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El emprendimiento no tiene género. Pero es posible que las mujeres tengan más dificultades para poner en marcha un proyecto empresarial que los hombres. Para fortalecer redes entre mujeres que ponen en marcha proyectos profesionales y laborales acaba de constituirse en A Coruña la Asociación de Mulleres Profesionais, Emprendedoras e Empresarias de Galicia (Ampega). No quieren que ninguna voz ni ámbito quede fuera. Su presidenta es Alba Pardo.

¿Por qué nace Ampega?

Surge porque estamos cansadas y molestas por no ver referentes femeninos en los negocios ni colectivos de mujeres profesionales donde sentirnos identificadas. Vemos que se muestra la realidad de los negocios de una manera que no compartimos, vinculada a un mundo del que nos sentimos muy ajenas. De esa falta de relación con esos perfiles nace la idea de crear la asociación.

¿Qué les preocupa del ámbito empresarial?

También nacemos por los discursos de odio o de negación de la importancia del estado del bienestar. Creemos que las empresas deben tener unos valores éticos con los que comulguen sus trabajadores y trabajadoras, que no son otros que vivir en sociedad y que esta debe ser capaz de redistribuir la riqueza. Las empresas deben ser garantes de estos valores. Últimamente se da el discurso de la meritocracia: el que es más válido y mejor se lo curra llega lejos... cuando hay mucha gente que se lo merece y no llega, no tiene oportunidades.

Resulta que la patronal se echa las manos a la cabeza cuando se propone la subida del salario mínimo o la reducción de la jornada laboral... Nosotras queremos trasladar el discurso de que con esa subida ganamos todas: las familias y las mujeres, que somos a las que más nos afecta el salario mínimo o la reducción de la jornada. Queremos que las empresas, como motor de la sociedad, exhiban una imagen de empresas éticas.

Son tres fundadoras. ¿De qué ámbitos proceden?

Yo soy educadora y trabajadora social, y emprendí en mi sector, algo raro porque está más vinculado a las administraciones o las ONG. Fátima Díaz es doctora en Psicología Evolutiva, procede de la Universidad y el asociacionismo juvenil, viaja mucho. Y Tania Vieites viene del mundo rural y es profesora universitaria y trabaja en la Complutense.

¿Sus propias historias son ejemplos que la asociación quiere difundir?

Queremos mostrar historias de mujeres, de éxito y de dificultades, que no son pocas. Son tan importantes unas como otras. Queremos evidenciar lo difícil que es recorrer esos caminos para quienes venimos de clases sociales con menos oportunidades, para quienes venimos de barrios y queremos progresar.

¿Qué pasos quieren dar en relación con otras entidades?

Hasta ahora somos unas 30 socias de A Coruña y la provincia, porque solo hemos tenido nuestra presentación y hecho dos podcasts donde damos a conocer la experiencia de una invitada que nos cuenta su experiencia, su día a día, sus obstáculos en clave de género, sus resultados... No tienen porqué ser empresarias, pueden ser trabajadoras.

Los primeros pasos apuntan a una identificación clara del discurso de que las asociaciones de empresarias y mujeres como la nuestra tienen a las personas y sus derechos en el centro. Queremos ir de la mano con otras entidades sociales, empresariales, organismos públicos para ser el canal donde filtrar noticias que con nuestra actividad nos ayuden a mejorar. Ya hemos tenido contacto con el Concello y la Cámara, próximamente con la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE), la Diputación y la Xunta.

"La mujer, al emprender, se centra más en un proyecto propio: emprende no tanto por buscar un beneficio económico sino una solución a un problema"

Alba Pardo, presidenta de Ampega

¿Se ven más emprendedoras que empresarias o a la inversa?

A las que no venimos del mundo de la empresa nos cuesta vernos como una empresa aunque lo seamos desde el día uno; siempre nos consideran o nos consideramos emprendedoras. Nuestra asociación es también de profesionales porque no solo queremos llegar a las que tienen empresas sino a las mujeres que trabajan en empresas pero no encuentran el sitio en el que verse reflejadas como profesionales y les interesa formarse y estar al día, y quieren verse representadas en una entidad.

¿Es difícil consolidar el liderazgo empresarial de las mujeres?

No somos muchas las mujeres que tenemos empresas de más de diez trabajadores en Galicia. ¿Por qué? No tenemos esa cultura emprendedora en nuestras casas, nos cuesta vernos como emprendedoras, no nos sale. Los hombres tienen un campo más abierto de salidas y a las mujeres nos cuesta entrar en los campos masculinizados (electricista, mecánico), mientras que a ellos en los feminizados, como en el sector social, se les recibe muy bien y se les agradece que participen.

"Estamos cansadas y molestas por no ver referentes femeninos en los negocios ni ver colectivos de mujeres profesionales donde sentirnos identificadas"

Alba Pardo, presidenta de Ampega

No parece optimista eso que dice. ¿No se ven como emprendedoras porque arriesgan menos, quieren emprender con más seguridad?

No lo sé, no me atrevo a decir. La mujer se centra más en un proyecto propio: emprende no tanto por buscar un beneficio económico sino una solución a un problema. Emprende más por pasión, mientras el hombre va a más ámbitos pensando en rentabilidades.

¿Qué recepción ha tenido Ampega entre otros colectivos empresariales, donde hay más hombres?

Algunos no han venido a nuestra presentación. Nuestro discurso no es tan cómodo para ellos porque es más crítico, aunque vemos que se van abriendo más y entienden que nuestra asociación también es positiva. Agradecemos que haya espacio para mujeres incluso donde hay más hombres... Se trata de traer otros discursos, y que cuando haya cambios en la legislación laboral, por ejemplo, y pregunten a las organizaciones empresariales cuenten también con nuestra visión.