A sus 23 años, Carmen Álvarez se considera a sí misma "joyera y empresaria". Con 18, esta joven coruñesa con síndrome de Down se hizo autónoma para empezar a vender las piezas de bisutería que hacía (y sigue haciendo) de manera artesanal en el taller que tiene instalado en su casa. 

Tras varios años vendiendo de forma online y presencial en eventos y mercados a los que le invitaban, Carmen Álvarez ha conseguido que su marca, Carmelamola, abra su primer local permanente. Estará situado en uno de los locales exteriores del Mercado de San Agustín de A Coruña, del que ha recibido esta semana las llaves. 

Por el momento no hay fecha oficial para la apertura, ya que su padre Manuel confirma que el local (de pequeñas dimensiones) necesita una reforma, ya que antes era un negocio de comida para llevar. "Hay que dar una vuelta y transformar eso en una tienda de bisutería y en un rincón lo suficientemente bonito y con armonía para que ella esté a gusto y sus clientes también".

Bisutería de Carmelamola @carmelamola en Instagram

"Emoción", esa es la palabra que Manuel utiliza para resumir los últimos días en su familia. Carmen ha terminado su etapa formativa en cuanto a habilidades sociales con Down Coruña y tanto ella como sus padres buscaban una actividad que le ayudara a tener "a donde ir todos los días". Ella será la principal encargada del local, aunque contará siempre con un apoyo que, al menos al principio, llegará por parte de sus padres, aunque su intención es que, si todo va bien, tener "la capacidad de poder contratar a una persona que trabaje con ella y sea su apoyo natural en la tienda".

Además, desde hace cerca de dos años, Carmelamola cuenta con la certificación de Artesanía de Galicia, lo que hace que la Diputación le invite a participar en los mercados que organiza. Es el caso del Mercado de la Luz que se celebra en Boimorto con el festival del mismo nombre. Este año, Carmen ha asistido, al igual que el anterior. Su próxima parada será en el Mercado das Nubes, que se organiza en pocas semanas en su nueva casa, en San Agustín.

Carmen Álvarez, en una edición anterior del Mercado das Nubes @carmelamola en Instagram

Las piezas de Carmelamola son todas de artesanía, hechas a mano por ella, aunque en ocasiones requiere algún apoyo "con las terminaciones o a la hora de colocar cierres", explica su padre. En su casa tiene un taller "muy ordenado con los abalorios que utiliza para hacer las piezas. Lo tiene todo ordenado por colores y ella tiene la autonomía de ir a buscarlos, coger lo que quiere y combinarlos como quiere".