Una mujer trabaja la tierra en Galicia

Una mujer trabaja la tierra en Galicia Shutterstock

Economía

Protestas agrarias en Galicia: Las reivindicaciones de las labregas gallegas este 8-M

Cuando se cumple un mes del inicio de las protestas agrarias y con motivo de este 8 de marzo, repasamos algunas de las reivindicaciones de las mujeres que trabajan en el campo gallego

8 marzo, 2024 05:00

Esta semana se cumple un mes del inicio de las protestas del sector agrario en España, con manifestaciones masivas por todo el país. Aunque las reivindicaciones son comunes en todo el sector, Galicia tiene sus propias particularidades, también las mujeres, que trabajan en condiciones más precarias, reciben menos ayudas, y siguen sin ser propietarias de la tierra que labran. Isabel Vilalba, secretaria general del Sindicato Labrego Galego, repasa cuáles son las principales reivindicaciones de las labregas gallegas.

Una de las principales demandas que realizan las organizaciones agrarias al Gobierno central es la eliminación de la burocracia que exige la PAC (Política Agraria Común) que "está feita para os grandes proxectos industriais", explica Vilalba. Y es que Galicia se ve fuertemente afectada por esa burocracia, ya que en la comunidad son mayoritarias las pequeñas y medianas explotaciones, que tienen más dificultad para cumplir con los requisitos que se exigen.

Es además una de las muchas cuestiones que afectan negativamente a las mujeres, pues ellas suelen poner en marcha o desarrollar su trabajo en proyectos a menor escala. "Ese tipo de burocracia penaliza aos proxectos que son máis pequenos e diversos, onde somos maioritarias tamén as mulleres", detalla.

Las mujeres se ven fuertemente afectadas además por la precariedad que sufre el sector, adolecen de falta de ayudas y a su trabajo en el campo se suma la carga de los cuidados que siguen asumiendo en mayor medida.

Sobrecarga, falta de ayudas y precariedad

Vilalba comparte su radiografía del sector agrario gallego y denuncia la creciente orientación de la agroindustria hacia el mercado internacional, así como los constantes ataques a las pequeñas producciones y al mercado local, y como todo ello repercute en las mujeres."Vimos como desapareceron a maioría das prazas de abastos e mercados locais, lugares onde moitas mulleres tiñan uns ingresos para ter unha cotización de cara a súa xubilación". Ahora, en cambio, "está todo orientado ás producións a gran escala que expulsan ás mulleres".

En ese sentido, asegura que la política agraria, "está moi orientada a ter materia prima barata para os grandes operadores do mercado global", lo que supone "precarizar o traballo e aumentar a autoexplotación" porque para conseguir esos precios "fas xornadas de traballo inmensas". "Hai unha lei da cadea alimentaria que di que non se pode vender por debaixo dos custos pero na práctica non ten un desenvolvemento que permita que sexa así", apunta.

Mercado de Santiago de Compostela (foto: Shutterstock)

Mercado de Santiago de Compostela (foto: Shutterstock)

Esa sobrecarga de trabajo es mayor si cabe en el caso de las mujeres, ya que son las que asumen además "os coidados de persoas maiores, nenos ou dependentes", lo que en muchas ocasiones "lévaas a enfermar e consumir máis ansiolíticos por esa sobrecarga de traballo e precarización".

Vilalba recuerda que todo está conectado: las mujeres asumen los cuidados y eso es lo que las lleva en parte a trabajar en proyectos más pequeños, que son los que tienen más trabas burocráticas, y también los que reciben menos ayudas porque "as axudas danse en función da superficie e do número de animais". Esas ayudas también se dan en función de los llamados "derechos históricos", que las mujeres tampoco han podido adquirir porque siguen sin ser las titulares de la tierra que trabajan. Por lo que "son totalmente discriminadas".

"Non pode ser que unha familia cunha grande explotación cobre 3 millóns de euros anuais de diñeiro público da PAC e unha muller que ten unha granxa, por exemplo, en zonas de montaña, onde non hai outras alternativas de emprego, non reciba nada porque ten moitos coidados e a súa dimensión non é moi grande", relata. Por eso, demanda "poñer topes, redistribuir en función do interese para a sociedade, apoiar ás persoas que producen a alimentación, que crean postos de traballo, e que coidan do territorio".

Titularidad de la tierra

Las mujeres que trabajan en el campo gallego arrastran una desigualdad estructural y es que en demasiados casos siguen sin ser titulares de la tierra que trabajan. "As mulleres historicamente non eran as titulares a non ser que o marido traballase noutra cousa ou tivese unha incapacidade, pero ás veces non constaban en ningún sitio", cuenta Vilalba.

"Grazas á loita das labregas" se consiguió aprobar en 2011 la Ley de la titularidad compartida, "con el fin de promover y favorecer la igualdad real y efectiva de las mujeres en el medio rural, a través del reconocimiento jurídico y económico de su participación en la actividad agraria", según destaca el texto de la norma.

Sin embargo, en la práctica, "son moi poucas as que se inscriben e o primeiro atranco é a propia administración, porque cando as mulleres van preguntar moitos dos servizos de Facenda non coñecen este marco", lamenta Vilalba. "A propia administración desincentiva que as mulleres nos anotemos en pé de igualdade cos nosos compañeiros", subraya.

Cultivo de millo en Galicia (foto: Shutterstock)

Cultivo de millo en Galicia (foto: Shutterstock)

Esta situación repercute directamente en las vidas y el trabajo de las mujeres en el campo que "viven sempre nunha especie de situación subsidiaria do titular. Podes traballar alí pero a quen lle veñen os ingresos ao seu nome é ao titular, quen ten capacidade de xestionar a explotación é o titular". Vilalba recuerda además que la convivencia con los titulares no siempre es buena y conoce casos de maltrato. Todo ello "agudiza a situación de vulnerabilidade das mulleres".

"Esa falta de recoñecemento ten un impacto moi grande nestas mulleres, que non teñen rendas dignas, nin cobertura social. As institucións teñen que facer máis para que as mulleres adquiran dereitos que lles foron negados e seguen a ser negados", zanja.

Uso de pesticidas

Por último, Vilalba pide que "a agricultura non se utilice como moeda de cambio, por exemplo nos tratados internacionais de libre comercio", de modo que se permita que lleguen a las mesas de los consumidores "produtos que están prohibidos dende hai anos pola súa perigosidade, como os agrotóxicos".

"Había uns obxectivos de redución de pesticidas na Unión Europea e agora parece que se volve atrás", denuncia la secretaria general del Sindicato Labrego, que alerta de los peligros de esas sustancies para la salud, especialmente de las mujeres.

"As grandes penalizadas son as mulleres porque non está tan estudado como afecta o uso de medicamentos e agrotóxicos aos corpos das mulleres". Y recuerda que las mujeres tienen síntomas diferentes a los de los hombres en muchas enfermedades, pero son más desconocidos porque históricamente los estudios se han hecho en cuerpos masculinos.

"Nós defendemos producir alimentos saudables, rendas dignas, e estamos en contra de que se lexisle para os intereses das grandes corporacións", reitera.