Cuando en 2014 Casas Cube iniciaba su andadura con la idea pionera de hacer casas prefabricadas y de industrializar un mundo tan clásico como la construcción, hubo muchos que no se lo creyeron.

10 años después, esta empresa gallega con sede en el polígono de Bértoa, en Carballo, es uno de los líderes de España en construcción industrializada y sostenible. En los 17.000 metros de instalaciones que tienen a unos pocos kilómetros de A Coruña ensamblan decenas de viviendas que luego transportan a toda España.

El modelo de negocio de Casas Cube consiste en eliminar intermediarios y en aplicar economías de escala a los materiales para construir viviendas modulares de gran calidad y con un precio más competitivo que el de la construcción tradicional.

En la fábrica de Carballo siempre hay entre 25 y 30 casas en construcción, y el 95% de la obra se realiza ahí. El 5% restante consiste en el traslado de la vivienda a su parcela de destino para su ensamble final. ¿Qué se gana con esto? Una optimización del tiempo de construcción, la optimización de los materiales y también una reducción de la huella de carbono, ya que todo es mucho más eficiente. 

Una de las Casas Cube Cedida

Futura expansión de Casas Cube

La empresa ha adquirido recientemente otros 30.000 metros cuadrados para aumentar su capacidad de producción, con el objetivo de seguir beneficiándose de aplicar economía de escala a la construcción de viviendas. 

"Ante la falta de relevo generacional en la construcción tradicional, ya no es una opción sino una necesidad trasladar la construcción a fábricas, donde se trabaja de una forma más cómoda para los trabajadores, limpia, y controlada. Esto repercute directamente en un producto de mayor calidad y eficiencia", destaca Silvia Sánchez Añón, directora general de la compañía, quien señala que cada vez hay más mujeres en construcción, y eso también supone un signo también de cambio y profesionalización.

"Cuando arrancamos este proyecto en el año 2014, ya nos dimos cuenta de que había una necesidad que cubrir, tanto por profesionalizar un sector que no había evolucionado en 80 años, como por la creciente demanda de vivienda unifamiliar que se dio después del Covid. ¿Cómo es posible que se investigue tanto en automoción o en aviación, y tan poco en sectores como el de la construcción? Debemos cambiar el chip, dejar de pensar en las viviendas a medida, y pensar en viviendas bien pensadas y eficientes. Nadie hace ya zapatos a medida, en 10 años pasará lo mismo con las casas" asegura Silvia Sánchez.