Publicada

Lámparas de Turquía, Bali y Egipto. Mesas y macetas de Marruecos. Cestería de Esuatini, Ghana y Zimbabue. Iluminación franco-tailandesa. Vidrio reciclado de Valencia. Cristal de Murano, en Italia. Barquitos de pesca y faros fabricados en Oporto. Bisutería de inspiración marina. Vajilla y piezas de cerámica traídas de artesanos de Coímbra (Portugal), Córdoba, Lorca, Cáceres, Almería, también de Salvaterra do Miño (Pontevedra) y Buño (A Coruña). "De Galicia intentamos traer lo más tradicional".

Adolfo López explica con detalle la variedad de objetos artesanales que vende en su tienda de la Ciudad Vieja, Tierra de Fuego. Cómo están hechos, con qué materiales, por qué se utiliza una técnica u otra, de dónde proceden. Una lámpara blanca con forma de rosa en realidad está compuesta de conchas de berberechos. A su lado, otra se ha creado con hoja de palmera de coco con pasta de arroz. "Aquí no hay nada de plástico".

Con la tierra y el fuego se hace cerámica. Por eso se llama así el comercio más veterano de la Ciudad Vieja, en el número 2 de la calle Capitán Troncoso. Nació en la avenida Che Guevara de Perillo (Oleiros) hace 38 años, con los propietarios de casas y chalés de la zona como clientes, y este año ha cumplido 25 desde que se trasladó al casco histórico de A Coruña. López es su responsable único en la actualidad.

Cerámica y lámparas en el interior de Tierra de Fuego. Quincemil

Conocer la fabricación de las piezas artesanales gracias al contacto directo con los artesanos es la faceta de su trabajo que más le agrada. "Esto es cultura", recalca. Y ese placer lo transmite a sus clientes, vecinos y turistas, cuando entran en la tienda atraídos por la colorida decoración o por la singularidad de los objetos. "Este es un negocio diferencial, no hay uno igual en Galicia con la misma filosofía, y, que yo conozca, solo dos o tres más en España".

Ha hecho mucha carretera Adolfo López, viajes a talleres y a establecimientos similares al suyo. Con muchos de otras zonas del país compra a medias la producción de los artesanos, objetos preciosos, "siempre utilitarios", que trae a su comercio en furgoneta; otras compras las hace directamente Tierra de Fuego. "La artesanía tiene que ser utilitaria", proclama.

Barcos de pesca y faros que vende Tierra de Fuego. Quincemil

Una vez, un cliente hindú de paso por A Coruña compró de golpe "unas 18 lámparas". "Dos días estuvimos embalándolas para que se las llevara". Entra mucha gente en su tienda, la mayoría se pasea por el interior y contempla; unos preguntan, otros no; López siempre se ofrece a explicar las piezas artesanales que vende. "Esto no es para entrar y salir, aquí hay que tirarse tiempo mirando lo que hay".

"Especialización" y "espionaje"

En un enclave tan especial como el núcleo histórico de la ciudad, Adolfo López ha vivido en primera línea la evolución del comercio coruñés. Ha estado al frente de la Asociación de Comerciantes de la Ciudad Vieja (CECA) y formado parte de la directiva de la Federación Unión de Comercios Coruñesa (FUCC). "El casco histórico de A Coruña es un caso aparte, está aislado y cada vez es más residencial. Su comercio ha sido particular por estas razones y por otras cuestiones más profundas", dice, sin matizar.

Cerámica en Tierra de Fuego, en la Ciudad Vieja. Quincemil

López es de los que consideran que "la hostelería, las oficinas y los despachos también son comercio". Cree que la pandemia "modificó totalmente la actividad comercial y la forma de pensar" de los ciudadanos. "El camino del comercio es la especialización, y en eso llevamos muchos años".

Lo dice quien comenzó trabajando en la joyería Malde y pasó por la planta de juguetes de los grandes almacenes Barros. En Tierra de Fuego aún seguirá "el tiempo que haga falta", explorando su sector, haciendo ese trabajo "de espionaje" que consiste en "buscar cosas nuevas en todas partes" en el mundo de la artesanía.