Politongos y Empresaurios (tragicomedia en dos actos y epílogo)

Politongos y Empresaurios (tragicomedia en dos actos y epílogo)

Opinión

Politongos y Empresaurios (tragicomedia en dos actos y epílogo)

Cuando la realidad parece superar a la ficción, quizás la única manera de entenderlo sea escribiendo un guion adaptado

11 marzo, 2023 10:36

1er acto. La basura de la basura

(en la consulta médica)

Doctor: Buenos días, ¿Qué le trae por aquí?

Paciente: Buenos días. Verá doctor, no me encuentro muy bien desde el 24 de febrero. 

Recuerdo perfectamente el día porque me levanté con la noticia de la detención de los 4 empleados de STL (aka el Sindicato de Trabajadores de la Limpieza y asociación mayoritaria de las concesionarias del servicio de recogidas de basura de A Coruña). Según las investigaciones, el sindicato era el epicentro de una red empresarial de sociedades controladas por su secretario general y a través de la cual, se cobraba  una “mordida” de 73€ al mes a todos los trabajadores a los que conseguían un empleo. Si no se accedía a dichos pagos, nunca se podía entrar a trabajar en la plantilla y, del mismo modo, si se dejaba de pagar, los trabajadores eran despedidos. 

Doctor: ¿Cuáles son sus síntomas?

Paciente: Inmediatamente tuve náuseas, mareos y acabé vomitando justo cuando me enteré de que, además, a los cabecillas de la trama les había tocado el gordo de la lotería de navidad, hecho que ahora la investigación policial supone utilizaron para blanquear el dinero obtenido en los delitos de estafa y corrupción entre particulares que le he descrito anteriormente.

Doctor: No me diga más, justamente esta misma mañana he tenido 15 casos exactamente iguales, todos con vómitos y mareos desde ese mismo día. Sospecho que se trata de un nuevo caso de sobredosis por ultraexposición corruptiva, una enfermedad tristemente cada vez más habitual para la que sólo existe un tratamiento paliativo. Deje de ver los informativos y de leer el periódico.

2º acto. Politongos y Empresaurios 

(Conversación entre hija de 7 años [a la que llamaremos “número 2” para mantener su anonimato] y padre de edad indeterminada)

Número 2: ¡Esta semana los padres pueden venir a clase a explicarnos en qué trabajan! Papá, ¿tú puedes venir?

Padre: ¡Claro! Me encantaría porque seguro que a muchos de tus amigos les gustará saber a qué se dedica un funcionario público.

Número 2: Espera…¿Quieres decir “político”? ¿Cómo esos del “Caso Mediador” que han salido en la tele porque se reunían a cenar en restaurantes de lujo mientras el resto del país estaba confinado? No, déjalo, mejor le digo a mamá.

Padre: Pero hija, yo no he hecho nunca eso. Yo precisamente trabajo para la ciudadanía intentando que el mundo sea más justo e igualitario para todos. De todos modos, si prefieres, mamá, que es empresaria, también les puede explicar a qué se dedica.

Número 2:¿Cómo? ¿Empresaria? ¿Cómo esos otros del mismo caso que participaban en fiestas haciendo cosas ilegales con los políticos para conseguir más subvenciones o que sus empresas no fueran inspeccionadas? ¿Esos que aparecían en unas fotos en calzoncillos? ¡Ay, Dios mío! 

Padre: Hija mía, esos son sólo unos pocos. Mamá se esfuerza cada día en generar soluciones, progreso y empleo en su empresa y lo hace sólo con sus ideas, su esfuerzo y el de su equipo.

Número 2: Déjalo, voy a decir mejor que soy huérfana.

Epílogo. Todos perdemos

En los actos anteriores hay una parte real y otra dramatizada. Para desgracia de todos, la parte cierta es la cruel y triste realidad. 

Con la proximidad de las elecciones municipales, nos quedan por delante unos meses intensos (un clásico) de políticos acusándose unos a otros y tertulias cada vez más parecidas a “Sálvame” que a un informativo (yo ya he dejado de ver la televisión por prescripción médica). 

¿Se puede ser más rastrero que desde un sindicato cuya misión es defender los derechos de los trabajadores, coaccionar a la gente a cambio de la obtención de un empleo? ¿Existe algo intolerable que aprovecharse del dinero público (que depositamos entre todos con nuestros impuestos) para drogarse, contratar prostitutas y, de paso, malversar la asignación de ayudas y la realización de auditorías de control? 

Con este panorama ¿Quién va a querer ser sindicalista, político o empresario en el futuro? 

¿Una manzana podrida puede oler lo suficientemente mal como para contagiar al resto? ¿Quién no siente naúseas?

Políticos, empresarios, ciudadanos… todos perdemos ante la corrupción. Cada caso destapado es un puñetazo en el estómago para el autónomo que tiene que sudar todo el mes para pagar su cuota o la seguridad social de sus empleados, para el funcionario que se levanta cada mañana para asegurar los servicios públicos esenciales, para el emprendedor que deposita todo su esfuerzo e ilusión en construir una nueva empresa alrededor de sus ideas, para el ciudadano (que por cierto, votará en unos meses) que tendrá que presentar en junio su declaración de la renta, para el médico, para el jubilado, para la niña… Todos perdemos.