Eva Castro es historia del deporte gallego. Tras 25 años de competición en diferentes categorías y disciplinas de mountain bike, en su palmarés faltan pocos títulos. El 4X ha sido su verdadero amor y bajo esa modalidad se ha hecho con trofeos y medallas de ámbito nacional e internacional.
Hace seis años que abandonó la alta competición, pero todavía se resiste a bajar de la bicicleta. En los últimos años ha seguido vinculada al mundo del deporte, tanto en lo personal como en lo laboral. Es una persona ambiciosa, inconformista y apasionada por los retos.
Fue precisamente su sed de éxito la que le llevó en enero de 2023 a asumir el cargo de seleccionadora de la Federación de Ciclismo Gallego en los combinados de Descenso y Enduro. Tras meses de mucho trabajo, aviones y viajes hablamos con Eva sobre mountain bike, el papel de la mujer en el deporte y lo complicado que ha sido darle al freno y bajarse de la bici.
Su trayectoria como biker es conocida en Galicia, España y buena parte de Europa, ¿Ha sido muy duro llegar hasta aquí?
Empecé a competir con 15 o 16 años a nivel gallego en las modalidades de fondo y de descenso, que es donde empecé a despuntar. Más tarde apareció la disciplina 4X y empecé a competir un poco más en serio. Con 23 años empecé a correr a nivel internacional con la Selección Española y todo ello trabajando a la vez, o sea que mi carrera deportiva no ha sido fácil.
Yo entrenaba en cada Copa del Mundo y eso para mí era un reto porque competía con gente profesional que vivía del deporte. Era su trabajo. Carrera a carrera fui subiendo de nivel, pero tarde años. Siempre digo que competí muchos años porque nunca tiré la toalla. Insistí tanto porque quería ser campeona del mundo.
Había una gran diferencia entre los medios que tenía usted en España y sus competidores.
Mis compañeros se dedicaban a esto al 100%. Se ganaban la vida y lo hacían bien. Me acuerdo que una amiga de Estados Unidos que al ver cómo trabajaba mientras competía llegó a preguntarme: ‘¿Tu país que es tercer mundista?’. Pero soy una persona que, cuanto más difícil es algo, más lucha por ello.
En una carrera de 25 años habrá momentos muy complicados.
Sí, es duro. Hay muchas caídas, mucho aprendizaje… acabaría antes diciéndote que no me he roto de mi cuerpo que lo que sí me he roto (ríe). De hecho, tuve una lesión importante cuando iba tercera en la Copa del Mundo que me fastidió un año muy bueno. Mi mejor año, diría. Lo tenía todo para estar en el pódium e incluso ganar la copa. A partir de ahí me costó mucho volver a coger el mismo nivel, pero aún así no tiré la toalla e hice algún pódium más a nivel internacional.
En 2017 se retiró de una forma muy emotiva en O Marisquiño. Fue en su casa, en Galicia, ¿Fue muy duró pisar el freno?
Sí, porque de repente dejas de entrenar todos los días, ya no tienes un objetivo deportivo y lo pasas mal. Yo he tenido compañeros que han pasado por depresiones porque no saben qué hacer. Yo lo llevé un poco mejor porque yo siempre compaginé el deporte con el trabajo.
De todas formas sigue íntimamente ligada al deporte. En enero comenzó su carrera como seleccionadora de la Federación de Ciclismo Gallego en los combinados de Descenso y Enduro, ¿Cómo está resultando la experiencia?
Me parece súper importante que una mujer esté en un puesto como este porque en las federaciones casi todo son hombres. Yo me animé a esto; por una parte, por no quedarme con lo que sé y poder ayudar a los más jóvenes; y por otra, porque quiero que en todas las federaciones haya más presencia de mujeres porque también valemos para ello.
El papel de seleccionadora también es muy duro porque hay mucha tensión. Lo paso peor detrás de la valla que subida a una bicicleta. Esto no deja de ser un deporte de riesgo y cuando un corredor se cae y se va al hospital lo pasas fatal.
Justo comenzó en la Federación en el mismo año en el que sucedió el movimiento "Se Acabó" a raíz del caso Rubiales- Jenni Hermoso, ¿Le removió mucho como deportista?
Que se hable más de eso que del propio Mundial que han ganado, me parece increíble. Me da pena a nivel deportivo. Si no hubiera pasado eso en la celebración, que no la veo correcta, la mayoría de la gente no se hubiera enterado de que España ganó el Mundial femenino de fútbol.
¿Es duro practicar un deporte como el 4X, que no mueve tanta afición, con el aliciente de ser mujer?
Me he quedado muchas veces fuera de la selección española porque a lo mejor solo había una plaza e iba un hombre. No ha sido fácil para mí, pero también me toca un poquito la fibra que haya que ayudar a las mujeres por imposición.
Te pongo un ejemplo. Una vez fui a un bike park y se le cobraba menos a las chicas que a los chicos y yo les dije: "No, quiero pagar lo mismo". También quiero que se me respete en otros ámbitos. Por ejemplo que en una competición me paguen lo mismo que a un hombre. Yo creo en la igualdad real.
A día de hoy todavía se resiste a bajar de la bicicleta y sigue participando en competiciones como O Marisquiño, ¿Eventos así ayudan a crear afición?
Siempre digo que el ciclismo no es un deporte minoritario. La gente practica mucha bici, solo hay que fijarse en la gente por las carreteras y las montañas. El descenso urbano de O Marisquiño está muy bien porque lleva el deporte a la ciudad. La gente se agolpa allí en las calles, ven cómo bajamos y cómo saltamos y la gente flipa. Es un deporte muy vistoso, pero hay que llevarlo más a las ciudades.
Mi sueño es hacer un descenso urbano en A Coruña, lo que pasa es que tenemos poco desnivel en la ciudad. También me encantaría que se construyesen instalaciones de pumptrack para animar a los jóvenes a practicar otra clase de ciclismo dentro de la ciudad.
¿En qué zona de A Coruña plantearía el descenso?
En los descensos urbanos nos gusta correr siempre donde hay más desnivel. En cascos viejos con calles de piedra, con escaleras… En A Coruña podría ser en la Ciudad Vieja, pasando por María Pita y que luego la meta termine en el Puerto. He llegado a ir a la zona a pensar si sería posible. Todo es hablarlo (risas). Un DH (Downhill) para niños seguro que se puede hacer.