Desde pequeñas casas de labranza hasta pazos, castillos, e incluso pueblos enteros. La firma inmobiliaria Galician Country Homes tiene en cartera infinidad de propiedades que, independientemente de su tamaño o valor, guardan un vínculo en común: están situadas en zonas rurales de Galicia.
La paz y el característico ritmo de vida del rural de Galicia atrajo la atención de Mark Adkinson, un británico que hace ya varias décadas cambió su Manchester natal por los montes gallegos. Él y su mujer, Rosa María Costoya, restauraron con sus propias manos su casa de Rábade, en Lugo. Una labor que sería la primera piedra de su empresa familiar dedicada a la venta y restauración de propiedades rústicas: Galician Country Homes.
"Empezamos pidiendo la confianza de los vecinos que tenían propiedades para vender", recuerda Rosy sobre los comienzos de esta empresa inmobiliaria. De esas pequeñas casas de labranza fueron escalando a propiedades de mayor valor, todas ellas propiedades rústicas con un valor incalculable.
Con el paso del tiempo, los clientes fueron aumentando, al tiempo que lo hacía su repercusión mediática. Ya no solo eran conocidos entre los vecinos, poco a poco la marca Galician Country Homes se hizo un hueco a nivel internacional, con presencia en medios tan prestigiosos como el New York Times o la BBC.
Precisamente, la gran demanda por parte de extranjeros les hizo crecer e ir adaptando la empresa a las necesidades que iban surgiendo. Lo que empezó siendo una empresa familiar, hoy da trabajo a 8 personas. Tras la jubilación de Mark Adkinson, Rosy Costoya, se puso al frente de esta empresa que ofrece la máxima excelencia en propiedades rústicas.
"Nos encargamos de que todas las propiedades que trabajamos sean vendibles", señala Rosy, quien comenta que en muchas ocasiones al ser inmuebles centenarios no cuentan con la documentación necesaria para proceder a su venta. Esto dificulta mucho la gestión de una venta, sin embargo esta empresa, que se aleja de la dinámica de trabajo del resto de inmobiliarias, poner todo su esfuerzo y logra que estas casas puedan ser vendidas. Para ello, cuentan con un equipo técnico-jurídico para gestionar toda la documentación que permita que estas casas tan antiguas encuentren un nuevo dueño.
Inmuebles desde 20.000 euros
En Galician Country Homes uno puede encontrarse en venta desde pazos o monasterios hasta negocios -en funcionamiento o no- como hoteles o casas de turismo rural, y hasta incluso núcleos rurales abandonados. Y el precio, también va acorde al perfil de cada cliente. Así, hay pequeñas propiedades desde 20.000 euros ó 30.000 euros hasta inmuebles millonarios, que suelen llamar la atención de fondos de inversión y grandes fortunas.
¿Cuál es el perfil de cliente mayoritario? "El 70% de los clientes del año pasado han sido extranjeros", asegura Rosy, quien señala que este tipo de clientes sueles buscar propiedades de alto nivel. Entre las últimas operaciones destaca la venta de una hípica a una persona de Abu Dhabi o un pequeño pueblo abandonado que "enamoró" a unos inversores franceses.
Los clientes españoles, señala Rosy, son algunos menos; pero lo cierto es que a raíz de la pandemia se está repitiendo mucho el mismo perfil: trabajador que busca huir del bullicio de la ciudad e instalarse en una zona rural desde donde poder seguir ejerciendo su trabajo a distancia.
Combatir la despoblación rural
En Galician Country Homes están comprometidos con revitalizar el rural gallego y fomentar otros hábitos de vida. Siguiendo con su propio ejemplo, estos embajadores del emprendimiento en el rural colaboraron con administraciones locales para tejer una red de ayuda a todas aquellas personas que estén interesadas en poner en marcha su idea de negocio en el ámbito rural.
Esta empresa familiar colabora con el Concello de Mondoñedo (Lugo) a la hora de guiar y facilitar toda la información necesaria sobre las ayudas públicas para el emprendimiento rural. Galician Country Homes tiene la capacidad de diseñar un proyecto de sostenibilidad que permita sentar la base de un negocio en el rural. Un negocio que permita mantener vivo un modo de vida en Galicia.