Yolanda Estévez y Pedro Castellanos crearon hace 12 años Knitbrary, una firma de moda con la que buscan crear un archivo en el que estén representadas las mejores calidades de punto (knit+library), teñidas de forma artesanal y trabajadas en el lugar de origen de los hilados o fibras. Nació así una marca asentada entre A Coruña y Perú que ha cosechado un gran éxito en su ámbito y que viste a personas de todo el mundo.
"Estamos centrados en el punto artesanal de alta calidad, aunque no exclusivamente. La mayoría de nuestras piezas son tejidas con hilados 100% naturales, teñidos y tejidos a mano, algunas en máquina manual y la mayoría calcetadas", explica Castellanos. Todo este trabajo se realiza en Perú, donde estos emprendedores encontraron no solo la materia prima (vicuña, alpaca o algodón) que mejor se adaptaba a lo que buscaban para crear su "archivo de punto" sino también la mano de obra que sabía tratarla.
La importancia de trabajar la materia prima en su lugar de origen
Knitbarry empezó su andanza en Perú con varios materiales al mismo tiempo. "Sabíamos del buen hacer de las tejedoras y de la cultura tan arraigada que hay de tejer. Las tejedoras con las que trabajamos tienen un talento increíble, son maravillosas", explica Estévez. La diseñadora de la marca añade, además, que muchas veces sus empleadas son familia y que esta forma de proceder busca que el arte de tejer no se pierda y darle el valor que merece.
La no deslocalización del proceso de producción les permite a los fundadores de la marca trabajar mano a mano con las personas que mejor conocen la materia prima empleada, logrando un resultado espectacular. "La idea era, y sigue siendo, ir a distintas partes del mundo a trabajar las calidades en su lugar de origen", relata Pedro Castellanos al mismo tiempo que habla sobre las dificultades de iniciar un proyecto de este tipo a distancia.
Esto los llevó a crear una empresa, sucursal de la matriz española, en Arequipa, donde también tienen su propio taller en el que elaboran de forma simultánea la temporada de invierno y verano y prendas en colaboración con personas que comparten su forma de ver la moda, como Steve Mono o Matka. "Quiero que las prendas perduren y no sigo ningún tipo de moda. Son muy complejas en cuanto a la creación de patrones", indica Estévez sobre sus diseños.
Los responsables de la firma se encargan de decidir cada detalle de la prenda para conseguir un resultado óptimo y reconocen que con el paso de los años han mejorado en aspectos técnicos como la torsión o la tensión. La irrupción de la pandemia no les permitió estar, como hacían hasta entonces, seis meses en Perú y seis en A Coruña, pero el buen hacer de sus empleados y el hecho de que la firma cuente con su propio taller jugó a su favor durante ese tiempo tan complicado.
La sostenibilidad como única forma de trabajar
Pedro Castellanos y Yolanda Estévez creen que solo hay una forma responsable de trabajar en el sector textil y lo promueven sin grandes aspavientos y con su ejemplo. Así, la mayor parte de sus prendas están tejidas a mano, normalmente en circular, y el teñido de los tejidos se realiza en seco: "En vez de sumergir los hilados en los tintes, echamos la cantidad suficiente de tinte sobre la madeja, de forma que solo gastamos el tinte que necesitamos. No hay desperdicio ni contaminación de agua".
"Minimizamos mucho los desperdicios. Solo tejemos lo que vendemos, y hay una cantidad mínima de piezas que hacemos a mayores para nuestra tienda online, para poder entregar en el momento", explica Castellanos. Estévez, por su parte, explica que uno de los aspectos que más valoran las tiendas clientas de la marca es la posibilidad de poder elegir los colores de las prendas o adaptarlas según la demanda del cliente final, dando lugar a piezas únicas y exclusivas.
La firma, además, no tiene mínimo de compra por lo que hay algunas tiendas que apuestan por adquirir tan solo una unidad de cada modelo según la demanda existente o, en el caso de las que empiezan a trabajar con la marca, para ver su aceptación. "Hacemos muchas piezas únicas y series exclusivas para un cliente", explica Castellanos. Los responsables de la firma, además, cuidan las entregas al detalle y ponen mucho mimo no solo en el diseño o la elaboración de las piezas sino también en el embalaje.
