El triatleta coruñés Javier Castroverde realizó el pasado domingo el #Reto061: correr en el salón de su casa 61 kilómetros como homenaje al personal sanitario. ¿Por qué justo 61? Por el 061, teléfono de emergencias de varias comunidades autónomas de España, entre ellas Galicia. El atleta herculino afincado en Madrid quería homenajear así la labor de todo el personal sanitario en esta crisis del coronavirus, y al mismo tiempo concienciar a la población: no hay que salir a la calle para hacer deporte, es posible hacerlo en casa.
Las motivaciones del homenaje a los sanitarios
Castroverde es un aficionado a los retos deportivos desde hace años, y en su haber cuenta con haber finalizado el Ultraman UCES 2015 de Moraira con medalla de plata, o haber realizado en verano de 2016 cinco ironman seguidos con fines benéficos. Javier nos cuenta que su objetivo con este reto es reconocer la labor de todo el personal sanitario contra el coronavirus: "Los sanitarios están haciendo una labor espectacular, es un sector que sufre muchos recortes, nadie se fija en ellos salvo estos días, y la verdad es que lo que hago es simbolizar lo que ellos hacen: dejarse la piel por gente no conocen. Trabajando sin dormir y desbordados y siempre con una sonrisa. Es un granito de arena para reconocerles".
El reto, además, surgió porque "estaba viendo las noticias y veía a mucha gente corriendo por fuera, haciendo deporte en la calle saltándose las prohibiciones. Eso me removió por dentro y dije, ‘se pueden hacer cosas en casa’. Había clases virtuales, con estiramientos y gomas, pero nadie estaba corriendo.".
Así que en el #Reto061 combinó tres ideas: la de reconocer a los sanitarios, la de concienciar a la población, y por último la de hacer deporte él mismo y continuar con la preparación de la Maratón de Londres, que se ha pospuesto hasta el 4 de octubre y que Castroverde sigue planeando correr. Como tenía que seguir entrenándose y generalmente los domingos tiene la "tirada larga", que es hacer entre 25 y 30 kilómetros, eligió el último día de la semana para poner en marcha su reto de 61 km.
El muro eran cuatro paredes
Castroverde corrió durante 10 horas y 13 minutos, aproximadamente entre las 10:30 de la mañana hasta las 20:45 de la noche. Muchos usuarios le preguntaron si protestaron los vecinos de abajo ("es una vivienda en un bajo", nos dijo para dejar claro que no molestó a nadie), pero pocos repararon en la dificultad de correr en un espacio de seis metros de largo.
Según nos cuenta, empezaron a surgir problemas por tener que girar constantemente, por lo que tuvo que bajar el ritmo de carrera y eso le acarreó constantes molestias en las articulaciones. Al tener que dar un giro cada ocho o nueve pasos, es imposible ir rápido, y los kilómetros se hacen eternos. Así, mientras en sus entrenamientos suele correr a un ritmo de 4:30, en esta prueba indoor la media que hizo fue de 10 minutos por kilómetro.
El coruñés decidió hacer la prueba como si fuese un entrenamiento de todos los días, con barritas energéticas, bebidas isotónicas y recuperadores musculares para usar al cabo de unas horas, y los primeros miles de metros fueron muy bien: fue a partir del kilómetro 40 cuando el experimentado Castroverde empezó a notar algo extraño, diferente a otras pruebas extremas en las que había participado. La pesadilla de los corredores: el muro.
En esta ocasión, el muro no solamente era el cansancio físico sino el agobio de estar encerrado entre cuatro paredes: "en un entrenamiento outdoor cambias el paisaje, te cruzas con gente, te da el aire, avanzas más porque es en línea recta… estar encerrado me estaba matando psicológicamente". Por suerte, las redes sociales, a las que estaba transmitiendo su prueba, acudieron en su auxilio: "Me empezaron a enviar mensajes por las redes sociales, me empezaron a animar, empecé a pensar en la gente que estaba peor que yo entrando en los hospitales… me dije ‘tienes que seguir’, y así seguí hasta el kilómetro 55".
Fue ahí cuando Javi estuvo a punto de tirar la toalla. "Me tuve que apoyar en el suelo y en la pared, estuve a punto de abandonar, porque entré en un bajón físico y anímico brutal. Era enfrentarme a lo desconocido, algo que nunca había vivido". Entonces nuevos ánimos de las redes sociales le dieron un segundo aliento, y finalmente "pude terminar el reto como pude". Más de 10 horas corriendo encerrado para aplaudir a los sanitarios y animar a la gente a hacer deporte en casa.
Que cada uno haga su #Reto061
Javier Castroverde concluye su relato invitando al resto de españoles a que hagan su particular homenaje a los sanitarios corriendo en su casa y compartiéndolo en redes sociales con el hashtag #Reto061. "Se puede correr en casa, pero plantearos vuestros propios retos, sobre todo si tenéis un habitáculo más grande que el mío". Castroverde incide en que cada gesto cuenta y que cada uno corra lo que pueda, ya sea un kilómetro, cinco o los 61.
Nos cuenta todo esto a 600 kilómetros de su casa, cumpliendo en aislamiento social en Madrid: "yo no he querido desplazarme a A Coruña por respeto y con mi reto intento poner mi granito de arena".