Damián Ramos, paralímpico coruñés: "Vivir los Juegos es algo que perseguí durante casi 20 años"
Viaja a París con un objetivo claro: volver con un metal colgado del cuello en una de las tres pruebas de ciclismo en las que compite
23 agosto, 2024 05:00Diez años después de sufrir un accidente que le cambió la vida, Damián Ramos cumplirá su sueño de vivir unos Juegos, en este caso Paralímpicos. En 2012 estuvo a punto de clasificarse para Londres en piragüismo y se quedó a las puertas. En 2024 lo ha logrado, pero una disciplina totalmente diferente: ciclismo adaptado.
El coruñés se cayó por un precipicio durante una prueba de trail running en 2014, lo que le supuso una fractura abierta de tibia y peroné. Tras consultar a varios médicos, le colocaron una prótesis en el propio tobillo, como las que se suelen poner en rodillas o caderas, un tratamiento novedoso y poco frecuente. Desde entonces, inició una larga recuperación que le ha permitido volver a hacer vida normal y deporte a cierto nivel.
La falta de rango de movimiento y fuerza en su pierna le hacen tener una discapacidad, pero eso no le impidió montar en bici, un deporte del que ya era aficionado, pero del que pasó a ser competidor. Tras solicitar la licencia en ciclismo adaptado, fue cumpliendo etapas hasta llegar al equipo nacional, con el que ha cosechado grandes resultados.
En las próximas semanas competirá en los Juegos Paralímpicos de París. El 29 de agosto lo hará en el velódromo, el 6 de septiembre en ruta y el 4 de septiembre en contrarreloj, prueba en la que se ve más fuerte y con opciones de colgarse una medalla. De todo esto y mucho más, ha hablado con Quincemil.
¿Cuándo empezó a practicar ciclismo?
Siempre me gustó. Yo antes estaba en la selección española de piragüismo, pero siempre me ha gustado mogollón el ciclismo y ya tenía una buena bici por gusto. Se compatibilizan unas cosas con otras y formaba parte de mi entrenamiento.
A partir del accidente, me llevó dos años recuperarme estabilizado de la lesión. A partir de ahí, en el 2017 empecé y poco a poco. Yo hacía ciclismo recreativo y sabía que había ciclismo adaptado, pero pensaba que no podría porque siempre piensas que es para grandes discapacidades. Pero no, porque hay categorías con menos discapacidad que también están dentro del ciclismo paralímpico. A partir de ahí, despunté lo suficiente como para que se fijaran en mí.
Como en mi época joven viví el deporte de élite de la piragua, ahora me lo tomo con otra filosofía y hago algo que me guste y me llene de verdad, y no sea tanto solo el esfuerzo por lo deportivo
¿No se planteó volver al piragüismo?
A mí me gustó siempre mucho la bici, es como que la cabra tira al monte. La bici siempre estuvo ahí. Ahora podría intentar volver al piragüismo, pero como que me llena más el ciclismo porque lo combino con la parte, digamos, social, que la piragua no te da esa libertad. Incluso de cicloturismo y esas cosas, que me encantan de la bici y que la piragua no te brinda.
De ahí que me decantase un poco por el ciclismo y no volver a la piragua, que era más de lo mismo. Creo que el deporte de élite es complejo y duro. Como en mi época joven viví el deporte de élite de la piragua, ahora me lo tomo con otra filosofía y hago algo que me guste y me llene de verdad, y no sea tanto solo el esfuerzo por lo deportivo.
Precisamente en piragüismo estuvo a punto de ir a los Juegos Olímpicos de Londres en 2012. ¿Tenía esa espina clavada?
Sí, siempre. El sueño más grande de cualquier deportista minoritario son los Juegos Olímpicos, porque es algo realmente difícil. Yo me entrenaba en cuerpo y alma todos los días y no fui capaz de ir a unos Juegos Olímpicos porque no tenía el suficiente nivel. Estoy muy satisfecho del nivel que tenía, pero no todos podemos ir.
Por eso es tan difícil y tan magnífico el que ahora pueda ir y quitarme esa espina que tengo. Los Juegos Olímpicos son lo más grande, pero el que hace 13, 15 o 20 y no va también tiene mérito y esfuerzo. Hay que poner en valor todo lo que hacen las grandes figuras que van, porque realmente es muy difícil y el reconocimiento que tienen es hasta poco comparado con el gran mérito que tiene ir a los Juegos Olímpicos.
