Con motivo del día internacional de la mujer en la ciencia, que se celebraba hace un mes, se ha hablado mucho sobre la falta de representación de las mujeres en Ciencia y Tecnología. Se han arrojado datos y estadísticas, se han esgrimido las razones de esta escasa representación femenina y se ha debatido sobre las causas del problema (educación, estereotipos, falta de referentes), y también, de cómo invertir esta tendencia. Además, se ha puesto en evidencia la difícil situación de las mujeres científicas y tecnólogas en relación con los techos de cristal, la brecha salarial, y la conciliación.
A estas alturas toda la sociedad entiende la necesidad de aprovechar todos los talentos, de no prescindir del 50% del talento existente y el efecto positivo de la diversidad de equipos. De lo que se ha hablado menos, es de por qué se necesitan más mujeres en los ámbitos científicos y tecnológicos, de las repercusiones y consecuencias de su falta de representatividad, tanto para la sociedad como para el progreso. Es necesario que las mujeres estén más presentes, no solo por justicia social, sino por una cuestión de beneficio global, inteligencia evolutiva y supervivencia.
Gestión de la investigación y la innovación
La Comisión Europea está comprometida con la promoción de la igualdad de género en la investigación y la innovación, formando parte de la Estrategia Europea de igualdad de género 2020-2025. Existen estudios como “Innovaciones de género: Cómo el análisis inclusivo contribuye a la investigación y la innovación” y grupos de trabajo como el Grupo de expertos H2020 sobre "Innovaciones de género / Innovación a través del género" , que estudian dónde y cómo se producen sesgos de género en el mundo de la investigación, por ejemplo en la elección de los temas de investigación, al plantear las hipótesis de un trabajo de investigación, o por ejemplo, a la hora de planificar y dirigir un proyecto. También se perciben estas diferencias a la hora de gestionar equipos de investigación, en las técnicas de observación y análisis de los datos, al extraer conclusiones, o en la selección de la muestra en los estudios. Muchas de estas decisiones se toman sin una representación femenina, y así es como la mayor parte de la investigación e innovación se desarrolla con sesgos de género, perpetuando así de forma silenciosa e invisible, el predominio masculino inherente a nuestra sociedad.
La tarea pendiente que tenemos como conjunto es cómo identificar y evitar, a lo largo de todo el ciclo de vida de la investigación y la innovación, los sesgos propios que puedan introducir de forma consciente o inconsciente las personas que financian, gestionan y desarrollan ciencia y tecnología. En este sentido, en España existen iniciativas como el Observatorio Mujeres, Ciencia e Innovación (OMCI), cuya labor es proponer medidas para erradicar las brechas de género persistentes en ciencia e investigación y garantizar la integración de forma transversal de la perspectiva de género en todos los ámbitos.
Investigación biomédica
La ciencia cuenta con una herencia de visión androcéntrica del mundo, un hecho reconocido que se debería cambiar. Tradicionalmente se ha investigado al ser humano considerando las características del hombre como universales de la especie, el hombre como arquetipo, derivando en unos sesgos de género que llegan a ser peligrosos para las mujeres.
Desde el punto de vista de la catedrática de Inmunología de la Universidad de Vigo y cofundadora de NanoInmunotech, África Gonzalez, “las empresas farmacéuticas suelen diseñar y probar los medicamentos en grupos homogéneos, utilizando varones en sus ensayos clínicos ya que la introducción de mujeres hace que los grupos sean mucho más heterogéneos”. Esta científica que es referente a nivel internacional, explica que “las mujeres presentan una amplia variabilidad que influye en la respuesta frente a determinados fármacos por lo que cuando estos llegan al mercado, no tienen en cuenta esta heterogeneidad, lo que ocasiona que las dosis no estén ajustadas a la fisiología de la mujer”. Las consecuencias de estas prácticas, explica, “van desde falta de efectividad del fármaco, a la aparición de efectos secundarios o problemáticas no previstas”.
