Imagen de una manifestación por la catástrofe del petrolero en Ferrol

Imagen de una manifestación por la catástrofe del petrolero en Ferrol Xan R. Silvar

Ferrolterra

El recuerdo del impacto medioambiental del Prestige en Ferrolterra

Xaime Bello, alcalde de Ferrol en la época, y expertos del medio natural, rememoran la catástrofe en una zona que, si bien no fue la más afectada, también sufrió la llegada del fuel

13 noviembre, 2022 06:00

Se cumplen 20 años desde la primera petición de ayuda que realizó el capitán del Prestige, un petrolero que navegaba cerca de la costa gallega desde el Báltico a Gibraltar cargado con 77.000 toneladas de fuel-oil, y que acabó en el fondo del mar el día 19 de noviembre de 2002. Este accidente está considerado como una de las mayores catástrofes medioambientales en la historia de la navegación europea y mantuvo en vilo durante semanas al conjunto de la población, que aún guardaba en la retina otros desastres de similares consecuencias como los hundimientos del Urquiola y Mar Egeo.

El impacto de la marea negra fue desigual en Galicia, afectando principalmente a otras comarcas pero las costas de Ferrolterra y Ortegal también sufrieron las consecuencias del desastre ecológico. Dos décadas después, expertos y representantes políticos recuerdan lo vivido en unas semanas, meses, en los que la cohesión social fue el único saldo positivo de esta catástrofe.

Primeras galletas de chapapote en Doniños

Xaime Bello, alcalde de Ferrol entre 1999 y 2003, recuerda que "cuando se produce el hundimiento, el día 19, yo estaba en la sede nacional del BNG, donde había una asamblea abierta de entidades en la que se constituyó la plataforma ciudadana Nunca Máis. Dos días después, aparecen las primeras galletas de chapapote en la playa de Doniños y ahí ya teníamos el vertido encima". Según pasaban las horas, el chapapote continuaba su avance por el litoral de la zona, extendiéndose a San Xurxo, Covas, Esmelle, Santa Comba y Ponzos. El fuel también entró en la ría de Cedeira y llegó hasta Estaca de Bares.

Voluntarios en la playa de Doniños. Imagen: Yosy/SGHN

Voluntarios en la playa de Doniños. Imagen: Yosy/SGHN

En un primer momento, la Delegación del Gobierno afirmó que Ferrolterra no era zona preferente de atención, por lo que con el objetivo de evitar, en la medida de lo posible, la entrada del fuel en la ría de Ferrol, se constituyó un gabinete municipal de seguimiento de la crisis formado por los portavoces municipales de todos los partidos presentes en la ciudad, Policía Local y Bomberos, desde el que se hacía un seguimiento continuo durante las 24 horas del día en contacto permanente con el resto de localidades de la comarc, Capitanía Marítima, Navantia y las cofradías de pescadores. Ante la magnitud del suceso, "se aparcaron todas las diferencias para hacer piña. No hubo ninguna fisura, sino una suma de apoyos y coordinación en ese gabinete, salvo las lógicas discrepancias en cuanto a las decisiones que se estaban tomando desde el Gobierno Central con la complicidad de la Xunta", explica el nacionalista.

"Fueron momentos dramáticos por el impacto que esta catástrofe iba a tener sobre el sector pesquero", explica el ex alcalde, y por ello, aunque "no era nuestra competencia", hicieron gestiones para reforzar la seguridad. "Contactamos con empresas holandesas con experiencia en métodos anticontaminantes y también nos desplazamos hasta Chicolino en Boiro, que son expertos en seguridad marítima", explica Xaime Bello, y Urbaser y Protección Civil, además de personas voluntarias, recogieron numerosas toneladas de residuos impregnados de fuel. Precisamente, una parte de esos voluntarios fueron coordinados por la Sociedade Galega de Historia Natural que, junto a Adega, plasmaron en un documento barreras y mecanismos que instalaron en diversos puntos de la costa.

A la pregunta de si el hundimiento del Prestige fue la mayor crisis que vivió durante su mandato como alcalde, Xaime Bello responde recordando otro accidente con repercusión marítima y terrestre: el accidente del Discoverer Enterprise en el puente de As Pías que dejó aislado a Ferrol.

Contaminación y especies afectadas

El Prestige transportaba fuel derivado del petróleo, más ligero que el crudo y por tanto, con mayor facilidad de extensión. El catedrático emérito de Zoología Marina de la Universidad de Santiago de Compostela e investigador de la Estación de Biología Marina de A Graña, Victoriano Urgorri, explica que el impacto del Prestige en las costas ferrolanas fue menor que el del Urquiola y Mar Egeo, pero igualmente fueron víctimas de la catástrofe. "El gran error fue alejar el barco. En las borrascas los vientos vienen siempre del mar hacia la tierra. El fuel flota e hizo un efecto abanico por el que cuanto más alejabas el petrolero, más superficie abarcaba el vertido", explica. Las especies que se vieron más afectadas en Ferrol fueron las que habitan la zona del intermareal, que se cubren con la subida y bajada de la marea. Además, hubo mucho aporte de contaminantes, como los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), que afectaron a la fauna del agua, de las rocas y de la arena y a sus procesos reproductores.

Uno de los sectores que más sufrió esta catástrofe fue el sector pesquero y marisquero. El biólogo de la cofradía de pescadores de Ferrol y voluntario en la limpieza del chapapote en aquel entonces, Félix Terqueira, recuerda que el periodo de veda en Ferrol se extendió hasta la primavera del 2003 y que el fuel afectó de forma severa al erizo de mar y al percebe. "La fauna de interés pesquero depende de la capacidad de movimiento que tienen, cuando detectan un peligro pueden ser capaces de escapar, sin embargo, un percebe o un erizo no", por lo que sufrieron las consecuencias una vez que el chapapote manchó las rocas. Añade que "no hay quien degrade el fuel, se va fraccionando y deja de apreciarse, pero en zonas de profundidad seguirá habiéndolo", explica. Al igual que Urgorri, Terqueira también hace alusión a los HAP, "muy peligrosos porque se pueden incorporar a la cadena trófica de la fauna y afectar al consumidor final".

