El turismo es una de las principales fuentes de ingreso en España. La patronal del turismo (Exceltur) ha estimado que en 2024 la riqueza turística podría superar por primera vez los 200.000 millones de euros, lo que supondría un 13,4% del Producto Interior Bruto. Y Galicia tiene una posición ventajosa en el tablero de juego.
En 2023 más de siete millones de turistas visitaron la comunidad autónoma y las perspectivas para el 2024 son igual de buenas. Sin embargo, el aumento del número de visitantes ha abierto un nuevo debate: ¿qué modelo turístico quiere Galicia?, ¿caerá la comunidad en la masificación?
Santiago de Compostela, capital gallega y epicentro de una de las Rutas Jacobeas más famosas, fue la primera en proponer mecanismos para hacer frente al incremento turístico que ha vivido la ciudad en los últimos 20 años: la tasa turística. La Xunta prometió dar respuesta en septiembre a la petición y, aunque Alfonso Rueda no cierra la puerta a la medida, defiende que "no es una solución mágica". Pero, si el proyecto sale adelante, cabe preguntarse: ¿sería viable implantar una tasa turística en A Coruña?, ¿cómo afectaría a la ciudad y al sector hotelero?
¿En qué consiste la tasa turística?
La tasa turística es el impuesto que los visitantes deben pagar durante su estancia en el municipio de destino. El objetivo de la medida es "minimizar el impacto del turista en la ciudad y crear beneficios para el propio turista", indica el investigador Jackson Renner Rodrigues Soares, miembro del Grupo de Investigación en Experiencia Turística de la Universidade da Coruña, que actualmente estudia la implantación da tasa turística en Europa y Galicia.
La recaudación derivada del gravamen se destina, por norma general, a mejorar la experiencia del turista. Seares pone de ejemplo a Lisboa, que con lo recaudado instaló ascensores para mejorar la accesibilidad entre la parte alta y la baja de la ciudad. Tanto turistas como locales pueden usarlos y, gracias a ellos, reducir tiempos de viaje.
La medida no es ninguna novedad. En España se aplica desde el 2012 en zonas de Cataluña como Barcelona. Con los años, gobiernos como el de Baleares copiaron la medida. Y es que la tasa turística es la tónica general en muchos puntos de Europa. Aunque en España todavía no ha calado, explica Jackson Soares.
El impuesto no responde a ninguna norma mayor, sino que hay numerosos modelos de aplicación. No existe una cantidad mínima o máxima a pagar, ni tampoco una forma obligada de aplicarla. No obstante, el modelo más extendido es el de aplicar el gravamen sobre el precio por noche de alojamiento —hoteles, pensiones y pisos turísticos inscritos en el registro oficial—.
La cantidad a pagar no es fija, sino que oscila en una horquilla de precios. Esta puede variar en función del número de días (generalmente a partir de la séptima noche la tasa se congela), del número de estrellas del alojamiento (los más lujosos ponderan más) o de la edad de los visitantes (los menores de 18 no suelen estar obligados a pagar).
"Xa se empeza a falar tamén de excursionista. Comenzan a xurdir outros modelos nos que a taxa se cobra na estación do bus, na entrada do parque. A taxa nace aplicándose ao aloxamento, pero pouco a pouco foron xurdindo outras vías", comenta el investigador de la UDC.
¿Tendría sentido aplicarla en A Coruña?
El Ayuntamiento de A Coruña por el momento descarta la aplicación de la tasa turística. Con todo, en caso de hacerlo, esta debe ir acompañada de una profunda reflexión, recomiendan los expertos. "É algo que ten que ser pensado. Ten que saberse como se vai recaudar e como se vai transferir. Ten sentido cobrar unha taxa turística en A Coruña se é para mellorar a experiencia dos visitantes", dice Seares.
En contraposición con lo que defiende el investigador, el presidente de la Asociación de Hospedaje de A Coruña (Hospeco), Agustín Collazos, entiende que no es necesario hacerlo. "En ningún momento del año hemos tenido un nivel de ocupación del 100%. La ciudad no está tensionada en el sector hotelero. Lo que sí vemos necesario es una regulación de los pisos turísticos. Ahí es donde puede producirse estrés en la ciudad", apunta el director del NH Collection Finisterre.
