Marco Gavio Apicio fue un delicado y glotón romano del siglo I de nuestra era que invirtió ingentes sumas de dinero en conseguir los más refinados manjares y elaborar las recetas más complicadas y codiciadas de todo el Imperio. A él se le atribuye la invención del foie gras a partir del hígado de gansos alimentados con higos y también se le adjudica la autoría “De re coquinaria” un recetario en latín (que realmente es una obra del siglo IV) que enseña trucos culinarios para reutilizar las sobras o para preparar platos similares con complejidad y costes diferentes. A este romano también se le atribuye la primera descripción del "tyropatina", el primer flan de la historia, cuyo origen se encuentra en los griegos y fenicios y que en aquella época no era dulce, sino que se le añadía pimienta en vez de azúcar y acompañaba a las comidas saladas. En la Edad Media, el "tyropatina" se convirtió en un plato muy popular durante la Cuaresma, período en que estaba terminantemente prohibido comer carne, aunque pocos podían cocinarlo, ya que los huevos eran escasos y caros, y comenzó a elaborarse una variante dulce, siendo bautizada como “flado”. Tiempo después, en Francia y España, esta variante dulce comenzó a servirse como postre invertido y con una salsa de caramelo, tal como lo conocemos ahora, y pasó a llamarse “flan”. Pero este milenario plato alcanzó su mayor éxito cuando un ingenioso gallego diseñó a mediados del siglo XX una receta que lo hizo asequible para todos los bolsillos y fácil de elaborar, convirtiéndolo en el postre de todo un país. Gracias a su creación, este emprendedor construyó un imperio que perdura hasta nuestros días. Así fue como José Ferro Rodeiro pasó de fabricar el flan chino mandarín a crear Plásticos Ferro y convertirse en el rey gallego del plástico.
Página de una edición holandesa del siglo XVIII del “De re coquinaria”. https://es.wikipedia.org
José Ferro nació en As Pontes en la década de 1920 y no se sabe mucho de él hasta que comienza su andadura profesional en un bajo de Madrid que llenaba todo el barrio de olor a vainilla. Porque José había creado una receta mágica para hacer flan sin huevo. ¿Cómo era posible?
José Ferro Rodeiro. Cortesía de Grupo Plásticos Ferro. https://www.ferroplast.es
A oídos de José llegaron los estudios que el químico español Alfonso Valdés García había realizado sobre un extracto de algas que comenzaba a emplearse en Estados Unidos como solidificante en la industria farmacéutica, ya que su bajo grado de complejidad química permitía que no interactuase con biomoléculas, al que se conocía como agar-agar.
Aspecto del agar-agar procesado en polvo. https://es.wikipedia.org
Realmente no era nada nuevo, ya que en el sudeste asiático llevaban siglos empleando este extracto en su cocina como aditivo alimentario en recetas que necesitaban aguantar altas temperaturas sin derretirse, pero fue a José a quien se le ocurrió sustituir los preciados y escasos huevos de la época con este producto. Y nació el flan de huevo de sobre, pero sin huevo.
En una época de la historia en la que la escasez estaba al orden del día en la mayor parte de los hogares de España, sustituyendo el huevo por esta novedosa sustancia y añadiendo azúcar fundido y leche (aunque fuera rebajada con agua), se podía disfrutar de un postre delicioso, barato y que podía pasar perfectamente por flan de huevo casero.
Flanes. https://es.wikipedia.org
Pero necesitaba un nombre con fuerza y que todo el mundo pudiera reconocer tan solo con oírlo. No se sabe exactamente cuál fue el motivo para su elección, pero es muy probable que sabiendo que el agar-agar se utilizaba desde hacía milenios en Oriente, decidiera relacionar su flan con la mágica y exótica China, por lo que le puso el extravagante nombre de “Flan chino El Mandarín”.
Cartel publicitario del flan. https://www.todocoleccion.net
Y comenzó a venderlo en cajas de cartón con una caricatura de un asiático, con la cara amarilla como la yema del huevo y con un gorro negro similar al caramelo del propio flan.
