Portosín (A Coruña) es la sede de un bonito proyecto solidario que busca recaudar fondos para protectoras o refugios de animales a través de la venta de productos elaborados con plástico reciclado del mar. Haciendo el galgo nació como un pequeño gesto de su responsable, Paz Blanco, para colaborar con estas entidades y poco a poco ha ido creciendo hasta disponer de una amplia gama de artículos cuyo estampado diseña Mona.

Blanco se hizo voluntaria en una protectora hace cinco años y decidió adoptar a Mulán, una galga que era la perra más mayor del refugio. "Empecé a ver las necesidades que tenían económicamente y de difusión. De forma paralela empecé a coser como hobby y a hacer alguna cosilla para los mercados solidarios que tenían", explica la responsable de la firma.

Paz Blanco y Mulán, que luce un collar de Haciendo el galgo (Cedida).

Haciendo el galgo nació poco después con el objetivo de hacer donativos a las protectoras y esta enfermera decidió destinar cada mes el 10% de los beneficios a una entidad diferente. La ilustradora Mona contactó con Blanco hace unos dos años y le propuso encargarse de los diseños de los estampados de las telas.

Materiales sostenibles

"Quisimos darle una vuelta y empezamos a buscar una fábrica en España que hiciese nuestras telas sostenibles", explica la impulsora de este proyecto, que conoció así el certificado Seaqual: "Es un poliéster que está reciclado del mar, de plástico marino, de botellas de plástico post-consumo, de plásticos capturados del fondo del mar…".

No es el único sello del que disponía la fábrica, que también cuenta con el Global Organic Textile (GOTS) que certifica el respeto por el medio ambiente en todas las fases de fabricación, desde la cosecha del producto hasta que entrega la tela. "Te garantiza que el producto está producido con unas condiciones humanas no discriminatoria, y no usan tóxicos", explica Blanco, que añade que esto las obligó a subir ligeramente los precios de los productos finales.

Un pequeño ajuste que significa un gran cambio no solo para la marca sino también para los compradores que apuestan por artículos sostenibles para ellos mismos y sus perros. "El otro día, por ejemplo, hice un pedido de 25 metros de tela, de poliéster, que es plástico. ¿Por qué generar uno nuevo si se puede utilizar uno que ya existe?", se pregunta la creadora de Haciendo el galgo, que notó una mejoría en la calidad de la tela respecto a la que usaba antes. El dibujo se ve más nítido y en el momento del cambio, Blanco la sometió a varios lavados o secados al sol para comprobar que no se dañaba, además de que darse cuenta de que a la hora de coserla se deshilacha menos.

Productos para perros y sus humanos

Haciendo el galgo comenzó como un proyecto de recaudación de fondos para refugios o protectoras de animales a través de la venta de artículos como collares o arneses para perros que su responsable cose con dedicación para que resistan los tirones de los animales. La firma, además, dispone ya de una amplia gama de productos para humanos como llaveros, coleteros, tazas o pegatinas.

Las dos perras de Paz Blanco posan con productos de Haciendo el galgo (Cedidas).

"Cuando adopté a Mulán, me costó mucho encontrar un collar para ella porque los galgos tienen una anatomía especial, con el cuello más ancho que la cabeza, y tiene que ser un collar que se le adapte bien al cuello porque uno de clip normal se le puede escapar", explica Paz Blanco. La responsable de la firma decidió entonces hacer un collar a partir de la tela de un vestido suyo para ver el resultado, y le gustó.

"A las personas que convivimos con perro nos gusta llevarlos guapos. Y no quieres gastarte cuatro euros en un collar que se te estropee en dos días, porque el perro necesita un accesorio resistente, que aguante los lavados porque se ensucian y que tengan un tejido que respete su piel y su pelo, es como la ropa interior de una persona", indica Blanco.

La gama de productos para canes fue aumentando poco a poco y la demanda de sus clientes de que les diese opciones también para ellos llevó a la creadora de Haciendo el galgo a comenzar a hacer coleteros, bolsas o monederos. Una gama de artículos que triunfan ahora tanto o más que los de los perros, que van en muchas ocasiones a juego con sus dueños.

Paz Blanco y Mulán posan con un collar y una riñonera de Haciendo el galgo (Cedida).

"De perro antes vendía muchos collares y creo que ahora se venden cada vez más arneses, la gente apuesta más por ellos porque el perro va más cómodo y los que son antiescape, van muy bien para los que son miedosos, escapistas o con traumas", indica Blanco. Los productos para personas más populares varían, pero actualmente triunfan especialmente las riñoneras, por la comodidad que ofrecen, y los coleteros.

Unos artículos que, además, se pueden pedir a medida. "Hacer un stock ilimitado me parece generar un residuo inútil. Solo hago stock para mercados, a donde intento llevar un arnés de cada estampado o collares de diferentes tallas, pero sino hago cada pedido a medida", explica la creadora de la firma. Así, los clientes deben poner las medidas de su perro en la web a la hora de seleccionar el artículo para que se adapte lo mejor posible al animal.

Mulán posa con su arnés hecho a medida (Cedida).

Esto evita el desperdicio de materiales y favorece que cada cliente pueda elegir no solo la talla que mejor se ajuste al can sino también un cambio de diseño (tiras más anchas, por ejemplo) para mejorar la comodidad en caso de animales con displasia, así como el estampado que más le gusta. "Mona y yo nos reunimos en diciembre y planificamos todo el año. Vamos sacando colecciones, en verano siempre hacemos una cápsula y en febrero una dedicada a los perros maltratados por la caza", indica Paz Blanco.

Solidaridad

"Cada vez estamos más concienciados, o eso espero, del abandono animal. Se abandonan muchísimos perros, el dato es de uno cada cuatro minutos. Es una barbaridad", explica Blanco. Así, Haciendo el galgo tiene el valor añadido de que el 10% de los beneficios de la venta mensual de sus artículos va destinado a un refugio, protectora o santuario diferente cada vez para ayudar a estos animales.

Los ciudadanos colaboran así con una iniciativa solidaria que lleva en marcha cinco años y que continúa evolucionando. La mayor parte de las ventas de Haciendo el galgo se gestionan a través de Instagram, aunque también se pueden realizar en la tienda online Tres Trufas, en El rincón de Hiro en Cataluña y en The Smart Pet en Asturias, aunque Blanco trabaja para expandir la marca a otros territorios apostando por pequeños negocios "de confianza".

El libro ‘Mi peludo y yo: nuestros momentos juntos’ (Cedida).

El trabajo de Paz Blanco, además, va más allá. La responsable de la firma lanzó Mi peludo y yo: nuestros momentos juntos, "uno de los productos de los que más orgullosa estoy a nivel creativo", en colaboración con la diseñadora Mona. "Es un libro en el que además de poner tips para cuando adoptas un perro o te vas de viaje con él tras hablar con una etóloga, puedes rellenarlo con rutas que puedes hacer con tu perro, restaurantes o lugares a los que puedes ir con él…", explica la impulsora de la iniciativa.

"El libro quedó súper bonito, porque Mona todo lo que le digo lo hace a lo bonito multiplicado por 100. Plasma todo 100.000 veces mejor de lo que está en mi cabeza", elogia Paz Blanco. Un trabajo en equipo que ha dado sus frutos no solo con el lanzamiento de este libro, sino también de numerosos productos para los perros y sus dueños que triunfan más allá de Galicia y que promueven la sostenibilidad y la colaboración con protectoras.