Sobre el impacto que tendría en los visitantes cobrarles un dinero extra por noche, Seares y Collazos también discrepan. El investigador de la UDC reconoce que en un primer momento puede chocar, pero que en ningún caso un cobro de uno o dos euros la noche va a hacer que un turista cancele su viaje. "O turista moitas veces nin sabe que vai ter que pagar a taxa. Entérase no propio hotel, a non ser que a axencia de viaxes o informe previamente. O turista como moito vai preguntar para que é", sostiene Seares.
Collazos, por ejemplo, hace otra lectura: "La tasa tiene un primer momento de rechazo y luego se normaliza, pero estamos hablando de ciudades con volúmenes de turistas exponenciales en los que las propias infraestructuras ni siquiera eran capaces de soportar las reservas". Pone de ejemplo a Barcelona.
El presidente de Hospeco teme que, de instaurarse en A Coruña, una ciudad no tensionada por el turismo, los visitantes la comparen con ciudades similares y, en la balanza, gane la que no tiene tasa. "Los humanos somos muy sencillos. Si en un lado nos cobran y en otro no, nos vamos al que es gratis. Deberíamos reflexionar mucho antes de tomar una medida de este tipo", sostiene Collazos.
¿Cuánto podría recaudar A Coruña?
Es imposible saber cuánto dinero recaudaría A Coruña de instalar un gravamen al turista. Todo dependería del modelo a seguir. Con todo, si tomamos de referencia propuestas cercanas como la de Santiago de Compostela, sería posible hacer una estimación.
En Santiago pretenden instaurar una tasa de entre 1 y 2,5 euros la noche. Según el Instituto Galego de Estadística, en 2023, en A Coruña hubo un total de 747.802 pernoctaciones (noches en hotel). Suponiendo que todas ellas tuviesen un gravamen medio de 1,75 euros (media aritmética de la horquilla de Santiago), A Coruña habría obtenido algo más de 1,3 millones de euros.
Continuando con el modelo propuesto por Santiago, el 95% de lo recaudado lo gestionaría la Administración local, pero un 5% recaería en la Xunta. Todo así, las arcas municipales de A Coruña habría recaudado un total de 1,2 millones de euros gracias a la tasa turística en 2023.
El turismo de cruceros, la mina de oro
El modelo de tasa turística, como se ha visto, es de lo más versátil. Barcelona, por ejemplo, además de a los turistas que pernoctan en la ciudad, decidió gravar a los cruceristas de corta estancia. Esto es, buques que permanecen menos de 12 horas en los muelles de la ciudad.
El Puerto de A Coruña ha vivido un aumento récord en lo relativo al número de cruceros anuales. Y, tras tres años de subida, parece que en 2024 y 2025 se va a volver a batir el récord de llegadas. Si los pronósticos se cumplen, la Autoridad Portuaria espera cerrar el ejercicio anotándose un nuevo récord de cruceros con más 150 escalas y 350.000 pasajeros
Bajo una hipotética aplicación de la tasa turística similar a Barcelona —ciudad tensionada por el turismo y pionera en la aplicación en España—, A Coruña podría recaudar otros 1,4 millones de euros. Sumado a la tasa derivada de los alojamientos, haría un total de 2,6 millones de euros.
La mayoría de cruceros que recibe A Coruña son de corta estancia. En 2023 tan solo cinco cruceros hicieron noche en la ciudad. En lo que va de 2024 solo van tres, un número muy alejado del total que recibirán los muelles este año: 160 cruceros.
¿Es inminente la aplicación de una tasa turística en A Coruña?
No. A Coruña por el momento no baraja la aplicación de una tasa turística. El Ayuntamiento no valora la medida ni en el corto, ni a medio plazo. Por el momento, la ciudad, como indica Agustín Collazos, no está tensionada por el turismo, por lo que tomar medidas dirigidas a luchar contra la masificación no entra en los planes del Gobierno municipal.