Inteligencia artificial y algoritmos
Por otra parte, la inteligencia artificial es la base de aplicaciones en todos los ámbitos de nuestra vida, nos ayuda a buscar, clasificar y mostrar información; a obtener recomendaciones, apoyo a la toma de decisiones financieras, laborales, médicas, etc. Los algoritmos deciden qué información recoger, descartar o resaltar, qué parte de la realidad nos muestran y nos ocultan. En definitiva, los algoritmos controlan el mundo y en este campo las mujeres no están suficientemente representadas, ni en su desarrollo, ni en los puestos de mando donde se toman las decisiones sobre su uso y aplicación.
La consecuencia de la falta de representación femenina en la creación de estos códigos y en los procesos de toma de decisiones, es que estos algoritmos también adquieren los prejuicios y sesgos de las personas que los diseñan y aplican, entre ellos los sesgos de género.
El problema ha sido considerado de gran relevancia por la Comisión Europea, que ha creado grupos de expertos y documentos como Sesgo de género e interseccional en inteligencia artificial, con el objetivo de promover una mayor diversidad en los equipos de investigación y desarrollo para disminuir los mencionados sesgos.
Para Amparo Alonso, investigadora en inteligencia artificial, coordinadora del grupo de investigación LIDIA de la Universidad de La Coruña y Presidenta de la Asociación Española de Inteligencia Artificial AEPIA, un ejemplo concreto de estos sesgos son los asistentes virtuales porque “presentan comportamientos diferentes si se trata de un asistente masculino o uno femenino, comportamientos que incorporan los estereotipos que existen en el mundo real y perpetúan así las diferencias de género, pudiéndose comprobar fácilmente”. La investigadora alerta sobre la necesidad de contar con equipos diversos a la hora de diseñar estos algoritmos, porque así “se producen unos mucho mejores técnicamente y, para el beneficio de la humanidad, cuanto más diversos son los equipos (en cuanto a género, raza, clase social, cultura), mejor tecnología se desarrollará”. Amparo Alonso lo tiene claro alentando a las mujeres a “ser más proactivas en el diseño de las tecnologías, y a decantarse por este tipo de carreras profesionales”.
Emprendimiento científico y tecnológico
Existen datos (OECD, GEDI) y estudios que indican que las empresas lideradas por mujeres se mantienen mejor en épocas de crisis, crecen de forma sostenible y generan más dinero y riqueza a largo plazo, teniendo en cuenta que no es lo mismo. Según estudios de Boston Consulting Group (BCG), las startups propiedad de mujeres son la mejor apuesta, estimando que si hubiera el mismo número de mujeres y hombres emprendedores, el PIB mundial podría crecer entre un 3% y un 6% (entre 2500 y 5000 billones de dólares).
En este caso, Sonia Martínez Arca , con amplia experiencia en investigación, en gestión pública como directora de ACIS y actualmente como emprendedora (Sigillum Knowledge Solutions y Celtarys Research SL) resalta la necesidad de estimular la presencia de mujeres a lo largo de todo el proceso de emprendimiento científico-tecnológico. “En cualquier ámbito que haya un tribunal de decisión es clave que haya una paridad de opiniones. Cuando los que deciden, seleccionan, priorizan, es un grupo diverso de hombres y mujeres, el resultado es diverso y sin sesgos, más beneficioso para todos”. Es por eso que invita a que “las mujeres estén más presentes donde se toman las decisiones de ámbito empresarial, porque son las empresas las que desarrollan los proyectos de innovación y lanzan al mercado los productos que usará la sociedad, ya que actualmente lo que llega a la sociedad está muy condicionado por una serie de etapas en las que no han participado las mujeres”.
Es así, que el reto que tenemos por delante como sociedad es seguir visibilizando el talento femenino, y que el futuro se diseñe contando con él. El talento femenino ha de tener presencia en los lugares donde se toman decisiones: en qué temas se investiga, qué proyectos se financian, qué empresas se crean, y qué productos salen al mercado. Queda reflejado que sin mujeres, la sociedad en su conjunto estará concebida desde una perspectiva poco diversa en la que se notará su falta.
Sonia Pazos
Laboratorio Ibérico Internacional de Nanotecnología INL
Gestión de Alianzas y Partenariados en IGATA