El ataque del Deportivo llegaba al Carlos Belmonte presionado ante la falta de efectividad y la dificultad para hacer goles. El equipo había logrado tres goles en seis partidos y en Albacete consiguió anotar cinco.

A la hora de encontrar explicación a este cambio aparece el concepto efectividad. Idiakez había insistido en la previa del encuentro que el equipo necesitaba materializar las ocasiones que generaba en los partidos.

El mayor ejemplo hasta la fecha era el encuentro en Córdoba. Allí Yeremay, Mella, Barbero y el propio Lucas Pérez gozaron de oportunidades claras para marcar y no lo hicieron.

En Albacete el equipo detectó las debilidades de los manchegos en transición defensiva y castigó con la velocidad de sus jugadores desequilibrantes las carencias de su rival.

Yeremay y Mella aprovecharon el trabajo y asistencias de Lucas y Barbero para firmar un doblete cada uno. A la fiesta del ataque se sumó Cristian Herrera. El canario hizo un gol y asistió en otro. De esa forma demanda minutos a un Idiakez que tiene múltiples opciones en ataque.

Ahora el equipo debe enfrentarse al reto de hacer daño a los rivales que se plantan con muchos jugadores atrás. El próximo encuentro ante el Málaga servirá para comprobar si los coruñeses son capaces de enganchar una buena racha de resultados tras un inicio dubitativo.