La gran mayoría de nosotros pasaremos más de 40 años trabajando antes de llegar (si sigue existiendo para ese entonces) a la llamada “edad de jubilación”. A mayores, muchos, nos hemos formado (o lo harán) a lo largo de varios años, rellenando nuestro cerebro de conocimientos, no siempre o no todos útiles, con la promesa de lograr un desarrollo profesional alrededor de 2 grandes mentiras entrecomilladas: un empleo “para toda la vida” y “de lo tuyo”. 

Alrededor de estos 2 conceptos totalmente irreales en la actualidad, hemos conformado el escenario de una película en la que actuaremos con papeles protagonistas o secundarios, cuanto menos, 1/3 de nuestro día a día durante 253 jornadas de cada vuelta alrededor del sol. 1.533 horas al año dando vueltas sobre nosotros mismos.

Todo ello, a cambio de unas postalillas coleccionables con puentes europeos o unos brillantes metales con caras monárquicas al que llamamos salario y que nos permitirá sobrevivir en un sistema capitalista en el que, desgraciadamente, el “tener” está en muchas ocasiones por encima del “sentir”.

Piénsalo, ¿Aguantarás?

Si dudas, te recomiendo que no busques trabajo:

Fuente y más información: “Ikigai: Los secretos de Japón para una vida larga y feliz” (Francesc Miralles. Editorial: Urano, 2016)

No busques trabajo, busca tu ikigai. La clave de la felicidad laboral se encuentra en transformar tu pasión en profesión, aunque encontrar esta confluencia no siempre es sencillo ni inmediato. Reflexiona de manera profunda sobre qué cosas te apasionan realmente y evalúa con sinceridad cuáles de ellas se te dan realmente bien. Analiza si alguien necesita y está dispuesto a pagar por esa capacidad o capacidades y ese será, como dicen los japoneses, tu ikigai. Con ello clara y honestamente identificado, será relativamente sencillo tirar del hilo para encontrar a la empresa ideal que pueda proporcionártelo… y si no la encuentras (o no la tienes), tal vez deberías plantearte crearla tú.

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No busques trabajo, busca un buen líder. Según diversos estudios, sólo el 15% de los empleados está satisfecho con su responsable inmediato y más del 70% de los cambios de trabajo son debidos a un mal jefe. Un mal jefe no solo pondrá en peligro el crecimiento de tu carrera, sino que también tendrá un impacto negativo en tu vida personal. Por el contrario, un buen líder será fundamental para tu desarrollo profesional. Según una reciente encuesta realizada por “Future for Work Institute”, el jefe influye más que el sueldo para considerar un cambio de trabajo. Por tanto, plantéate las entrevistas de trabajo como un análisis recíproco en la que tú no eres el único que está siendo evaluado. Analiza no sólo las competencias sino también las actitudes de los que podrán ser tus futuros responsables. Busca un líder que asuma la responsabilidad de los errores (propios o ajenos) y difunda con generosidad entre su equipo la alegría y recompensa de los éxitos. La empatía y la sintonía serán claves en una relación profesionalmente jerárquica… y si no lo encuentras (o no lo tienes), tal vez deberías de plantearte ser tú el jefe (o tu propio ídem).

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No busques trabajo, busca un equipo. Es más que probable que llegues a pasar más tiempo viendo las caras de tus compañeros de trabajo que las de tu propia familia por lo que es extremadamente importante que se conforme un equipo cohesionado y sinérgico. Tus compañeros de trabajo pueden ser tu mejor apoyo o tu mayor enemigo en el día a día. Los entornos laborales contaminados o los compañeros tóxicos son la autopista directa al stress, la frustración y un sinfín de enfermedades laborales (mentales y no solo) mientras que un ecosistema cohesionado puede no solo potenciar el rendimiento sino llevarte a alcanzar un objetivo que suena utópico pero que yo te prometo que existe, divertirse trabajando. Averigua quien te rodeará y contribuye activamente a generar un ambiente equilibrado basado en el respeto, el apoyo y el compañerismo… y si no lo encuentras (o no lo tienes), tal vez deberías de plantearte conformar tu propio equipo.

Deja de buscar trabajo. Deja de fijarte únicamente en el sueldo, he visto demasiados frustrados que tienen como única motivación laboral la cuenta atrás para la llegada de la nómina. Evalúa si lo que haces realmente te ayuda a sentirte realizado como persona y como profesional. Abre los ojos y deja de creer en los empleos “de lo tuyo” o “para toda la vida”, la vida no es inmóvil y tu profesión tampoco tiene porqué serlo.

Busca (o crea) tu pasión, un líder y un equipo. 61.320 horas de tu vida son demasiadas si lo que haces con ellas no te apasiona lo suficiente o no las disfrutas con buena compañía.