Palés y madera de diferentes árboles son la materia principal, que una vez reciclada y tratada, pasa a integrar tablas de surf exclusivas bajo la marca gallega Anzol. Esta original apuesta comenzó hace cinco años en Cedeira (A Coruña) de la mano de Francisco López, que se declara un apasionado del surf y que empezó a coger olas a finales de los 80, junto a David, un amigo que hace los acabados de las tablas. Hasta ahora llevan elaboradas medio centenar aproximadamente y en Italia, Francia o Inglaterra ya se ha corrido la voz sobre sus originales creaciones.
Todo surgió a causa de que López es "antipoliestireno" y quería hacer tablas de surf con madera aprovechando su pasión por la denominada "carpintería de Ribeira", es decir, la construcción de barcos que se realizaba hace décadas en Galicia y de la que en la actualidad sólo se conservan astilleros en el puerto de O Freixo (Outes, A Coruña). Se trataba de una labor tradicional y familiar, además de que existían talleres artesanales de reparación de buques.
"Me propuse crear tablas de surf clásicas de madera, todo por volver a la esencia de este deporte. No tenía experiencia previa en carpintería pero siempre me fascinó la construcción de barcos y lanchas", explica el creador de Anzol, a lo que añade que para su formación también contó con libros sobre la materia de un compañero canario que ejerce de restaurador de barcos.
"Las tablas salen de mi cabeza, no uso máquinas ni tecnología"
López destaca que "las tablas salen de su cabeza, sin ordenadores ni otros instrumentos". "No uso tecnología y casi toda la gente que hace tablas lo hace con programas informáticos, lo fotocopia todo en papel, lo pasa a madera y lo recorta y hace. Yo llego al taller con un lápiz, afila y goma y cojo la madera y empiezo a dibujar y a marcar las cuadernas y la anchura de la tabla", detalla.
"Se me metió lo de las tablas en la cabeza y consulté libros y algunos vídeos en Youtube y me decidí a probar. A base de estar dos años elaborando tablas fui mejorando y a partir del tercero ya había creado las primeras 20″, rememora. El responsable de Anzol reconoce que "hay muchos estilos para hacer tablas" y las suyas han sido producidas "a base de horas y machacar la cabeza hasta encontrar las soluciones". En su caso, opta principalmente por desmontar varios palés cuya madera pega posteriormente con cola, para a continuación laminar y cortar con dos máquinas eléctricas y el resto del proceso se completa a mano. "Mi objetivo es crear tablas a partir de tres o cuatro palés", concreta.
Nueva vida para sobras de madera de aserraderos y carpinterías
Madera de palé sin usar y restos provenientes de aserraderos y carpinterías de varios amigos son los materiales que utiliza López para las tablas. Entre esta materia prima, destaca que la madera de pino es la más barata, seguida de otras de mayor valor como la de castaño, carballo, ayous (un árbol tropical originario de África) o amburana (una de las maderas más costosas de Paraguay que se usa en mueblería, ebanistería, enchapados o láminas).
"Mis tablas están orientadas a gente que sepa surfear y quiera practicar surf clásico, coger olas con traquilidad", comenta. Actualmente está elaborado una tabla para un deportista que se dedica a coger las conocidas como "olas gigantes" y otra para el joven motorista gallego Jorge Prado. Esta última muy personalizada con detalles en negro en referencia a su profesión, concretamente la banderilla negra y blanca que se levanta cuando los pilotos llegan a meta.
Para acabar una de sus tablas, López trabaja aproximadamente 10 horas diarias en la tabla y las quillas durante cuatro jornadas, un proceso que se alarga hasta alrededor de los 12 días debido a otros procesos que requieren más detenimiento como el laminado. Los precios oscilan entre los 700 y los 1.500 euros dependiendo de las maderas empleadas.
Anzuelos como símbolo
El creador de Anzol es fan de la pesca y algo esencial para esta labor son los anzuelos (anzol en gallego), algo que ha tomado como logotipo para su marca y que está presente en todas las tablas para diferenciarlas. "A ver si con este elemento pescamos buena clientela", dice López entre risas, al mismo tiempo que adelanta que en breves viajará a Asturias para entregar personalmente algunas tablas que ha elaborado por encargo aprovechando que irá a hacer turismo, además de otros pedidos que le han llegado desde Galicia.
Instagram es el principal escaparate de la marca y gracias a esta red social han llegado hasta estas especiales tablas de Cedeira deportistas de Inglaterra, Italia o Francia, que han pedido precios e información sobre la elaboración. Asimismo, el gallego, que actualmente es el responsable de varios locales de ocio nocturno y que anteriormente trabajó en el mar y la construcción, espera que en unos años Anzol haya crecido lo suficiente para poder dedicarse por entero a esta pasión y así "vender algo bueno que funcione bien en el mar, para demostrar que en Galicia hay calidad", concluye con optimismo y a la espera de todos los encargos que estén por venir.