Fue un auténtico boom, creando una imagen de marca que arraigó en la tradición popular, que todavía perdura hasta nuestros días y que tenía su propio eslogan: “Soy el chino, soy el chino mandarín que he venido del país de la ilusión, mi coleta es de un tamaño colosal, que con ella me divierto sin cesar”.
Anuncio de televisión del flan chino mandarín. https://www.youtube.com
En 1951, su producto se vendía tan bien que llegó a tener dos fábricas en Madrid, y la mayoría de los niños españoles no habían probado otro flan en su vida que no fuera El Mandarín. Sin embargo, la competencia comenzó a copiarlo, por lo que apostó por una ingeniosa campaña de marketing.
Para ello compró una central hidroeléctrica en un pequeño pueblo de Lugo, Murás, para obtener electricidad para su nueva idea: fabricar figuritas chinas de caucho y cucharillas de plástico en una factoría cercana.
Parte de la antigua fábrica de Murás. Cortesía de Grupo Plásticos Ferro. https://www.ferroplast.es
Estas cucharillas y figuritas (que representaban a chinos, por supuesto), eran diseñadas por su esposa y pintadas a mano por mujeres del pueblo y comenzaron a incluirse como reclamo promocional en las cajas de su flan, que habían encontrado en los niños a su mayor consumidor, y que las convirtieron en su mayor objeto deseo debido a sus divertidas posturas y colores chillones.
Adri, la esposa de José Ferro. Cortesía de Grupo Plásticos Ferro. https://www.ferroplast.es
De nuevo fueron un éxito, pero la cabeza de José ya iba otro paso por delante y se dio cuenta de que su pequeña fábrica podía satisfacer otras necesidades.
Figuritas que se regalaban con el flan. Cortesía de Grupo Plásticos Ferro. https://www.ferroplast.es
A principios de la década de 1960, en los pueblos y aldeas comenzaban a instalarse traídas de agua y vio que su fábrica podría producir tuberías de plástico para satisfacer esa creciente demanda de nuevas canalizaciones.
Caja de sobres de flan. https://www.todocoleccion.net
Bautizó su nueva compañía como Plásticos Ferro y José, que era un visionario y un hombre muy avanzado para su época, acertó de nuevo, así que vendió las fábricas de flanes y su patente y lo apostó todo al mercado de las tuberías, vendiendo toda su producción casi de inmediato, ya que la demanda era enorme.
La fábrica de Murás actual. Cortesía de Grupo Plásticos Ferro. https://www.ferroplast.es
Hoy esa empresa forma parte del Grupo Plásticos Ferro, conformado por varias compañías que factura más de 300 millones de euros al año, da empleo a más de 800 trabajadores, dispone de una superficie industrial de más de 700.000 m² y de 8 plantas de fabricación y 16 centros logísticos en la Península Ibérica y Marruecos, lo que convierte a este grupo en una de las principales y más sólidas compañías de Europa en fabricación de tuberías y accesorios plásticos.
Stand en de Flan chino El Mandarín. Cortesía de Grupo Plásticos Ferro
Tras el fallecimiento de José en 1980, su sobrino José Marcial Doctor tomó las riendas del proyecto de fabricación de tuberías iniciado por su tío, manteniéndose al frente del mismo hasta octubre de 2024, momento en el que pasó el testigo como CEO del grupo a su propio hijo, Víctor Doctor.
José Marcial Doctor López de Pablos. Cortesía de Grupo Plásticos Ferro. https://www.ferroplast.es
La receta creada por José Ferro hoy pertenece a la multinacional Dr. Oetker y, aunque su fórmula original ha cambiado, al igual que su nombre, para muchos de nosotros siempre será Flan chino El Mandarín, el dulce del que nació el rey del plástico: José Ferro Rodeiro.
Aspecto actual de la caja de flan clásico mandarín de Dr. Oetker. https://www.amazon.es
Iván Fernández Amil. Historias de la Historia.
Otros artículos:
Referencias:
ferroplast.es
es.wikipedia.org
elespanol.com
lavozdegalicia.es
abc.es
lavanguardia.com
parecequefueayer.espaciolatino.com
agenteprovocador.es
elcorreogallego.es
farodevigo.es
todocoleccion.net