El verano está a punto de llegar a su fin y con él también las vacaciones y el turismo. Los meses de junio a agosto no han sido los mejores para la hostelería de A Coruña porque, pese a la afluencia de visitantes, el ticket medio por cliente ha bajado ligeramente. Sin embargo, el número de clientes no ha disminuido, lo que ha obligado a muchos restaurantes y bares de la ciudad a contratar un refuerzo de personal para los meses de verano. 

Antaño las ofertas para trabajar en hostelería se cubrían con mucha facilidad, pero la tendencia ha cambiado. Los empresarios del sector cada vez lo tienen más difícil para encontrar personal dispuesto a trabajar para ellos. "Antes se centraba en el verano, pero ahora es difícil todo el año", asegura Antón Sáez, propietario de Le Tavernier. 

El presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de A Coruña, Héctor Cañete, lo confirma. "Hay tanta demanda que, aunque se libere personal eventual del verano, se sigue necesitando a mucha gente. Sobre todo personal cualificado como jefes y ayudantes de cocina", explica el empresario.

Históricamente, el sector hostelero se ha tomado como algo rudimentario: una faena en la que se aprende a base de prueba-error. No obstante, en los últimos años las cosas han cambiado y cada vez se valora más la formación específica en hostelería. "La hostelería se ha modernizado mucho, cada vez es más técnica a nivel de maquinaria. Necesitas que el personal de cocina esté muy cualificado. Es diferente del personal que ayuda en sala en épocas estivales", detalla Cañete. 

Terraza de un local de hostelería de A Coruña M. Dylan (EP)

Por el contrario, en lo relativo al personal de sala, los empresarios suelen ser más flexibles. En el ocio nocturno, por ejemplo, el perfil que buscan los hosteleros es el de gente joven que comienza su aventura en el mundo laboral. De hecho, el tope de edad para trabajar en estos ambientes suele ubicarse en los 40 años, confirma el presidente de Galicia de Noite y gerente del Grupo Pelícano, Luis Diz. Reconoce que el ocio nocturno está vinculado a "horarios intempestivos" y a escenarios molestos en los que, por ejemplo, hay que lidiar con el volumen de la música.

"El trabajador nuestro se basa en primer empleo, aquel que necesita un impulso económico para pagarse sus estudios, su dieta de piso, al que no le llega para independizarse y necesita un extra para sumar a su día a día", describe Luis Diz. El empresario cree que cada vez menos gente joven recurre a trabajar en el ocio nocturno gracias a los paquetes sociales del Ejecutivo Central

"Con el plan de ayudas que tiene el Gobierno parece que los jóvenes no necesitan trabajar. Parece que con el dinero que reciben les es suficiente. Ahí la hostelería tiene un hándicap importante", comenta el empresario antes de concluir que "las prioridades han cambiado"

Y es que los jóvenes han sido el comodín del sector durante muchos años. Especialmente para cubrir aquellas vacantes temporales de la época estival. "Para contratos temporales procuro buscar estudiantes, gente a la que le encaja ganar un dinero, pero que no viven de este trabajo", confirma Alberto Boquete, propietario de La Mansión y presidente de la Asociación de Hosteleros de La Marina.

Defiende que el suyo es un sector dignificado: "Mis empleados quizás no libran sábado y domingo, pero sí lunes y martes. La mayoría tienen una jornada fija y horario continuo... Tratas de darles las mejores condiciones posibles, pero a veces prevalece más el disfrute del fin de semana que eso", dice. 

Dignificación y profesionalización del sector

Las malas condiciones de trabajo han sido punta de lanza de sindicatos y personal laboral para justificar la aversión existente a trabajar en hostelería. Incluso dentro del sector entonan el mea culpa. "Llamas a la gente para entrevistas y se presenta un 30%. La gente no tiene ganas de trabajar en hostelería también porque en su día se echó a la gente a base de malas condiciones. Por eso cuesta", asegura Antón Sáez. 

Cañete entiende el sector está atravesado por horarios complejos porque "hay que trabajar cuando el resto se divierte", pero asegura que las condiciones laborales ya no son el problema. "Niego la mayor. El año pasado cerramos la negociación del convenio colectivo. Cerramos subidas salariales del 8% y el convenio de hostelería está mejor pagado que otros sectores como comercio", recuerda el presidente de los hosteleros de A Coruña. 

Un camarero sirviendo un café, en una imagen de archivo. Europa Press

Asimismo, tanto Sáez como Cañete puntualizan que la falta de personal no solo afecta a la hostelería, sino también a otros trabajos vinculados a la construcción, a las instalaciones eléctricas o al reparto de mercancía. Para Cañete el quid de la cuestión es otro: "Se ha perdido la necesidad que había hace años de que la gente joven se ponía a trabajar en verano para ayudar a la familia, hoy en día está cubierto por ayudas sociales. Pero, hay un factor que es muchísimo más importante: en los últimos 20 años hay dos millones de jóvenes menos en España. Esa es la base que falta. Antes todo el mundo pasaba por hostelería, era casi como hacer la mili". 

Desde la Confederación Intersindical (CIG) entienden que la solución pasa por la profesionalización y la estabilización de los contratos. Iago Barros, delegado sindical de Servicios-Hostelería, apunta que la hostelería es un sector "hipertrofiado". "Na comarca da Coruña hai 9.000 personas que se adican ao sector, que por outra banda é un sector cun estrés profesional moi grande difícil de xestionar para moita xente", explica.

Empresarios del sector como Antón Sáez están convencidos en que en las próximas décadas el modelo cambiará ligeramente. "La hostería cada vez va a abrir menos horas, solo en las rentables. Poco a poco los sueldos van a ir subiendo porque es un trabajo muy digno. También los precios van a subir. La gente ya no va a poder bajar todos los días a consumir hostelería", avanza el propietario de Le Tavernier.