No solo hay que creer, también hay que tener cualidades. Yo no las tenía y lo asumo con naturalidad y con orgullo, porque tenía buen nivel, pero no suficiente como para ir a los Juegos Olímpicos. Pero no pasa nada, no todo es la medalla, gente como yo hace grandes al que gana y al que hace segundo. Hay que estar satisfecho con lo que uno hace y, sobre todo, disfrutar del camino. Si no consigues el objetivo, tampoco pasa nada, el objetivo no es siempre ganar, sino vivir las experiencias.
Vivir los Juegos Olímpicos es algo que perseguí durante casi 20 años y lo logré. Ahora voy a disfrutarlo, voy a pelear por la medalla, pero no considero que sea un fracaso si no lo consigo
Últimamente parece que todo lo que no sea una medalla se considera un fracaso.
Es salvaje. Tú piensa que, de toda la población mundial, eso que vemos en la tele son la cúspide, lo más de lo más. El último de los Juegos Olímpicos es la hostia, porque es mejor que cualquier otro. Cuando te esfuerzas toda una vida dedicada a cualquier deporte y no lo consigues, no hay que decir que fue un fracaso. No todos valemos para ser el mejor.
Es muy fácil desde la barra del bar decir "no es que esta va el cuarto, menuda mierda". Ya, pero es que es salvaje, es dificilísimo. Hay que valorar la experiencia.
Yo este año, por los resultados que obtuve este año, no me conformo con algo que no sea una medalla. Con esto no quiero decir que no vaya a disfrutar de la experiencia. Vivir los Juegos Olímpicos es algo que perseguí durante casi 20 años y lo logré. Ahora voy a disfrutarlo, voy a pelear por la medalla, pero no considero que sea un fracaso si no lo consigo.
En ese momento me acuerdo de los entrenamientos duros y feos, esos que no te apetecen. Los días que te auto exiges entrenar aunque no te apetezca y ese esfuerzo se traduce en resultados
¿Qué sintió el día que supo que estaba clasificado a los Juegos?
Llevaba toda la temporada pensando cómo sería ese momento, pero se descaifenó un poquito. Tuve muy buenos resultados desde principios de temporada con podios en las Copas del Mundo y eventos clasificatorios, gané la Copa del Mundo... Ya me lo olía, con esos resultados es difícil que se me escape. Como pasó bastante tiempo desde que gané el ranking hasta que me lo confirmaron, como que ya lo tenía un poco asimilado.
Aún así, no voy a negar que el día que me lo dijeron se puso la piel de gallina. Cuando llega ese momento ves que ha merecido la pena tanto esfuerzo y tanto sacrificio. En ese momento me acuerdo de los entrenamientos duros y feos, esos que no te apetecen. Los días que te auto exiges entrenar aunque no te apetezca y ese esfuerzo se traduce en resultados. No siempre, porque yo me he esforzado mucho en piragüismo y no acabo yendo a los Juegos, pero ahora por fin me ha tocado.
Compite en tres pruebas: velódromo, contrarreloj y ruta, ¿se ve emulando a Remco Evenepoel con el doblete?
Es salvaje lo que hizo esa persona. Es increíble esa superioridad, ¿cómo no vas a admirarlos? Ese chico, en teoría, hace lo mismo que tú y tiene un rendimiento salvaje, te preguntas ¿es humano o es otro ser vivo? Es una pasada, por eso hay que admirar a esas fieras. Poder convivir con grandes deportistas y verlos, es algo que a todo deportista le gusta y es de lo primero que voy a disfrutar y estar pendiente.
Yo voy a competir, a dar mi mejor versión, pero sin olvidarme de que yo simplemente quería vivir la experiencia de los Juegos. Si me dices hace un año que voy a ir, firmaría ahora mismo. Pero ya no me conformo solo con ir, quiero sacar la medalla porque creo que valgo una medalla. Ya veremos si la consigo, pero sí que creo que la puedo sacar.
¿Cómo está llevando los últimos entrenamientos?
Estuve de concentración en Portugal con parte de la selección francesa, que me llevo muy bien con ellos y ninguno es mi rival. La preparación muy bien, pude aprovechar muy buenos entrenamientos allí. Quedan los últimos coletazos para afilar el lápiz y poco más, sacar la punta y listo. Al final es como cuando se afronta un examen, que en los últimos días estás con el agobio de que se te viene encima. Te empiezan a entrar los nervios, cada vez más.