• La pizza coruñesa es de chocolate y se hace en Praliné

Este jueves ha empezado una nueva era en la mítica bombonería coruñesa Praliné, que se ha mudado de su antigua ubicación y ha abierto sus puertas de nuevo en la calle Orzán 150 con mucha ilusión y nuevos proyectos. En esta etapa (tienen una trayectoria de 16 años a sus espaldas), la apuesta pasa por ofrecer una línea de dulces apta para celíacos (lo que convierte al negocio en el tercer obrador de Galicia de este tipo) y la vuelta de la pastelería tradicional alejada de lo industrial, centrada sobre todo en cruasanes, caracolas, bollería danesa o cañas fritas, entre otros manjares.

A sus socias fundadoras y especializadas en bombonería y galletería, Susana Lata y Alejandra Pardo, se ha unido el pastelero Marcos García, que ya era un auténtico fan de Praliné desde muy pequeño y ahora ha visto cumplido su sueño de formar parte de una pastelería. "La idea es recuperar la pastelería tradicional como la bica y trabajar mucho con calabaza y con castaña, todo producto gallego. El mejor marrón glacé del mundo lleva castaña gallega por lo tanto tenemos que intentar que la pastelería de aquí tenga la visibilidad que merece", cuenta Lata. Además, la pastelera hace hincapié en que los chocolates que elaboran no llevan harina porque la idea es que el obrador sea apto para celíacos, una labor en la que colaboran con la Asociación de Celíacos de Galicia (ACEGA), que forman tanto a ella como a Pardo y García sobre cómo elaborar una línea de fabricación de dulces sin gluten. "Poseemos el registro de ACEGA que es muy difícil de conseguir", advierte.

A pesar de los nuevos proyectos, Praliné no pierde su esencia, y Lata afirma que "su básico continúa siendo el bombón sin conservantes, de corta duración y alejado de lo industrial". "Trabajamos el chocolate de forma respetuosa pero estamos continuamente innovando en toda la línea de bombonería. Hemos incluido en nuestra oferta pizza de chocolate y algunas figuras y nos atrevemos con cualquier formato nuevo para convertirnos en lo que somos ahora, una bombonería galletería", cuenta.

Por su parte, García reconoce que intentará contribuir a ampliar la oferta gastronómica de la tienda "aventurándose principalmente en el mundo del panettone y trabajando la masa madre en roscones", a lo que añade que gracias a lo aprendido con las responsables de Praliné, "aprendió mucho de chocolate y cada vez se anima más a trabajar la bombonería, el encapsulado y atemperado del chocolate" que define como una tarea "bonita y delicada". A parte, el pastelero será el encargado de que el negocio vuelva a tener presencia de la pastelería de siempre y confiesa que apostará sobre todo por los dulces de desayuno como cruasanes, caracolas o bollos suízos porque considera que "lo tradicional se está olvidando y hay cada vez más locales que trabajan con lo industrializado haciendo que se pierda lo bueno de verdad".

Talento local para la reforma

Los responsables de Praliné se muestran orgullosos del nuevo local que estrenan, ya que como explican "es más grande, con más luz y dispone de una cristalera que da al exterior para que la gente que pasea por la zona les vea trabajar". "Esta es una zona que si la gente sigue apostando por ella creemos que en un par de años se convertirá en una calle insignia de A Coruña. Es un lugar especial con negocios curiosos, un pequeño barrio gótico en miniatura", dice Lata.

En la preparación de la imagen del nuevo local, Praliné ha apostado por artistas locales: las ilustradoras coruñesas Irene San Juan y Chus Iglesias se han encargado de la nueva imagen corporativa y la pintura de las galletas y redes sociales respectivamente, además de que el equipo de Flora&Co se ha encargado de los arreglos florales que decoran tanto el exterior como el interior de la tienda.