Por su parte, Xan Rodríguez Silvar, de la Sociedade Galega de Historia Natural, destaca que recogieron cientos de aves muertas y petroleadas y, si bien los datos "no parecen especialmente alarmantes", destaca que muchos ejemplares no fueron capaces de llegar a la costa, motivo por el que no hay un registro exacto. "Una vez que las aves se manchan, su instinto es venirse hacia la costa, pero era muy difícil que lo consiguiesen por los daños en el plumaje, que les hace no poder regular su temperatura y perder calor", explica. Además, en el intento de limpiarse con el pico, tragan toxina, lo que aporta una dificultad más a la hora de intentar mantenerse con vida. Según traslada Silvar, las especies de aves marinas más afectadas fueron el cormorán moñudo, el cuervo marino y el paíño.

Aves identificadas con el lugar y la fecha en la que se encontraron. Imagen: SGHN

Aves identificadas con el lugar y la fecha en la que se encontraron. Imagen: SGHN

También apunta que "el desconocimiento del medio marino es enorme, hay muchas especies y microorganismos que ni vemos ni conocemos, por lo que no creo que nadie pueda decir, desde el campo de la ciencia, que estamos recuperados de esta catástrofe".

Doniños, A Frouxeira y Pantín

Silvar recuerda que Ferrolterra no fue considerada como zona de actuación prioritaria en los primeros compases de la crisis, "lo que demuestra la ignorancia que exhibió el Gobierno central". "No sólo es prioritaria la producción de mejillón, es también importante la naturaleza," motivo por el cual, la SGHN realizó acciones en puntos débiles como la laguna de Doniños, la mayor de agua dulce litoral en la península Ibérica, y las de A Frouxeira y Pantín en Valdoviño. "En apenas 20 kilómetros de ruta por carretera tenemos tres lagunas de gran importancia para la fauna".

Voluntarios en la playa de Pantín. Imagen: Yosy/SGHN

Voluntarios en la playa de Pantín. Imagen: Yosy/SGHN

Dos décadas después el desastre, el alcalde de Valdoviño, Alberto González, recuerda cómo el cierre de la laguna de A Frouxeira para evitar la entrada de la marea negra modificó el movimiento natural de la misma. Esta acción es uno de los factores que contribuyó a que se produjesen las inundaciones registradas en viviendas próximas a esta cuenca de agua. "Cuando se va el problema de la marea negra no se retira por completo la barrera del canal", explica, lo que generó una mayor sedimentación y, por tanto, una menor profundidad de cuenca. "El agua tienen que ir para algún sitio y a raíz de esto va hacia los lados, generando inundaciones y provocando que la corriente no tenga fuerza suficiente para la apertura natural del canal", afirma González, añadiendo que la situación se agravó cuando la Xunta de Galicia tomó la decisión de "hacer permanente ese dique con una zona de piedras", administración a la que "ya hemos trasladado la necesidad de recuperar el nivel de cota previa al Prestige".

Gestión política

La perspectiva y distancia que aportan los años, en este caso 20, no ha hecho cambiar la opinión de todos ellos con respecto a la gestión de la crisis del Prestige y concuerdan en que fue "un desastre por parte de la Xunta y del Gobierno central", tal y como apunta Bello, quien no puede evitar recordar frases como la de los "hilillos de plastilina" del entonces portavoz del Gobierno, Mariano Rajoy, o la propuesta de Francisco Álvarez Cascos, ministro de Fomento en la época, de bombardear el petrolero. Para el nacionalista, este tipo de declaraciones, sumadas a las desacertadas decisiones y al "intento descarado de minimizar las consecuencias, puso en evidencia que nuestro patrimonio natural estaba indefenso". Además, Xan Rodríguez Silvar, destaca un "incidente curioso: Ferrol si que reaccionó muy activamente. Puso medios y dinero y canalizó esfuerzos, pero llegó la autoridad superior y mandó parar. Después modificaron la actitud y pusieron a Tragsa a colaborar".

La comunidad científica gallega también se mostraba en desacuerdo con las medidas que se estaban tomando. Silvar asegura que "hubo un exhibición de testosterona política y muy poca decisión para afrontar los problemas de una forma fría… al final se tiró por el disparate", en referencia a alejar el barco de la costa. "Si el trabajo ingente de limpieza que se hizo se concentrase en un solo punto, la ría afectada quedaría muy limpia. En mar abierto el oleaje quita el chapapote de nuestra vista, pero no lo hace desaparecer", asegura Terqueira. "Cuando el gobierno se dio cuenta de que lo hizo mal, aportó seis millones de euros para investigación", apunta Urgorri, quien asegura que "fue la marea negra más estudiada".

Marea blanca

Xaime Bello puntualiza que "aunque el mar tiene una regeneración natural, hubo que trabajar mucho", refiriéndose a la "espectacular" labor de los voluntarios "que llenaban nuestros arenales y que trabajaron hasta la extenuación". Silvar describe como gratificante el hecho de que tanta gente se presentase dispuesta a luchar contra el vertido a través de las acciones convocadas por la SGHN. Este fenómeno del voluntariado procedente de lugares tan diversos de la geografía nacional e incluso internacional, "hasta donde yo sé, no tuvo esta magnitud en ninguna otra catástrofe".