Su nombre real es María Jesús Rodríguez Navas, pero todo el mundo le llama ‘Mely’. El culpable de tal confusión es su negocio: el archiconocido ‘Gominolandia Mely’, en el número 26 de la Plaza de Vigo. El local abrió sus puertas a finales de la década de 1940 y desde ese momento no ha parado de repartir felicidad a los niños de A Coruña. Sin embargo, podría tener los días contados.

Tras cuarenta años detrás del mostrador, María Jesús ha decidido echarse a un lado y disfrutar de su merecida jubilación. Una decisión que pone en jaque el futuro del negocio. Tiene tres hijos, pero sus aspiraciones profesionales no están en el negocio familiar, lo que le ha obligado a colgar el cartel de "se traspasa".

María Jesús lo comprende, es el ciclo natural de la vida. Lo único que le dejaría un mal sabor de boca sería que el local perdiese "su esencia". Es decir, que dejase de ser una tienda de gominolas. La única condición que pone para ceder el negocio familiar es que su sucesor siga repartiendo felicidad -chuches- a los coruñeses bajo el nombre de ‘Mely’.

Gominolandia Mely, en la Plaza de Vigo de A Coruña

La empresa es rentable, cuenta. El parque de la plaza tiene mucha actividad y el goteo de niños es constante. Además, el ambiente es muy familiar: "La gente confía en nosotros porque nos conocen de toda la vida", explica Irene, hija de María Jesús y actual encargada de la tienda. Tras conocerse la noticia del traspaso, los vecinos del barrio no podían creérselo: "Mucha gente vino a decirme que no puedo dejarlo, no se imaginan la Plaza de Vigo sin Mely", explica María Jesús.

El negocio familiar se remonta tres generaciones. El primero en abrir el local a finales de los años 40, fue su tío, antiguo director de Seguros La Equitativa. Poco después fue el turno de los padres de ‘Mely’, para los que ella empezó a trabajar con apenas 15 años. Tras más de cinco décadas a pie de cañón, se ha jubilado. Ahora su hija Irene es la encargada de mantener vivo el negocio, pero es algo temporal: "Estamos esperando al indicado", cuentan graciosas.

Por el momento, Irene continúa dispensando felicidad a los niños y adultos que pasean por la Plaza de Vigo. El tiempo dirá si Gominolandia consigue un sucesor o, tras 75 años, la Plaza de Vigo pierde su dulzor.

Mely tras el mostrador de su tienda