La competición por la victoria nacional en el concurso musical de referencia en el continente europeo y en el escenario económico guardan más similitudes de lo que el ojo humano es capaz de percibir. He aquí las 5 principales:
1. Spanglish
La vocación de internacionalización es hoy por hoy una obligación. Tanto en el terreno musical como en el económico, no hay opciones de mercado si el alcance no es global y por ello es necesario un enfoque y un lenguaje que cruce fronteras.
SloMo está compuesta por 424 palabras, de las cuales 187 (el 44%) son en inglés (o algo parecido). En comparación, el porcentaje de empresas españolas que exportan bienes internacionalmente es de tan sólo el 5% con un 67% del total a cargo de tan solo 1.000 empresas, según diversos estudios. Con este precedente, es evidente que nuestra economía se enfrenta al gran reto de competir con países de todo el mundo (Chanel, afortunadamente sólo con Europa y Australia) y, para ello es necesario comunicarse sin perder la esencia de nuestro valor competitivo.
El problema (y esto también se nos da especialmente bien en España) es que cuando mezclas el idioma local con el lenguaje internacional pueden aparecer frases que no entienda absolutamente nadie: “Take a sip of my cola-la, Ponte salvaje, na-na-na, Make it go like pa-pa-pa-pa, Like pa-pa-pa-pa-pa”
2. A tope de Brilli-Brilli
El traje diseñado por Palomo España para la actuación eurovisiva de ídem tendrá 50.000 cristales de Swarovski pero poca “piedra preciosa”. La economía española brilla también por la ausencia de grandes diamantes empresariales (exceptuando a Inditex, Telefónica y pocas más) y se caracteriza principalmente por una atomización del tejido industrial en sectores fuertemente ligados a la producción primaria y al turismo.
Aun así, si has escuchado en el último año cualquier discurso del gobierno alrededor de los fondos europeos o alguno de los “shows” de presentación de los PERTE (aún pendientes de asignación) comprobarás el uso, en el escenario político (al igual que en el eurovisivo) de toda clase de efectos lumínicos y fuegos artificiales para crear un reflejo deslumbrante. Bienvenidos al mundo del espectáculo.
3. “Si tengo un problema, es monetary”
Pese a que nos encanta ocultar nuestra desafinación o la descoordinación del baile económico nacional bajo el paraguas de un estribillo alegre y pegadizo, la realidad es que nuestros indicadores tienen una melodía más parecida a un bolero que a un reggaetón.
El ritmo de nuestra sintonía económica, que ciertamente tiene algunos momentos brillantes, no es suficiente para ocultar que la tasa de variación anual del IPC en España en Abril ha sido del 8,3% y nuestra inflación acumulada continúa alejando a una clase pobre cada vez más pobre de unos ricos cada vez más ricos. Esto lo saben aquí y en China, que por cierto, ya es nuestro segundo inversor tras el Banco Central Europeo y sigue comprando deuda pública española en su camino de comprar “países” a precio de saldo.
4. Favoritos (otro año más)
Parece que en esta edición, la canción española tiene serias posibilidades de alzarse con la victoria del festival. Lo mismo pasa con el plan “España Puede”, la hoja de ruta estratégica planteada a Europa para la reconstrucción y fomento de la competitividad económica.
No es la primera vez que lo escuchamos (ambas afirmaciones) ni la primera que termina en fracaso pero, el efecto “esta vez sí” es algo que se contagia fácilmente a través de los medios de comunicación en un ecosistema retroalimentado que nos mantiene autoconvencidos de nuestra posición competitiva.
Si miramos un poco más allá de nuestras fronteras podemos observar que Chanel será 5ª según las apuestas internacionales (consultado a tiempo real); y es que entre el resto de países participantes también hay buenas canciones e incluso algunas objetivamente mejores a nuestra melodía, al igual que en la economía europea también existe un plan “UK Can” (Reino Unido Puede) o “l’Italia può" (Italia puede) que puede ser más competitivo que el nuestro. De momento, las casas de apuestas de la economía mundial sitúan a Alemania y Francia, de nuevo, en el pódium.
5. “Yo soy español, español, español”
Desde la Armada Invencible (también denominada “Grande y Felicísima”) nos ha encantado magnificar el sentimiento “español” como garante de algo que todavía no logro concretar. Esta noche encontrarás claras referencias al concepto nacional como toreras (esas chaquetas que no llegan al ombligo) o abanicos como si toda España girase alrededor de una plaza de toros sureña sin darse cuenta que precisamente lo grande de nuestro país reside en la complementariedad de sus regiones y en la riqueza de su multiculturalidad.
Este equivocado patriotismo exacerbado es la fuente de la que beben los insanos extremismos y abre una brecha de descoordinación política, administrativa y social por la que nuestros grandes competidores se cuelan sin problema, además de crear una imagen totalmente irreal en el posicionamiento colectivo sobre qué significa ser español (que se lo pregunten a Tanxugueiras, eliminadas de la competición por un jurado “profesional” de dudosa representatividad global).
El éxito no dependerá de un artista solista, sino de la capacidad de integrar a nuestros bailarines (de nuestras empresas), de la escenografía, (del aprovechamiento de la oportunidad financiera) y también, de nuestra voz principal (nuestros líderes).
No tengo dudas de que Chanel hará una gran actuación en Eurovisión, espero que nuestra economía también. Afortunadamente, en ambos casos, ganar no se restringe a quedar el primero.