La inflación aprieta (y también ahoga). Galicia registró el pasado mes de julio su mayor inflación desde septiembre de 1984, cuando se registró un aumento del Índice de Precios de Consumo (IPC) de un 11,5%, al igual que el registrado este pasado mes de julio en comparación con el mismo mes de 2021.

Continua la escalada de precios y ya se deja notar en los bolsillos de los ciudadanos. La economía familiar se resiente en un periodo vacacional y con la mirada puesta ya en la vuelta en septiembre. Los bolsillos de los ciudadanos se ven obligados a tener que pagar un precio mayor por servicios básicos como la luz, la alimentación o los combustibles. Pero también se resiente, y mucho, los bolsillos de los autónomos. Y es que estos, además de tener que hacer frente a una subida de precios en sus gastos personales, también tienen que asumir un mayor coste en sus respectivos negocios. Es el caso del comercio.

El pequeño comercio se ahoga por la inflación. A la subida del precio de la factura de la luz, se suma el elevado coste de la materia prima. Y todo ello en un momento en el que el comercio online está poniendo entre las cuerdas a los pequeños negocios, que tienen que hacer frente a los gigantes digitales. Hay muchos pequeños negocios que se quedan por el camino: se ven abocados al cierre.

En la última década, España perdió 20.000 autónomos del sector comercio, y solo desde diciembre ya se contabilizan más de 6.700 bajas de afiliados. En el caso de Galicia, en los últimos diez años, la comunidad perdió 5.323 autónomos en el comercio, de ellos 778 solo en lo que va de año 2022. "Esta tendencia de pérdida de autónomos en el comercio se ha agudizado en los últimos meses", señala el presidente de ATA Galicia, Rafael Granados.

Sin relevo generacional

La subida de precios de suministros como la luz, así como el elevado coste de las materias primas son solo dos de los factores que están afectando a los comerciantes, que además "sufren mucho" por el auge del comercio electrónico. "Hay un cambio en la conducto social: la gente opta por Internet y cada vez se compra menos en el pequeños comercio", afirma Granados. ¿La consecuencia? El cierre de negocios.

Cierre que, además, en muchos casos tiene lugar al no haber un relevo generacional. "Hay muchas jubilaciones pero no hay gente joven que se quiere poner al frente", señala el presidente de ATA Galicia, que comenta que esta crisis afecta a todos los ámbitos del comercio, en especial al textil y alimentación.

Y en caso de las grandes ciudades, señala Granados, se suman los efectos negativos de la peatonalizaciones. Y es que, explica, estos cambios obligan a que en muchas ocasiones el ciudadano no pueda acceder con el coche hasta el comercio. Las ventas se reducen y, por tanto, el cierre de ese negocio está más cerca de ser una realidad.