Mientras lees estas líneas, gracias al impulso personal de Marta Ortega, en el Muelle de Bateria del Puerto A Coruña se estará ultimando la inauguración de “Untold Stories”. La exposición, que estará abierta al público hasta el 28 de febrero de 2022, es el recorrido retrospectivo a través de la obra del fotógrafo Peter Lindbergh, que junto a Helmut Newton, Cartier-Bresson o Richard Avedon, es uno de los fotógrafos de moda más importantes de los últimos 50 años.
La selección de más de 150 imágenes realizada por el propio Lindbergh antes de su fallecimiento en 2019 es una de las exposiciones fotográficas más importantes del circuito cultural internacional y sitúa a nuestra ciudad como única parada española de un viaje a través de la moda, la sociedad y la cultura de nuestra generación.
Peter y el beso
Pocos humanos han acariciado tanta belleza como Peter Lindbergh. Él mismo retrató el nacimiento del término “Top Model” al fotografiar en 1990 a Linda Evangelista, Christy Turlington, Naomi Campbell, Cindy Crawford y Tatjana Patitz para la portada de edición británica de Vogue y durante más de una década, un guiño de su cámara se convirtió en el pasaporte directo al Olimpo de los iconos sociales y culturales del mundo.
La estética cinematográfica y el uso del claroscuro de Lindbergh, prestado del fotoperiodismo, ofrecía una forma inédita hasta aquel entonces de interpretar la moda y la belleza, abandonando el concepto de la mujer como un accesorio al servicio de la marca y convirtiéndola en protagonista total y absoluta de un relato en el que la ropa era solo una parte difuminada de su escenario.
Lindbergh besó a través de su objetivo a todas y todos los supermodelos que puedas imaginar, incluyendo a Stephanie Seymour, Kate Moss o Claudia Schiffer, pero también a artistas como Uma Thurman, Nicole Kidman o Penélope Cruz y a personalidades relevantes de la sociedad, la economía o la cultura como Meghan Markle o la propia Marta Ortega.
Peter y la verdad
No hay nada más atractivo que la autenticidad. Lindbergh huía del exceso de la industria de la moda precedente para centrarse en la belleza sin artificios. Mujeres con actitud, empoderadas, con poco o nulo maquillaje. Retratos sinceros y, por supuesto, sin retoques. Como el mismo diría: “Nos bombardean con imágenes idiotas de mujeres idénticas que hacen a la gente infeliz. La belleza reside en la valentía para ser quien eres”.
La sinceridad estética de Peter Lindbergh ya había quedado manifiesta en una serie de icónicas fotografías de 1988 en las que Estelle Lefébure, Karen Alexander, Rachel Williams, Linda Evangelista, Tatjana Patitz y Christy Turlington jugaban en las playas de Santa Mónica ataviadas únicamente con una camisa blanca. Las instantáneas fueron rechazadas por Vogue hasta que cayeron en las manos de Anna Wintour quien, conquistada por el talento del fotógrafo, le encomendó la portada su primer número de Vogue USA como editora.
Tan defensor fue Lindbergh de la naturalidad como base de la belleza que incluso consiguió, en uno de sus últimos trabajos, que Rosalía posase sin su extravagante y a la par identificativa manicura para una portada de Vogue España en 2019.
Peter y el atrevimiento
Lindbergh lo cambió todo en el mundo de la belleza y lo hizo empleando la naturalidad como su mejor arma. Retrató el paso del tiempo (un tabú hasta entonces en el mundo del modelaje) cuando 25 años después del famoso shooting que da comienzo a este artículo, reunió a las grandes supermodelos de la década de los 90 en un fashion film denominado “The Reunion”.
Innovador constante, fue Peter el que cambió muchos de los cánones de la feminidad cuando convenció a Linda Evangelista para que se cortara la melena y convirtiéndola desde entonces en la leyenda que sentenció: “no me levanto de la cama por menos de 10.000 dólares diarios”. Fue él el que hizo jurar a la modelo Rosemary McGrotha como Presidenta de los Estados Unidos en la mítica campaña de Donna Karan de 1992.
Lindbergh lo cambió todo en el mundo del lujo, hasta entonces anclado en el clasicismo social, y se atrevió, por ejemplo, a celebrar la alegría del amor y la diversidad inmortalizando en 2015 a una pareja homosexual en su petición de mano para una revolucionaria campaña de una firma tan anquilosada hasta entonces como Tiffany&Co.
Lindbergh lo cambió todo en el mundo del marketing. De sus ojos han salido campañas que forman parte de la historia de la publicidad y del imaginario colectivo, como la protagonizada por Christy Turlington y Mark Vanderloo para la fragancia Eternity de Calvin Klein en 1995, la de Carlota de Mónaco para Gucci en 2012 o la de Charlize Theron para el perfume J’Adore de Dior en 2015.
Lindbergh es, en esencia, belleza y moda en estado puro pero también cultura e historia contemporánea. Es beso, es verdad y es atrevimiento.
P.D. Gracias Marta.