Quien se haya percatado en los últimos dos meses de que las máquinas de obra trabajan en un terreno sin urbanizar en el polígono de San Amaro de A Coruña, al borde del Paseo Marítimo junto a la rotonda de Adormideras, quizá haya advertido el levantamiento de un muro de piedra en la acera en sentido bajada hacia A Maestranza. La pared, de unos cinco metros de altura, ocupa unos 60 metros de calle, no llega hasta la residencia de mayores Torrente Ballester, y servirá de contención para un nuevo vial de circulación que discurrirá justo por encima.

Este muro es de momento el trabajo más visible de unas obras que durarán aproximadamente un año y consisten en la urbanización del polígono de San Amaro-Orillamar, donde tras esta intervención que se ejecuta bajo supervisión arqueológica comenzará la construcción de viviendas. El plan general permite hasta 260 en edificios de nueve alturas ubicados en tres parcelas.

Los dueños de estos terrenos, algunos de los cuales fueron compensados por el Concello en este ámbito al no poder construir en los que también eran de su propiedad en el Agra de San Amaro, más próxima a la Torre de Hércules, ya diseñaron un plan de urbanización hace 12 años, que quedó suspendido hasta 2018.

El Gobierno de A Coruña lo aprobó finalmente en 2021 y la Xunta le dio el visto bueno en enero de 2023. Hasta comienzos de este año el Concello no autorizó urbanizar tras desestimar un recurso de reposición presentado por la asociación vecinal de Atochas-Monte Alto, que, entre otras razones, alegaba la defensa de valores patrimoniales en el entorno.

Obras de urbanización en el polígono residencial San Amaro-Orillamar. Quincemil

La urbanización de este ámbito comprende la creación de un vial para conectar calles que en la actualidad no tienen salida. Partirá de la calle Fuente San Amaro, que nace de uno de los extremos de la avenida de Navarra. Continuará pegado al Paseo Marítimo sobre el muro de contención que se acaba de levantar. Y dará servicio a las calles San Amaro y San Pedro, ambas de fuerte pendiente y con origen en la calle Orillamar, con las que conectará a la altura del cementerio.

Solo queda hacer algunos remates en esa pared de cinco metros de altura, apuntan fuentes de la constructora encargada de las obras, López Cao, que para explicar la finalidad del muro lo comparan con el levantado delante de la Domus para que circulen los coches junto a la fachada del museo por el vial elevado que conduce a As Lagoas y a la ronda de Monte Alto.

Urbanizar y edificar

Hasta el verano de 2025 no estará concluida la urbanización del futuro polígono residencial de San Amaro-Orillamar, estima la constructora. En ese ámbito se prevén conexiones peatonales con el Paseo Marítimo a través de espacios libres, la demolición de parte de un inmueble de la calle San Pedro y la creación de tres zonas ajardinadas con césped, árboles y áreas infantiles en la bajada hacia Adormideras de la calle Regata Cutty Sark, que también forma parte del ámbito.

El desarrollo inmobiliario del polígono de San Amaro, de 15.781 metros cuadrados, ya estaba recogido en el planeamiento urbanístico de 1998 y fue incorporado en el Plan General de Ordenación Municipal de 2013 para garantizar el derecho a edificar a los propietarios de los terrenos que lo promovieron.

Las futuras viviendas estarán en el entorno donde ahora trabajan las máquinas. Uno de los tres bloques de viviendas tiene forma de herradura y seguirá la prolongación de la calle Fuente San Amaro; los otros dos se distribuyen al fondo de las calles San Amaro y San Pedro.