La joven agencia Tío Phil de A Coruña nació hace casi dos años en el 15001 de A Coruña y sus llamativas campañas cargadas de "honestidad brutal" ya han llamado la atención de gigantes cerveceros como la escocesa BrewDog, uno de sus clientes más internacionales. Tienen en su haber tres premios Paraugas (espacio de reconocimiento para los proyectos de comunicación y marketing realizados en Galicia) y un modelo de negocio integrado por un equipo de tres personas que colaboran con múltiples proveedores.
Nunca perder de vista el componente social en sus proyectos es parte de su ADN, al igual que conservar el original tono que les ha llevado hasta donde están y llevar a cabo campañas que generen debate y conversación. "Nos encanta tener clientes que supongan un reto, la creatividad se muere cuando te sientas delante de un ordenador", dicen con total sinceridad, mientras añaden que su personalidad no se basa en "hacer campañas que pasen sin pena ni gloria".
Consideran que los haters son bienvenidos, porque eso significa que han conseguido su objetivo de hacer ruido y contrariamente a lo que la mayoría de la gente pueda pensar, su receta del éxito se basa en salir de la oficina. De hecho, confirman que el 90% de sus ideas se generan fuera del ámbito de trabajo. "Creamos la agencia con la meta de vivir mejor y más tranquilos, con horarios flexibles y libertad mental. Refrescamos la mente continuamente y aunque tienes la sensación de estar trabajando 24/7, que es algo sacrificado, cuando el cerebro nos hace clic y llegamos a la idea definitiva la sensación es incomparable", cuentan.
El equipo de Tío Phil está integrado por los directores creativos Ángel Zarra y Óscar, más conocido como Parade, y Andrea, que se encarga también de la parte creativa, además de cuentas, administración o gestión de proveedores. Como ellos mismos bromean, en su antiguo empleo en la agencia coruñesa Tony Le Brand, "surgió el amor", y consideran un "paso natural" aplicar todo lo aprendido en esta particular escuela ahora en su propia empresa. Se consideran "hijos de la pandemia" porque decidieron tirar para adelante en el complicado 2020.
Argumentan que, como tanta otra gente, "supieron ver la oportunidad dentro del caos", por lo que aprovecharon la posibilidad de teletrabajo y de conexión con freelances que se formaron tras perder su trabajo en lo que se consideró como un auge de los autónomos. "De repente se juntaron todos los ingredientes para llevar a cabo el modelo que estábamos pensando", dicen sobre su trabajo actual que ya es toda una (exitosa) realidad.
Filosofía colaborativa y un tono que se adapta al cliente
El peculiar nombre de la agencia se debe a que así se llama la primera empresa que les encargó un proyecto, unido a que lo consideran como una nomenclatura "con cultura pop y mucha personalidad". Desde sus inicios, consideran un hito su trabajo para la floristería coruñesa Médula, que consideran que "además de ser la parte interior de las plantas, representa un momento, pero sobre todo, una actitud", como reza su campaña, a la que imprimieron un tono "luchador y gamberro" para hacerse un hueco en el mercado de las flores.
Los trabajos para la marca La Viuda de Parada y Alvela también han marcado para ellos un antes y un después. Una empresa familiar fundada en 1964 cuyo creador con 20 años empezó a comprar en el Ulla frutas y verduras para comercializarlas en la plaza de Abastos de Santiago. A pesar de lo tradicional del negocio, en sus campañas han relacionado los pimientos con las fake news con claims como "coas fake news uns pican e outros non, cos pementos que non che mintan" o han aplicado el doble sentido a las judías con "hay algo más verde que nuestras judías, nuestro pack".
Ganar tres galardones en los Premios Paraugas fue "un golpe en la mesa" para ellos y comenzó a llamarles gente que nos les conocía y que les vio durante la entrega en una noche en la que triunfaron junto a Hijos de Rivera y Tony Le Brand. "Lo más difícil de una agencia es tener tu propia identidad y eso conlleva a que los clientes repitan porque al final es lo que te da credibilidad. Si la gente repite es que algo estamos haciendo bien", aseguran.
"El core creativo en Tío Phil es colaborar con mucha gente, llamamos colaboradores incluso a nuestros propios clientes porque podemos aprender mutuamente unos de los otros", concretan, a la vez que dejan claro que tienen un tono que adaptan en función del cliente, que es lo que les da voz a quienes les contratan. En este contexto, influye en gran parte su filosofía colaborativa de tres empleados, lo que muestran que les permite mantenerse como una agencia pequeña "sin perder el ADN y conociendo a muchos proveedores con los que repiten y ya son parte de la familia".
"Poder trabajar con clientes pequeños, que es de lo que va la publicidad, es dar voz a una marca y que este cliente pequeño compita con otros más grandes" aclaran, poniendo como ejemplo su trabajo para el festival de música urbana Beatout con el lema "A Coruña no es solo moda", devolviendo así esta cita musical a la agenda cultural actual tras llevar desde 2017 sin celebrarse.
"Desnudando la marca se pueden acercar cosas excepcionales unidas a ideas y creatividad", opinan. Los tres muestran entusiasmo a la hora de trabajar con marcas pequeñas, las que consideran que "les han dado un empujón" y revelan que se lo pasan bien haciendo proyectos para ellos.
"El componente social es lo que hace click con el público"
Tío Phil crea campañas que "no caen en la indiferencia y hacen ruido" y admiten que buscan un componente social "porque es lo que hace click con el público, lo que genera debate". En este sentido, su lema para Brewdog, ‘The perfect guiri’ hace un guiño a cómo es vista la marca por el lugar de dónde procede, al igual que la campaña para la marca Nordesía, que a pesar de ser una bebida alcohólica, "quiere sacar a la gente de los bares". "Hay que analizar las conversaciones, saber extraer el componente social", especifican.
Otra de sus premisas y que llevan por bandera es que "hay que hacer ruido en redes sociales, generar una reflexión y no generar debate porque sí, todo tiene que acabar finalmente en el producto". Otro de los aspectos que le da a la agencia la personalidad que tiene es el hecho de presumir de código postal, el 15001, en una ciudad en la que este detalle tiene mucha importancia porque hay mucho arraigo de barrio. "Con esto queríamos demostrar que desde una esquina de la península se pueden hacer cosas chulas y eliminar la idea de que las buenas empresas de marketing solo están en las grandes ciudades", sentencian.
Un código postal en el que afirman que "reside mucho talento" de pequeñas agencias y freelance y en el que se vive "un momento creativo muy importante". En cuanto a sus trabajos a partir de ahora, hacen un llamamiento a la gente a que "se atreva con nosotros a ciertas creatividades" y se muestran encantados con trabajos que ya son un imprescindible para ellos como la campaña benéfica de la iniciativa ‘Punk para perretes’.
"Nos enamoramos de los proyectos, hay que estar en constante movimiento y somos conscientes de lo afortunados que somos al poder mantener este modelo, se puede vivir de las ideas", dejan claro, paralelamente a que pretenden, de ahora en adelante, seguir superando sus expectativas sin poner techo a su progresión.