Las propuestas de Knitbrary
"Nuestras piezas, por las calidades y el tiempo que necesitan para elaborarlas, alcanzan un precio. Tenemos que tener mucho cuidado con el proceso de calidad, los acabados o la homogeneidad de tallas y colores, porque están hechas a mano", explica Pedro Castellanos. Un precio en el que también interfiere el hecho de que cada prenda puede llegar a pasar por 10 manos debido a la especialización del proceso, así como su transporte, entre otros factores.
Estévez confiesa, por su parte, que cuando se enamora de un tejido que no sea punto, da rienda suelta a su creatividad para sacar colecciones exclusivas. La firma usa fundamentalmente baby alpaca y royal alpaca (las dos categorías más finas de alpaca), alpaca suri (menos comunes, con un pelo más largo) y algodón pima en verano, haciendo a veces mezclas de este último con baby alpaca, que a su vez puede estar mezclado con la seda o el cachemir.
Un material que la marca nunca mezcla es la vicuña. "Es el hilado más fino del mundo en cuanto al grosor del pelo del animal, es carísima, y no se puede trabajar de forma manual. Con ella hacemos cantidades muy limitadas", explica Castellanos, que añade que la firma lanzó una colección cápsula con esta materia prima tan especial.
"Hacemos dos colecciones al año, verano e invierno, y dentro de cada colección hacemos hombre y mujer", indica Castellanos, a lo que Estévez añade: "Lo del género es por cuestión de medidas y patronaje, pero tenemos mucha experiencia adaptando, si hace falta, lo que hacemos de hombre a mujer". Esta sería la línea principal de Knitbrary, centrada en el punto trabajado de forma artesanal y con teñido manual, aunque la firma va mucho más allá.
"Llevábamos tiempo dándole vueltas a la posibilidad de trabajar con los colores naturales de la alpaca, que tiene una paleta de color muy interesante con escala de grises y ocres y se está trabajando en recuperar la negra", indica Pedro Castellanos. Trabajar con los colores naturales permite ahorrar el coste del teñido, a lo que sumando la elaboración de las piezas en máquina manual en vez de mediante su calcetado dio lugar a la colección By knitbrary.
Esta propuesta es unisex y más asequible. Las prendas están elaboradas con 100% baby alpaca en tres colores naturales o con lana en dos colores naturales. "La idea es ir incorporando más colores, porque con la alpaca se podría trabajar con ocho diferentes y cinco o seis con la lana, y el algodón", explica Castellanos.
Chaquetas, chalecos, gorros, bufandas o jerséis forman parte de los productos que los clientes de Knitbrary pueden encontrar. La firma no tiene un artículo estrella, aunque sus responsables reconocen que las prendas elaboradas con alpaca y seda son las que más funcionan, algo en lo que podría influir que es la única mezcla que trabajan tanto en verano como en invierno.
Belleza hecha de forma bella
Castellanos y Estévez viajan a las semanas de la moda de París, Nueva York o Florencia para darse a conocer y venden sus productos a través de su web y en tiendas repartidas por todo el mundo, siendo Japón su principal mercado. Y es que el carácter internacional de Knitbrary era algo que estos emprendedores tuvieron claro desde el principio por el tipo de propuesta que hacían y también porque la alpaca es un hilado que abriga mucho y que no tiene tanto éxito en países del sur.
Belleza hecha de forma bella es la máxima de los responsables de Knitbrary, que valoran tanto el resultado final como la forma de alcanzarlo, algo que demuestran en cada prenda que lanzan al mercado, pensada con sumo detalle de principio a fin. Un mimo que ha sido reconocido en numerosas ocasiones y que ha llegado a aparecer en pantallas de cine y una forma de vida, la de Yolanda Estévez y Pedro Castellanos, que viste a personas de todo el mundo de forma justa y sostenible.