No ha encontrado el Deportivo en el Cádiz un equipo con el que sea sencillo negociar. Puede ser un acto de amor propio o falta de entendimiento a la hora de ver como el mejor jugador de la plantilla de un equipo de Primera División, tiene como único pensamiento en mente bajar dos categorías para enrolarse en las filas del equipo de su ciudad.

Puede parecer un cuento pero no lo es. Lucas será el principal culpable de que Lucas acabe jugando esta temporada en el Deportivo. El delantero pondrá dinero de su propio bolsillo para jugar en Riazor y los coruñeses tratan de pactar con el Cádiz la forma de pagar a plazos el traspaso.

A pesar de que Lucas acaba contrato a final de año y el acuerdo entre jugador y Dépor es total desde hace meses, el Cádiz se resiste a perder a uno de los jugadores claves en la salvación de la temporada pasada y en este curso.

El último día del año llega con el culebrón Lucas muy caliente. El jugador ya ha expresado en diferentes ocasiones que en verano intentó por todos los medios fichar por el Deportivo. El Cádiz no se lo permitió alegando falta de delanteros en la plantilla y Lucas respondió con goles y profesionalidad. Ahora en este nuevo mercado las cartas vuelven a estar encima de la mesa y parece que esta vez la partida está cerca de resolverse.

En caso de que todo llegue a buen puerto, este será uno de los episodios más extraños vividos en el fútbol moderno. Lucas se convertiría en el cuarto coruñés de la plantilla tras Mackay, Raúl García y Álex Bergantiños y su llegada supondría un plus enorme para equipo y afición.