Un sueño hecho realidad. Octavio Villazala no entiende la vida sin perros. Su amor por este animal le viene desde pequeño, desde que tiene uso de razón. Un amor que con el paso del tiempo convirtió en su profesión. Educador y adiestrador canino, Villazala abrió en 1983 Montegatto, un centro especializado en el cuidado de este animal que tanto le aportó a su vida, el perro.
Octavio es una auténtico "divulgador" del mundo perruno. Radio, televisión… le da a todo. No le gusta que le llamen "el encantador de perros", como hacen algunos, pues no considera que tenga ningún poder especial. Todo es fruto del trabajo. Un trabajo que, insiste, debe realizar con amor y respeto hacia esta especie animal.
En el ayuntamiento de Oza-Cesuras se encuentra una de las mejores instalaciones de España dedicadas al cuidado y atención de los perros. Sí, es Montegatto, un espacio pensado por y para el perro. El centro incluye, además de una escuela de adiestramiento, una residencia canina al más puro estilo hotel cinco estrellas. Aquí los perros tienen hasta televisión, para sentirse como en casa.
Las instalaciones también incluyen una clínica veterinaria completamente equipada y abierta las 24 horas. Allí, su equipo profesional está siempre disponible para atender cualquier urgencia médica.
Pionero en España en acercar los perros al hospital, ahora ya trabaja en un proyecto con el CHUAC para comprobar si los perros ayudan en la diagnosis de la diabetes.
Como no podía ser de otra manera, Octavio tiene perro. Más bien, perros. Unos diez en total, según nos cuenta en la charla que mantenemos. Podríamos hablar durante horas con este experto en el mundo perruno, y es que desprende sabiduría en cada una de sus respuestas.
Una vida llena de perros
¿Cómo surgió la idea de abrir Montegatto?
La historia de Montegatto surgió cuando yo era un niño, con 16 años más o menos. Yo iba mucho a un monte que le llamaban ‘Monte do Gato’. Yo decidí llamarlo Monte do Gato, pero alguien me dijo que le diese un toque italiano: de Monti di Gatto a Montegatto, con dos tes. Fue mi sueño siempre.
Soy un tio muy solitario y me gusta pasar tiempo con los perros. Tengo buena conexión. Quizás me venga el amor por mi madre, que amaba y respetaba mucho a los animales. Era un mujer pionera. Yo no concibo mi vida sin los perros.
¿Y por qué perros?
Si tuviera que decirlo, yo estoy seguro: yo creo que el perro es el animal que más interactúa con el hombre, el animal más cercano al hombre. Un perro es semihumano. Tiene un lenguaje que, sin ser verbal, es una comunicación a través de signos y protocolos muy similar al nuestro. No sé quién copió a quién, pero creo que fue un poco el perro.
¿Qué animal vive de hacer compañía? El perro es un animal que está en todas partes. Prácticamente ninguna cultura quiere matar un perro, ni se come. Es un animal noble, a mí siempre me dieron mucha compañía, quizas me dieron un apoyo y me ayudaron a sentirme comprendido en esa soledad mía.
¿Y tú tienes perro?
Claro. Tengo varios perros (risas). Tengo a mi querido y amado, Fusco, que es muy famosos por la televisión. Tiene 14 años y llegó prácticamente con mi hijo, cuando mi hijo adoptado llegó se hicieron muchísima compañía. Fusco es un referente en mi vida. Después tengo a Lusco, que es hijo de Fusco, y otros siete adoptados. En total debo de tener unos diez perros. Qué menos, ¿no? Si yo trabajo con perros, poder acoger algunos.
Algunos se refieren a ti como el encantador de perros. ¿Qué tal te sienta este título?
No me gusta, yo no encanto a ningún perro. No es una cuestión de magia, es una cuestión de trabajo. Yo creo que me comunico con ellos. Es cuestión de trabajo, trabajo, trabajo. Yo puede tener veinte coches, pero yo no soy mecánico. Yo me dedicó a lo que me dedico, soy profesional. Si se pone el énfasis en que soy encantador, parece que tengo algo especial y no es así. Hay que tener amor por lo que haces, conocimientos y experiencia.
Montegatto destaca por tener una de las mejores instalaciones de España para el cuidado de los perros.
