista español que informaba sobre el conflicto desde Inglaterra y ofreciendo puntos de vista tan molestos que el régimen franquista llegó a amenazarlo, a través de su embajador en Londres, con retirarle la ciudadanía española. Tras conocer la amenaza, Augusto contestó: “No me importa, con tal de no perder la gallega…”.
El éxito de sus crónicas fue tan extraordinario que, una vez terminada la guerra, fue publicada una antología de las mismas en dos volúmenes considerados uno de los libros periodísticos más importantes del siglo XX.
Su figura se volvió tan sobresaliente que, durante años, se pensó que este gallego era “Garbo”, el famoso agente doble que engañó a los alemanes sobre el lugar en el que se produciría el desembarco aliado en Francia. Y se llegó a esta creencia debido a algunas crónicas publicadas por él días antes del Día D en las que pronosticaba que la ofensiva aliada se produciría en el paso de Calais, justo la tesis que usaba el servicio secreto británico y el mismo “Garbo” para desinformar al contraespionaje nazi.
Pero ¿fue Augusto realmente un espía? Resulta cuanto menos curioso que fuese condecorado por la reina Isabel II con la Orden del Imperio Británico, además de recibir la King’s Medal, una condecoración de carácter militar.
Su hijo suele recordar cómo le sorprendieron las atenciones que le prestaba un viejo catedrático mientras estudiaba en Oxford, hasta que descubrió que aquel anciano era sir John Cecil Masterman, el director del programa de agentes dobles del MI5, el cerebro del espionaje británico durante la Segunda Guerra Mundial, que agradecía así la contribución de su padre a la victoria y que llegó a decirle que había sido uno de sus agentes más importantes.
Aunque él nunca lo reconoció, el hecho de ser expulsado de Berlín, sus condecoraciones y que fuera uno de los contados periodistas españoles que asistiría a los juicios de Nuremberg, también hicieron sospechar a los soviéticos de que, bajo el seudónimo de Augusto Assía, no se escondía un espía común, sino la identidad del legendario “Garbo”, cuyo nombre real se sabría décadas después: Juan Puyol García.
Tras el fin de la guerra y cubrir la información sobre los juicios de Núremberg, fue corresponsal en Nueva York, en la década de los 50, en plena guerra fría, así como en Washington, donde también desempeñó la labor de agregado de prensa de la embajada española. De 1955 a 1963 fue corresponsal en Bonn y a partir de 1964 se convirtió en enviado especial cubriendo los acontecimientos internacionales más importantes.
En la década de 1970 regresó a Galicia con su esposa, la historiadora, periodista y política María Victoria Fernández España, nieta de Juan Fernández Latorre, fundador del diario La Voz de Galicia. Una extraordinaria mujer que llegaría a ser la primera vicepresidenta del Congreso de los Diputados.
Ambos decidieron retirarse en una hacienda en Mesía, para la que importaron en barco 20 vacas de Canadá, las mejores de su época, para que pastasen en libertad por las 30 hectáreas de la hacienda, ya que Augusto creía que no tenía sentido tenerlas en un establo alimentadas por pienso.
Cuando aún nadie había oído hablar de este término, Felipe Fernández Armesto ya era un precursor de la agricultura ecológica y evitaba utilizar pesticidas, herbicidas o productos químicos, ya que tenía el convencimiento de que había una forma más responsable y respetuosa de producir leche.
Poco a poco, el periodista fue comprando e intercambiando terrenos con sus vecinos hasta llegar a poseer 160 hectáreas y cientos de reses en el momento de su muerte. Cuando la familia tuvo que decidir qué hacer con la granja, que en aquel momento abastecía de leche a otras marcas, decidieron mantener el legado de Felipe creando una yogurtería ecológica: Casa Grande de Xanceda, los segundos mayores productores ecológicos en España, con más de 50 empleados, 200 hectáreas y 10 millones de euros de facturación anual con productos lácteos 100 % naturales y ecológicos.
Su logo, su nombre y la sede central de la compañía, dirigida en la actualidad por sus nietos, nacieron de la casona del siglo XVII en la que un día Felipe vivió felizmente junto a su esposa y desde donde, a pesar de su avanzada edad, cuidaba de sus vacas con el mismo esmero que escribía sus crónicas.
Allí falleció el 2 de febrero de 2002 con 97 años uno de los periodistas más brillantes, distinguidos y destacados de la historia de España, un Caballero de la Orden del Imperio Británico galardonado con la Medalla Castelao, el Premio Galicia de Comunicación y el Premio Fernández Latorre: Felipe Fernández Armesto.
Iván Fernández Amil. Historias de la Historia.
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Referencias:
lavanguardia.com
casagrandexanceda.com
victoriaarmesto.es
es.wikipedia.org
elespanol.com
lavozdegalicia.es
letraslibres.com
laopinioncoruna.es
culturagalega.gal
elmundo.es
publico.es
elcorreogallego.es
elconfidencial.com
farodevigo.es
abc.es
elpais.com