Yeremay está a punto de arrancar la temporada que puede suponer su despegue definitivo. La marcha de Mario Soriano y la propia renovación de Yeremay, no anunciada todavía de manera oficial, han llevado al club a darle el dorsal número 10, un número elegido casi siempre por jugadores importantes dentro de una plantilla.

El futbolista canario brilló la temporada pasada a pesar de las pocas oportunidades ofrecidas por Óscar Cano. Muchas de sus apariciones fueron decisivas para el equipo, porque Yeremay tiene un talento innato fuera de toda duda. Sin embargo estos últimos años ha conocido la cara más complicada del fútbol, pero su respuesta ha sido la de trabajar y esperar la oportunidad.

Rubén de la Barrera le dio la alternativa en el tramo final del año pasado y Yeremay demostró más allá de su calidad, un sacrificio defensivo que no se le había visto en otras ocasiones. Además, durante sus vacaciones, no ha faltado a diario a su cita con el gimnasio y a mostrarlo a través de las redes sociales.

Un paso complicado por la cantera del Deportivo

La carrera de Yeremay no ha sido sencilla. Durante su etapa de formación protagonizó algunos episodios de falta de disciplina que estuvieron muy cerca de acabar con su carrera en el Deportivo. De hecho, en la Copa de Campeones que el Dépor ganó de manera brillante, Yeremay fue el único jugador que no disputó ni un sólo minuto.

Ese fue el momento más crítico. Sin embargo esa decisión provocó un cambio de chip en el canario. Borja Jiménez lo reclutó para el primer equipo y se propuso darle una oportunidad. No tuvo muchos minutos pero sí ganó en experiencia. Esta temporada está llamado a ser un jugador importante. A sus 20 años, el canario llevará el dorsal 10 del equipo e intentará ser una de las referencias atacantes del conjunto blanquiazul.