Tenemos unas instalaciones, que nosotros llamamos las suites, donde los perros tienen su cama, su televisor… ¿Por qué televisor? Porque en su casa tienen televisión. Lejos de ser un lujo, es una necesidad, porque el perro nos da mucha vida y mucho amor.
¿Es muy difícil adiestrar un perro?
Pues sí, es muy, muy difícil. Pero es más difícil todavía saber cómo se adiestra y por qué. Es fácil decirle a un perro que se siente, lo difícil es saber por qué lo hace y explicarlo; es decir, lo difícil es hacer solfeo con el instrumento que estás tocando. Aquí se llama adiestrador a aquella persona que trabaja con un perro, pero el adiestrador o educador tiene que saber por qué está tocando eso y de qué manera él lo puede explicar.
Adiestrar un perro aparentemente puede ser fácil, pero para hacerlo bien es muy difícil. Yo lo comparo a veces con manejar un avión. Es muy complejo.
¿En qué se basa el adiestramiento de un perro?
El perro aprende un poco como nosotros, con reforzadores y castigadores. Cuando hablamos de castigadores no significa que peguemos al perro. Cuando vemos una conducta deseada, la premiamos. El perro trabaja por un motivo. Refuerzo o castigo. Cuando hablamos de castigo nos referimos a que no sale de paseo, pero nosotros no usamos castigos físicos.
¿Cuál es el tiempo medio que se necesita para adiestrar a un perro?
Discernimos entre dos partes, una es la educación y otra el adiestramiento. La educación es para andar en la vida y eso podría empezar desde los dos meses y medio, tres como muy tarde, hasta lo seis o siete meses. Así que hablamos de cuatro meses para la educación, pero después eso tiene que durar toda la vida. Y el adiestramiento, ya es la carrera que va a hacer el perro. Así, por ejemplo, se hace IGP, un deporte muy concreto, o Agility o rastreo. Es más bien la profesión a la que se va a dedicar el perro, después para terapia o compañía hay que dedicarle años. Los perros que trabajan en el hospital se someten a un adiestramiento diario.
¿Son iguales todas las razas?
Yo no creo que haya razas más fáciles de adiestrar que otras, pero sí es cierto que hay razas que son más dúctiles a la hora de trabajar. Todo depende para qué…. Si yo tuviese un Rottweiler, haría mejor las labores de perro boyero, que es un cuidador de ganado; si yo tengo un Podenco, sería un perro que iría a cazar pero parco en comunicación; si yo quiero un perro para todo, un Pastor Alemán, porque no es el número uno en nada pero es el dos en todo. Si quiero un perro muy gallego, cogemos un can de palleiro…. ¿Por qué? Cada perro tiene sus historías.
Soy un auténtico defensor de la educación individual. Todos los perros valen para muchas cosas, solo se trata de buscar el talento. Yo puedo ser un necio en matemáticas pero puedo ser un tipo brillante en poesía. Yo soy apostador de los perros cruzados. A mí no me gustan las realezas, yo soy de la plebe.
¿Cuáles son los errores que más cometen las personas que tienen perros?
Humanizarlos. Los humanizan de una manera terrible. El ser humano cree que él es el ser más inteligente de la tierra y que por encima de él no hay nadie. Eso es mentira, nosotros necesitamos toda una biodiversidad para vivir en este mundo. El perro lleva con nosotros muchísimos años.
Entonces, ¿por qué se humaniza al perro? En nuestro afán de quererlo tanto sublimamos nuestras carencias afectivas a través del perro. El amor no es tanto amor. No quieres más a tu perro por bañarlo diez veces al día, no quieres más a tu perro porque lo llevas a siete exposiciones y le pones lazo. Yo creo que si quieres a tu perro, te levantas y lo sacas a las siete de la mañana, que el perro se reboce en mierda de vaca (que es lo que más le va a gustar). Después lo lavas, te pones unas botas y trabajas con el perro. Esto es solo una crítica, después hay gente que los adora.
El fallo más frecuente, el antropomorfismo.Hacerlos humanos. Sí, se le puede hablar al perro, pero hay que darle su lugar. A un perro no hace falta gritarle, dile qué quieres que haga y por qué, y dile cuál será su recompensa. El perro es un miembro de la casa, tiene que cumplir sus necesidades y sus obligaciones.
