Vista aérea de A Coruña

Vista aérea de A Coruña Shutterstock

La tribuna

Desde la Oscuridad: A Coruña en el Siglo XXII

Un viaje a la A Coruña del 2150, en la que la ciudadanía ha perdido el sentido de la vista intensificándose los otros y la urbe se ha adaptado completamente a esta nueva realidad, para invitar a una reflexión sobre la importancia de tener en cuenta las necesidades de las minorías

20 julio, 2024 11:58

En el año 2150, A Coruña, una ciudad costera en el noroeste de España, se ha transformado profundamente. La humanidad ha perdido el sentido de la vista, una consecuencia de haber dejado de valorar la esencia de las personas y haberse dejado llevar por las apariencias. Esta ceguera colectiva ha surgido como un recordatorio contundente: la vida no es un simple trampantojo, sino una experiencia que debe ser sentida plenamente. En este nuevo mundo, la ciudad ha sido rediseñada para descubrir y amplificar los sentidos restantes, creando un entorno donde la vida se siente en cada rincón.

Las calles de A Coruña están cubiertas con diferentes texturas, facilitando la orientación de los coruñeses. Las avenidas principales tienen un pavimento de adoquines rugosos, mientras que los caminos secundarios están revestidos de asfalto suave. Los pasos de cebra emiten una vibración particular cuando es seguro cruzar, y los semáforos han sido reemplazados por señales sonoras y táctiles.

Los edificios, lejos de ser estructuras monótonas, presentan fachadas llenas de relieves y patrones que cuentan historias a través del tacto. Los nombres de las calles y los números de las casas están inscritos en braille a la altura de las manos, permitiendo a los habitantes moverse con facilidad y confianza. Los parques, ahora sin necesidad de ser visualmente atractivos, se han convertido en oasis de fragancias y sonidos, con plantas aromáticas y fuentes cuyas melodías varían según la hora del día.

El transporte público en la ciudad ha sido reinventado para esta nueva realidad. Los autobuses están equipados con sistemas de audio que anuncian cada parada y describen la ruta. Cada línea de transporte tiene una melodía característica que suena al aproximarse, facilitando su identificación. En las estaciones, el suelo está cubierto de líneas y patrones en relieve que guían a los usuarios hacia los andenes correctos. Las puertas de los vehículos emiten vibraciones al abrirse y cerrarse, y en su interior, los asientos tienen indicadores táctiles para encontrar el lugar asignado.

Las tiendas y supermercados están diseñados como espacios sensoriales. Los pasillos tienen texturas distintivas y los productos están organizados por sus aromas y texturas. Las etiquetas en braille describen cada artículo, y los empleados están capacitados para ofrecer asistencia detallada. En las panaderías, el olor a pan recién horneado guía a los clientes hacia los productos deseados, mientras que en las fruterías, los aromas cítricos indican la sección de frutas frescas.

Los servicios públicos también se han adaptado. Los hospitales tienen corredores con barandillas texturizadas y señales sonoras que guían a los pacientes. Los médicos y enfermeras están entrenados para describir procedimientos y diagnósticos de manera clara y comprensible. Las oficinas publicas cuentan con asistentes que ayudan a los ciudadanos a realizar los trámites y formularios mediante descripciones detalladas y asistencia táctil.

La educación en A Coruña de 2150 se basa en el aprendizaje sensorial. Las escuelas están equipadas con materiales adaptados, como libros en braille y modelos tridimensionales que permiten a los estudiantes explorar conceptos de manera tangible. Los profesores utilizan descripciones ricas y detalladas, y las lecciones se imparten de manera interactiva, fomentando la participación activa de los estudiantes.

Las bibliotecas y centros culturales ofrecen una amplia gama de recursos accesibles, desde audiolibros hasta exposiciones táctiles. Los teatros tienen narradores en vivo que describen las escenas y las acciones en el escenario, permitiendo a los espectadores disfrutar plenamente de las representaciones.

En esta nueva era, la vida social y el entretenimiento se centran en la experiencia sensorial. Los restaurantes ofrecen menús con descripciones en braille y platos diseñados para deleitar el paladar y el olfato. Las bebidas se sirven en vasos con texturas distintivas que permiten identificar su contenido sin necesidad de ver.

En los bares y discotecas, la música juega un papel central. Las pistas de baile tienen suelos vibratorios que laten al ritmo de la música, creando una experiencia inmersiva para los asistentes. Las conversaciones son valoradas por su profundidad y significado, ya que la comunicación verbal y táctil es la base de las relaciones interpersonales.

En este mundo sin visión, las personas se conocen y se enamoran de maneras profundamente íntimas y emocionales. La conexión entre individuos se basa en la voz, el tacto y la empatía. Los encuentros se desarrollan en espacios donde la comunicación verbal es clave. Las conversaciones se llenan de matices y tonos que descubren la personalidad y las emociones de cada uno.

El olor también juega un papel crucial en el enamoramiento. Las fragancias personales, únicas y naturales, se perciben en la cercanía, y las personas desarrollan una afinidad basada en la química olfativa. El tacto, a través de caricias suaves y gestos afectuosos, profundiza el vínculo entre las personas, creando una comprensión mutua más allá de las palabras.

En lugar de dejarse llevar por la apariencia física, los individuos se enamoran de la esencia del otro: la calidez de su voz, la sinceridad de sus palabras, la ternura de su toque y la conexión emocional que se establece a través de la comunicación profunda y honesta. La confianza y el respeto se construyen a través de la reciprocidad y la empatía, valorando las cualidades internas por encima de todo.

Me queda una pregunta crucial: ¿Realmente creemos necesario llegar a que la sociedad pierda la visión para entender la importancia de todos los sentidos y adaptarnos a las necesidades de las minorías, o ya hemos sido lo suficientemente ciegos al no empatizar con aquellos que tienen una discapacidad?

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