Érase una vez…
Cómo la marca coruñesa Nanos reinterpreta el clásico "La ratita presumida"
2 octubre, 2021 11:19En un tiempo no tan, tan lejano, alguien de mi absoluta confianza (mis padres) me contaron que una muchacha llamada Cenicienta, tras quedarse huérfana de madre y con un padre poco selectivo, cayó en las redes de una malvada madrastra que junto a sus 2 hijas, envidiosas de la belleza de la joven, la castigaron impidiéndole la ilusión de su vida, acudir al baile de un apuesto príncipe. Menos mal que por la noche, una extraña señora con poderes mágicos le regaló un vestido con mucha gasa y unos zapatos de enorme tacón (¿qué más necesita una chica?) para ir al encuentro de su amor verdadero.
Peor lo tuvo Rapunzel, encerrada en una torre sin otro propósito en la vida que tejer y peinarse pacientemente a la espera de que un valiente caballero derrotase al dragón que la custodiaba.
En el bosque encantado vecino, cuentan que unos enanos encontraron un día a una tal Blancanieves huyendo de una bruja y le ofrecieron convertirse en la Roomba particular de su cabaña de 7 habitaciones, preparándoles, entre sonrisas y canciones, desayuno, comida y cena mientras ellos trabajaban en la mina.
Los cuentos son una de nuestras primeras aproximaciones educativas a las normas sociales, una herramienta para explicarnos cada noche las grandes moralejas de la vida y lo que se espera de nosotros como hijo/-a, como niño/-a y como ciudadano/-a.
Hemos crecido rodeados de mensajes dicotómicos que construyen las raíces de gran parte de los roles que conceptualizamos en nuestro interior inconsciente a lo largo del desarrollo. Si los leemos hoy, la mayoría de los grandes cuentos clásicos desbordan mensajes sexistas y estereotipados que se han transmitido a lo largo de generaciones: mujeres enfrentadas entre sí, empleadas de hogar a tiempo completo en un mundo en el que la belleza es el mayor don envidiable y el amor de un caballero se convierte en el objetivo vital primordial. Hombres rudos y fuertes que nunca lloran, trabajando de sol a sol con sus manos o luchando contra cualquier ser para defender a sus débiles e inocentes compañeras en el reino del heteropatriarcado…¡Menudo cuento!
Cambiar el imaginario colectivo implica darle entre todos la vuelta al cuento y, por eso, me cuesta expresar en palabras el orgullo que he sentido esta semana en la presentación de la re-interpretación del clásico “La ratita presumida” en el que la marca de moda infantil coruñesa Nanos nos propone otra visión de la historia de la mano de las palabras e ilustraciones de Érica Esmorís, entre otros premio Anaya 2020 de literatura infantil, y con el acompañamiento de la Doctora María Mayán, directora del grupo CELLCOM, especializado en cáncer, enfermedades neurodegenerativas y comunicación celular y uno de los grandes talentos investigadores de nuestra comunidad.
Érica es la reencarnación de Pipi Calzaslargas, tan polifacética e imaginativa que sus palabras son un pasaporte directo en Business Class al reino de Nuncajamás. Su versatilidad nunca deja de sorprenderme y su creatividad sólo tiene un límite, el infinito. María, es un hada encantadora con el súperpoder del conocimiento. Con su sonrisa perenne trabaja día a día junto a su grupo de investigación en hacer de nuestro mundo un lugar más saludable en el que el Cáncer sea tan sólo un signo del zodíaco.
De sus manos, Nanos nos presenta a una ratita empoderada, que descubre un nuevo y revolucionario tejido y lidera la creación de una gran empresa acompañada de un equipo diverso y complementario en el que todos aportan virtudes y valores en igualdad y con respeto. No hay miedos, no hay sumisión, no hay envidias. Ciertamente, la ratita es presumida pero no (o no solo) por ser bella sino por el gran poder que tiene de mejorar su alrededor y el de los suyos.
Las tiendas Nanos de toda España tendrán el cuento a disposición de sus clientes, grandes y pequeños, al igual que podrán encontrar una versión descargable en su web (www.nanos.es). Cada noche, podrán escuchar su historia y así soñar con que ellos son los emprendedores protagonistas de esta nueva versión del cuento, luchando junto a sus amigos para llegar a ser todo aquello que se propongan.
Pero el cuento no acaba aquí, sino que Nanos donará durante el mes de octubre 1€ de cada una de las prendas ilustradas en el relato a una ONG vinculada al fomento de las vocaciones científico-tecnológicas y a la visibilización del papel de la mujer en la ciencia, ellas, que cambian con su esfuerzo incansable nuestro mundo creando un mañana mejor para todos.
No puedo estar más agradecido a Nanos por haberme dejado participar en esta iniciativa y permitirme la locura de mezclar moda, letras y ciencia en un pequeño cuento que esconde grandes mensajes entre sus líneas. Gracias a todo el equipo de dirección y marketing de la compañía y especialmente a Susana, Aida, Patri y Miguel por haber aportado ilusión infinita a este proyecto, con la misma pasión por el detalle con el que diseñan y confeccionan sus prendas desde hace más de 60 años y para que las niñas y niños que las visten vivan un nuevo cuento y escriban la verdadera historia de su propio futuro. Ese es, sin duda, el verdadero final feliz.