Y los perros entraron en el hospital
Montegatto colabora en un programa pionero en España en aplicar terapia con perros a niños enfermos. ¿Qué tal la experiencia?
Fue una labor muy difícil, se tardo años en llegar allí. Tiene mucho mérito la doctora Adriana Ávila, que es la decana del departamento de Terapia Ocupacional, y que sin ella nada de esto hubiera sido posible. Después nos pusimos en contacto con el hospital y se empezó a hacer un trabajo ímprobo. Ahora mismo estamos trabajando en dos programas de investigación.
Uno, con niños que tienen síndrome de espectro autista, Down y parálisis cerebral. Ahí llevamos dos años. En una sala de espera los niños están unos 15/20 minutos compartiendo con el perro y, aunque tienen juguetes, se le deja al niño interactuar con el perro. Todavía no hay resultados, pero se podría adelantar que son óptimos.
Y ahora empezamos un programa de pacientes oncológicos. Aquí también están en una sala especial, donde los niños (ya más mayores) interactúan con los perros.
¿Cómo ayudan los perros a estos pacientes?
Igual que nos ayuda a nosotros. Un perro es terapéutico si te gusta. Si no te gusta, tú decides si quieres ver al perro o no. Además, los perros tienen empatía con nosotros. En estos casos en concreto, cuando una persona estaba deprimida o tiene miedo y le aparece un perro en medio de este proceso… El perro es un trozo de luz. Hay lágrimas, hay momentos muy emotivos.
¿Debe favorecerse más el contacto con animales desde pequeños?
Sí, por supuesto. Hay niños que no saben lo que es un huevo, ni han visto una gallina en su vida. Es increíble. ¿Cómo es posible? Saben inglés pero no ha visto un huevo en la vida. Esto es un pecado mortal. No saben lo que es la nieve, no saben lo que es tirarse por un barranco, no han olido un caballo, no han olido una caca de vaca… (risas)
Hay una ventana que se abre en el cerebro de los perros al mes y poco y se cierra a los tres meses. Esa es la ventana, y si no ha tenido experiencias en ese tiempo tiene muchas posibilidades de tener miedo, y por tanto poder morder. Detrás de cualquier perro que muerda existe la palabra miedo. Siempre que hay un problema de conducta con el perro, hay miedo. Esa ventana nos va a ayudar a fraguar la personalidad del perro.
Más allá de este proyecto en el Materno, ¿hay algún otro en mente?
Sí, ahora mismo tenemos en mente un tema penitenciario, para empezar a trabajar con presos. Y tenemos un proyecto de investigación ambicioso con el CHUAC. Hay mucho mito sobre que el perro detecta el cáncer, las subidas o bajadas de azúcar… Vamos a ser pioneros en España en hacer un estudio de investigación para cuantificar y cualificar si los perros pueden detectar la diabetes. Para ello vamos a trabajar con cuatro o cinco perros y un muestreo de 100 personas que puedan tener este tipo de patologías.
¿Cómo se va a desarrollar este proyecto? Pues cogiendo muestras. Cuando uno está hipoglucémico se pueden coger muestras a través de la saliva o la sudoración, se pueden analizar y después trabajar con el perro. ¿Cómo se trabaja con el perro? Asociando reforzadores con algo que yo quiero, en este caso el nivel de azúcar. Sabemos que hay perros que detectan, y en un porcentaje alto, pero son casos aislados.
¿Cuándo lo pondréis en marcha?
A primeros de año.
En los últimos meses hemos tenido conocimiento de casos de violencia contra perros, uno de los últimos fue el de la perra de Chantada. ¿Qué opinión te merece?
Es dramático, pero no me sorprende (silencio). Esto es la cabeza del iceberg. Todos sabemos que hay personas que cuando los perros no les sirven para ciertos menesteres, los matan. Pero lejos de escandalizarnos, tenemos que aplicar la ley. Nadie puede entrar en la cabeza de las personas que hacen esto, pero sí podemos darle nombre. Y ahora además, en Galicia, ya no es un falta, sino que pasa a ser un delito penal. Sí, podemos hacer manifestaciones, pero lo mejor es aplicar la ley.